Mientras la mayoría de la población cumple la cuarentena para frenar contagios y evitar que los sistemas de salud colapsen, científicos, médicos e infectólogos avanzan con distintos antivirales contra la Covid-19 en pacientes infectados e internados en grave estado. La vacuna, según estimaciones de entidades sanitarias, no estará lista hasta mediados de 2021, por lo que las alternativas son tratamientos que recién están en etapa de ensayo, aunque con férreo optimismo.
La mayor esperanza: remdesivir
El que más impulso y esperanza despierta por estos días es el desarrollado por Gilead Sciences, que ha demostrado ser prometedor contra otros coronavirus en el pasado y en pruebas de laboratorio contra el causante de la pandemia actual (SARS-CoV-2).
Se trata del remdesivir, que podría curar a las personas en menos de una semana, según se desprende de las pruebas llevadas a cabo en un hospital de Chicago, Estados Unidos.
La Universidad de Medicina de Chicago involucró a 125 personas afectadas por Covid-19 -113 de ellas en estado grave- en dos ensayos clínicos de fase tres de Gilead. Desde que empezó el tratamiento, los médicos observaron una disminución rápida de la fiebre y de los síntomas respiratorios en casi todos los pacientes tratados con remdesivir.
Este fármaco fue defendido con firmeza por el mandatario estadounidense Donald Trump, quien aseguró que el remdesivir "parece tener muy buen resultado". Vale recordar que ya había sido creado para el ébola, pero no tuvo éxito.
El medicamento paraliza una enzima llamada ARN polimerasa que muchos virus usan para copiarse. Su aplicación resultó eficaz en el tratamiento de otros coronavirus humanos que también ocasionan problemas respiratorios severos. Si los científicos demuestran que es seguro, podría ser el primer tratamiento aprobado para curar el SARS-Cov-2.
El dilema de la cloroquina
Otro de los posibles que puede funcionar es la cloroquina, un antimalárico que también tiene una potente actividad antiviral y que consiste en bloquear la infección aumentando el pH del endosoma que se necesita para la fusión del virus con la célula, lo que inhibe su entrada.
Este tratamiento tomó fuerza a partir de las declaraciones del infectólogo francés Didier Raoult y el apoyo expreso que le ha dado el presidente Emmanuel Macron. El uso de la hidroxicloroquina, con efectos reforzados con la azitromicina, pudo comprobarse en marzo pasado con pacientes de diez hospital de Wuhan, Pekín y Shanghái (China).
Los pacientes que habían recibido hidroxicloroquina son portadores del virus a un 25% luego de seis días y los que no fueron tratados con este medicamento son portadores a un 90% en el mismo periodo de tiempo.
Si bien Raoult está convencido de los efectos positivos, muchos de sus colegas lo cuestionan. Incluso, algunas farmacias de EE.UU. experimentaron faltantes una vez que comenzaron a salir estos resultados.
El problema radica en los efectos colaterales: afección al sistema inmunitario, gastrointestinal, náuseas, vómitos, insuficiencia hepática, hematológica, neuropsíquica y reacción cutánea. En sobredosis puede llegar a ser mortal.
En Brasil, por ejemplo, 11 pacientes fallecieron esta semana por un ensayo médico que involucró a 88 personas en Manaos. Cursado el tercer día del tratamiento con cloroquina, los científicos notaron arritmias cardíacas en los pacientes que tomaban la dosis más alta (600 miligramos).
El que desarrollan en Japón: favipiravir
Tampoco pinta mal el favipiravir, un análogo de guanina que inhibe la polimerasa de diversos virus ARN. Conocido por su nombre comercial Avigan, fue desarrollado en Japón y está aprobado para tratar la gripe. En el laboratorio tiene actividad antiviral frente al SARS-CoV-2.
En dos estudios realizados en China que han incluido un total de 340 pacientes con COVID-19, el favipiravir ha acelerado la curación, con remisión virológica y mejoría radiológica más rápida.
La empresa nipona Fujifilm Toyama Chemical tiene previsto realizar pruebas con el fármaco en unos 100 pacientes infectados hasta fines de junio. Si bien el Avigan había sido aprobado para producirse en 2014 contra la influenza, nunca se distribuyó en el mercado y no está disponible en los hospitales. Tiene algunos efectos secundarios: abortos o malformaciones fetales, por lo que no es apto para mujeres embarazadas.
En Argentina
Daniel Katzman, bioquímico graduado en la Universidad Nacional de La Plata, que cuenta con más de 20 años de experiencia en biotecnología y desarrollo de fármacos, es fundador y CEO de la empresa Unleash Immuno Oncolytics (Saint Louis, Missouri, EE.UU.) que desarrolla productos oncolíticos para inmunoterapia. Se trata de uno de los científicos que está trabajando hoy desde la Argentina en la investigación de otro tratamiento eficaz contra el SARS-CoV-2.
Se trata de un ensayo clínico de tratamiento por superinfección que se basa en dar virus atenuados que no se replican ni provocan la enfermedad en el organismo. Son muy inmunogénicos y generan una gran respuesta antiviral en pacientes con sintomatología leve. El sistema inmune los reconoce y genera una respuesta antiviral fuerte que puede servir para atacar otras infecciones.
En diálogo con Infobae, Karzman explicó que este tratamiento ha sido probado en seres humanos para hepatitis B y C, con resultados positivos y en test de laboratorio se ha demostrado su actividad contra el SARS-CoV-2. "Estamos ante la posibilidad de que la Argentina le ponga un freno a la pandemia", aseguró, y destacó que es el que tiene la mejor relación riesgo-beneficio.
El caso del antiparasitario animal
La ivermectina, antiparasitario animal, es otro fármaco que está bajo análisis, según científicos australianos. Una sola dosis "podría detener el crecimiento del SARS-CoV-2 en un cultivo celular, erradicando de manera efectiva todo el material genético del virus en un plazo de 48 horas, según destacó la agencia EFE.
También aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), la ivermectina ha demostrado ser eficaz "in vitro" contra una amplia gama de virus, incluidos el VIH, el dengue, la gripe y el virus Zika.
En Argentina, hay expectativas positivas. Carlos Lanusse, director del Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Civetan), dijo a Clarín que ya se comenzó a "analizar la la posibilidad de trabajar en el diseño y aprobación de ensayos que permitan evaluar el efecto de este fármaco en pacientes infectados con coronavirus".
“Tenemos que conseguir las autorizaciones en centros hospitalarios, contactar a los enfermos que acepten someterse a estas pruebas y esperar la aprobación de un comité de bioética. De allí surgiría un protocolo de atención”, afirmó el profesor de Farmacología Veterinaria e investigador Superior del Conicet, quien destacó que en nuestro país la droga ya está aprobada para el uso en humanos.