Cosechadoras a Angola, una tragicomedia

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, intentó minimizar el hecho, pero no quedan dudas de que lo sucedido con las máquinas cosechadoras que la Argentina ofreció a Angola y que no se concretaron porque la empresa que las fabrica entró en quiebra, afecta l

Cosechadoras a Angola, una tragicomedia

Si no fuera porque lo que ha quedado debilitado es la imagen de la Argentina en el mundo, lo sucedido con las cosechadoras que fueron ofrecidas a Angola podría formar parte de una comedia de enredos en la que quedaron inmersos la propia Presidenta, un gobernador de provincia potenciado por el oficialismo para las próximas elecciones y el ex funcionario que mantuvo mayor poder de decisión dentro de la década de gobierno kirchnerista.

Dentro de la serie de desaguisados que cometió el ex secretario de Comercio Interior a lo largo de esa gestión, entre los que se cuentan la modificación de las cifras del Indec, la supercard, el cepo al dólar o el blanqueo de capitales, entre otras tantas, Guillermo Moreno impulsó una misión comercial a Angola para tomar a ese país como cabeza de playa para el ingreso de la Argentina en el mercado africano.
 
Nadie sabe a ciencia cierta el motivo por el cual se eligió a ese país, considerado uno de los más pobres y con menor esperanza de vida a nivel mundial, pero lo cierto es que incluyó en la cruzada a la propia Presidenta de la Nación.

Bautizado irónicamente como "El arca de Moreno", el barco partió desde el puerto de Buenos Aires transportando papas, calabazas, peras, manzanas, galletitas, aceite de oliva, mayonesa, miel, tractores, autos, máquinas viales, cocinas, heladeras y animales en pie -como caballos, cerdos, ovejas, cabritos, un toro campeón y hasta una oveja clonada- además de remeras y pares de media con la inscripción contra un medio de comunicación.
 
Dentro del cargamento incorporó una máquina cosechadora, que se convertiría en la perla mayor del cargamento, a punto tal que la propia Presidenta la tomó para fotografiarse ante los medios de comunicación. Con un hecho no menos interesante: como Angola no tenía qué cosechar, los fabricantes de la máquina ofrecían, como parte del paquete, la implantación de determinadas especies agrícolas.

Lo que nadie tuvo en cuenta fue que el máximo ofrecimiento consistía en sólo una cosechadora, ya que no se había fabricado ninguna otra y que el proyecto formaba parte de un emprendimiento que nunca se concretó en los hechos, a pesar de contar con el apoyo de los gobiernos nacional y provincial (Entre Ríos) y que ahora entró en quiebra dejando una deuda superior a los 9 millones de pesos, entre ellos 5,5 millones recibidos a modo de subsidio.

También valdría señalar que no es la única piedra en el zapato que molesta al gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, el hombre "fuerte" que el kirchnerismo duro impulsa como potable sucesor de Cristina Fernández para la Presidencia de la Nación. Sucede que otros dos casos tocan directamente su gestión: un frigorífico y una fábrica de lácteos estatizados corren serio peligro de cerrar sus puertas luego de haber recibido decenas de millones de pesos para su funcionamiento.

En un nuevo afán por debilitar las críticas, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, volvió a cargar contra los medios de difusión, cuestionando la forma en que trataron la quiebra de la empresa e indicando que nada se dice del crecimiento del sector productor de maquinarias y herramientas. Lo que habría que explicar al señor Capitanich es que, con situaciones como las de las máquinas, en la que fueron involucrados un gobernador de provincia y la propia Presidenta de la Nación, ha quedado herida la credibilidad y la imagen argentina a nivel internacional.

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