Cosme Saavedra en la comunidad de los anillos

A los 23 años, el muchacho nacido en Godoy Cruz se convirtió en nuestro primer representante olímpico. “El padre del ciclismo argentino” disputó los juegos de París 1924 y Amsterdam 1928.

Cosme Saavedra en la comunidad de los anillos

Su pasión por la velocidad lo había llevado hasta la “Ciudad Luz”, una larga travesía en barco junto al equipo olímpico para refrendar un palmares que comenzaba a sorprender a todos los aficionados por el ciclismo en nuestro país. Dos años antes, el dueño de un voluntad inquebrantable y también espíritu batallador, se había proclamado en forma indiscutida como “campeón argentino” de resistencia.

Aquel muchacho, que había nacido en Godoy Cruz, tiene ahora 188 kilómetros por delante. Cosme Damián Saavedra, de 23 años, es uno de los protagonistas de un suceso que marcaría el debut de la misión albiceleste en el historial Olímpico. En los Juegos de la “Celebración”, en París 1924, los primeros bajo la bandera blanca de los cinco anillos, ese mendocino -que aprendió a andar en bicicleta a los 18 años y se hizo corredor a los 21- se lanzó a una aventura desconocida.

Argentina en el margen
Nuestro país, uno de los doce fundadores del Comité Olímpico Internacional (COI) en 1894, no había sido representado hasta el momento por una delegación olímpica organizada. El esgrimista Francisco Camet (en París 1900); el patinador artístico sobre hielo Héctor Torromé (Londres 1908) y el boxeador Ángel Rodríguez (Amberes 1920) habían sido los adelantados albicelestes en esta justa.

Casi al borde de la marginación del COI, en 1923 el presidente Marcelo Torcuato de Alvear mandó un proyecto de ley al Congreso de la Nación para que se impulsara la participación olímpica. El 31 de diciembre se creó el Comité Olímpico Argentino (COA) y en París 77 deportistas se ecolumnaban detrás de la bandera celeste y blanca, que en la ceremonia de apertura sostenía el decatleta Enrique Thompson.

Una voluntad inclaudicable
En las tierras del Tour de Francia, la competencia creada por el periodista Géo Lefèvre (en 1903) y que luego se transformaría en la carrera por etapas más importante del mundo, el mayor de los hermanos Saavedra se debate en cada vuelta de su plato por llegar a la meta. Aquel mendocino fornido, de enorme tenacidad, se para sobre los pedales y sigue imprimiendo su ritmo.

Cosme Saavedra, quien luego sería reconocido como el “padre del ciclismo argentino”, viaja en un pequeño pelotón, ocupa el 30mo. puesto entre 59 participantes. Persiste, acorta distancias en su viaje hacía la meta, sufre, resopla, mientras el francés Armand Blanchonnet, con un tiempo de 6h20’48”, se alza con la medalla de oro.

Tanto esfuerzo no alcanza para tener un lugar en el podio, premiación que completan el belga Henri “Rik” Hoevenaers (a 10’21” del ganador) y el francés René Hamel ( a 11’03”). Saavedra queda atrás, amparado por una marca ya sin tiempo del cronómetro. En la competencia de ruta, Argentina finaliza 9º, en tanto Francia (con Blanchonnet, Hamel y Wambst), vuelven celebrar sus laureles, Bélgica es plata y Suecia bronce.

El resultado no desanima a Cosme por el contrario lo encienden; sabe que puede mejorar y esta experiencia en París le abre nuevas posibilidades de entrenamiento. Armand Blanchonnet, de 23 años, es medalla de bronce en campeonato mundial.

La carrera de la experiencia
Cosme, ya radicado en Buenos Aires, regresó a los entrenamientos y se clasificó campeón argentino de resistencia nuevamente en 1926. Como cuatro años antes, Saavedra volvió a cruzar el Atlántico con el equipo argentino para competir en los Juegos de Amsterdam, Holanda 1928.

El ciclista mendocino hizo valer su experiencia anterior en la competencia individual de ruta de 168 kilómetros. Saavedra terminó en la 15ma. posición (a 26’ 01” del ganador, el representante de Dinamarca Henry Peter Hansen). También intervino en una contra reloj por equipos, junto a  José López y  Francisco Bonhevi, finalizando octavos.

Cosme Saavedra, el primer mendocino en los Juegos Olímpicos, demostraba su madurez deportiva y en 1928 fue 6to. en el Mundial de aficionados de Budapest. Sobre su bicicleta “Cosme” fue escribiendo una leyenda.

Nuestro fútbol debutó con plata

Recién en los Juegos de Ámsterdam 1928, Argentina presentó un equipo en la competencia de fútbol masculino. El hecho es notable porque ya por entonces se trataba del deporte más practicado y popular del país. Uruguay, por su parte, se había presentado en 1924 y sorprendido a los europeos ganando la medalla de oro.

El equipo argentino jugó cinco partidos. La formación titular fue: Ángel Bossio; Fernando Paternoster, Juan Evaristo, Segundo Médici y Ludovico Bidoglio; Luis Monti;

Roberto Cherro, Manuel Ferreira, Raimundo Orsi, Domingo Tarascone y Alfredo Carricaberry. El DT fue José Lago Millán.

En su debut, el 30 de mayo, la Selección se impuso a Estados Unidos (11 a 2) y luego venció a Bélgica (6-3). En semifinales Argentina derrotó a Egipto (6-0) y la final se jugó con gusto a clásico rioplatense, el primer partido ante Uruguay finalizó (1 a 1) y se debió recurrir a un nuevo partido. El mismo se celebró el 13 de junio, en el Estadio Olímpico, y los Charrúas vencieron 2 a 1.  El argentino Tarascone fue el goleador de los Juegos con 11 goles, récord olímpico nunca superado,

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA