Empezó antes por factores climáticos, pero comenzó a retrasarse por las dificultades que genera la cuarentena obligatoria. Así se desarrolla una cosecha vitivinícola atípica, que al término de la semana 17 alcanzaba un volumen de 9,28 millones de quintales en Mendoza, 3,7 millones de quintales en San Juan y 13,07 millones a nivel nacional.
En líneas generales, los representantes del sector vitivinícola hablan de una merma significativa, mayor a la que pronosticó el INV. Cabe recordar, que el organismo anticipó que esta temporada se obtendrían entre 21,3 y 23,6 millones de quintales (22,4 millones en promedio).
Esos valores significarían una caída del 10,5% respecto al 2019, cuando se obtuvieron 25,1 millones de quintales. No obstante, ya en la semanas fuertes de cosecha, la percepción de quienes están en la viña es muy diferente. De acuerdo a los referentes consultados por Los Andes, la caída en la producción podría ser mayor al 20%. Es que no solo se ha levantado menos uva de la esperada, sino que además, una parte de la producción podría perderse debido a la deshidratación de la fruta, generada por las altas temperaturas, e incluso por daños provocados por Lobesia botrana, pese a ser una plaga bien controlada.
Claro está, que habrá que esperar hasta el final de la cosecha para confirmar cuál es la merma real. Por el momento, las estadísticas muestran una situación complicada. Es que si se compara la semana 17 de cosecha del 2020 con su equivalente de 2019, se observa un repunte del 30% en volumen de uva en Mendoza, una mejora del 6% en San Juan y un crecimiento del 12% a nivel país. No obstante, los números no son comparables, porque el año pasado la recolección de uva comenzó después y fue mucho más lenta.
La realidad es que todo parece ir encaminado a una merma que a priori podría ser significativa. De acuerdo a números difundidos por el INV, los 9,2 millones de quintales cosechados hasta el momento en Mendoza, representan el 61,1% del total si se compara con la expectativa de llegar a los 15 millones de quintales en la provincia como rango inferior de la estimación. En San Juan ya se han cosechado 3,7 millones de quintales y esto corresponde al 75% sobre el estimado como rango inferior. Mientras que el total país hasta el momento se han levantado 13 millones de quintales.
Ritmo lento
Hace apenas 15 días los productores advertían que la cosecha se venía realizando a buen ritmo, pero la aparición del coronavirus en Argentina, su rápida propagación y la determinación de la cuarentena obligatoria por parte del Gobierno Nacional, cambió completamente el panorama.
Eduardo Córdoba, presidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza, indicó que desde la semana pasada se frenó considerablemente el ritmo de cosecha que se traía hasta el momento. "Se sigue cosechando, pero cuesta mucho", lamentó.
"Al no venir gente del norte (por la cuarentena obligatoria), se ha priorizado la búsqueda de cosechadores de Mendoza, pero hay faltante de gente. Es importante recordar que estamos en la etapa de mayor volumen de la cosecha y los cuadrilleros no dan abasto", comentó.
"Para los productores es una semana cúlmine. Una vez que la uva está en la bodega ya se puede manejar la situación de otra manera, pero no hay tranquilidad hasta que se levanta toda la uva en tiempo y forma. Este es el momento de mayor riesgo", continuó Córdoba.
"Camiones hay. Lo que faltan son cuadrillas y cosechadores en general. Se está pagando un poco más la ficha, pero aun así es complicado mantener un buen ritmo de trabajo. Por otro lado, el calor ha provocado algo de deshidratación y concentración de azúcar. Sin duda la merma va a ser mayor a la esperada", concluyó.
Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, coincidió en que sigue habiendo una percepción de merma en volumen. "La mayoría de los productores tiene mucha menos uva de la esperada. La caída podría confirmarse esta semana, dado que empezó el grueso de la cosecha, con las criollas", señaló.
"Es cierto además que se ha visto algo de deshidratación y hay daños por Lobesia botrana, lo que puede generar inconvenientes. No obstante, en líneas generales hay buena sanidad. Las variedades tempranas tienen una sanidad aceptable, que puede ser bien manejada por los enólogos", comentó.
Por su parte, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), afirmó que la merma es un hecho. "El pronóstico tenía un ancho de banda demasiado grande. La percepción es que la merma va a ser del 20% o mayor", opinó.
De acuerdo a Villanueva, entre las causas de la caída aparecen las heladas tempranas y el estrés hídrico, pero también hay otros factores de largo plazo que inciden en esta situación, como el presente del mercado y la realidad económica de los productores desde hace varias temporadas. "Al tener bajos ingresos, algunos productores han invertido poco en las viñas y ha bajado el rendimiento. Por eso hay quienes opinan que en 2021 habrá una merma aún mayor en la cosecha", explicó.
En vistas a futuro, el gerente de la UVA entiende que la situación crítica de los productores puede comenzar a corregirse, aunque el escenario del sector, en general, está lejos de llegar a un punto ideal. "Está demostrado que el consumidor está dispuesto a comprar vino, pero hasta cierto precio. La merma no es buena en este sentido -porque podría repercutir en un incremento de precios al consumidor- pero contribuye al equilibrio del mercado y a un repunte del precio de la uva", expresó.
El efecto coronavirus
De acuerdo a Villanueva, "la cosecha venía adelantada, pero se complicó con las restricciones a causa del coronavirus". El problema, explicó, es que se generaron varios conflictos a partir del decreto que determinó el asilamiento obligatorio. "Si bien se exceptuó a los trabajadores de cosecha y los de elaboración de vinos, hubo desentendimiento con el protocolo de sanidad", apuntó.
Lo que sucedió, fue que la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (Foeva) denunció que en las viñas "no se están cumpliendo con los protocolos de higiene", por lo que pidió a los trabajadores que no levanten la cosecha. Finalmente no hubo un "parate" por parte de los trabajadores, pero sí hubo trabajado "a media máquina" por la falta de reglas claras.
En consecuencia, se realizó una reunión en la Subsecretaría de Trabajo entre funcionarios del Gobierno Provincial, cámaras vitivinícolas y representantes de Foeva. "En la reunión se creó un comité de crisis. El sector empresario ofreció crear un protocolo más estricto y pidió que exista un control firme por parte del Estado". resumió Villenueva.
Eduardo Córdoba, también se refirió a los problemas surgidos a partir de la cuarentena obligatoria y el protocolo de sanidad. "Foeva inició el reclamo desde Buenos Aires, sin contemplar lo que realmente pasa en los viñedos de las provincias" protestó.
Mauro Sosa, se sumó al reclamo. "Tenemos más conflicto con el sindicato que con los cosechadores en sí. En la reunión que se realizo en la Subsecretaría de Trabajo acordamos el perfeccionamiento del protocolo. Hay que tener en cuenta que recién el jueves en la noche fue confirmada la cuarentena y ha sido poco el tiempo para trabajar sobre el cambio de reglas", observó.
"Lo positivo es que en la práctica la gente quiere trabajar, aunque por supuesto hacemos mucho hincapié en que se respete el protocolo sanitario", agregó.