Sin ser absolutamente repentina e inexplicable, la situación remite a fines de 2013 cuando las pérdidas por las heladas obligaron a muchos productores e industrias a pensar un escenario de ajuste, pero se agrava y patentiza ahora que terminó la cosecha.
Confirmada una recolección de sólo 20% de la producción habitual de aceitunas y la presión de los costos sobre el negocio, en el sector conservero se preparan para medidas drásticas que ya comenzaron y ponen en riesgo al menos 700 puestos de trabajo en la actividad olivícola, según datos del Sindicato de la Alimentación en Mendoza.
Como ocurre con el vino, la olivicultura aguarda señales oficiales a través de una extensión del Programa de Sostenimiento del Empleo, algo que anoche se debatía en una reunión entre productores, elaboradores y funcionarios de la Subsecretaría de Trabajo como una forma de atajar al temido flagelo del desempleo para muchas familias, algo que las circunstancias ya dispararon.
Un informe preliminar de la industria de aceituna en conserva lo sustenta con números: de una producción "normal" de hasta 25 millones de kilos, en el ciclo actual apenas se superaron los 5 millones, lo que impide abastecer adecuadamente a Brasil, el principal mercado.
El estudio señala que "créditos e insumos están por encima de la rentabilidad", con un margen del 20% pero sin producto: si bien el precio por kilo es más del doble que los $ 3 de 2013, la materia prima no alcanza para surtir a conserva y aceiteras.
Asimismo, según los productores, el problema del empleo tiene dos aristas: una previa, la indisponibilidad de recurso humano que se trasladó a las viñas por el atraso de la vendimia e impidió levantar la poca aceituna de calidad, y otra actual, la falta de rentabilidad mínima.
"Estamos desfinanciados, los créditos son carísimos, ni hablar de los márgenes. Para colmo, la falta de materia prima terminó de complicar todo el panorama", analiza en su pequeña oficina José Luis Simone, de Olivícola Simone, una empresa familiar de más de 25 años que mantiene un reducido grupo de empleados en su pequeña planta de Maipú y está integrado a 30 productores.
Como otros elaboradores de la zona, polo olivícola por excelencia, Simone asume que los clientes habitualmente abastecidos de Brasil este año buscan completar su demanda con producto de España, Perú o Grecia.
Jornadas reducidas y recortes
Como referente del sector, con la certeza de tener 70% menos aceituna, Nucete maneja dos alternativas para capear el temporal, que van desde la reducción de jornadas de trabajo hasta aplicar licencias forzosas a una parte de sus 105 trabajadores permanentes.
Como lo reconoce su gerente general, Fabio Atilio, "el desafío es mantener la mayor cantidad de fuentes de trabajo todo el año, y por eso hay que evaluar si nos vemos obligados a recortes de horario uno o dos días por semana o suspensiones para poder completar la temporada con la mercadería existente".
Tener que "recolectar" materia prima de San Juan, Catamarca y La Rioja para procesar en Mendoza obligó a la firma, en palabras de Atilio, a "un esfuerzo financiero extra" en un año que vislumbra "complicado".
En tanto, los productores más pequeños y con menos espalda se quedan sin opciones, como ya ocurre en otra firma maipucina, que de su plantel de 24 trabajadores encaró el ciclo 2014 sólo con 4.
Con una cosecha de 450 mil kilos, para Juan Galdeano, productor-elaborador de Rodeo del Medio, significó quedarse con 10 de los 17 puestos formales.
"No hubo producción suficiente ni mano de obra para levantarlo. Todo está difícil, pero desde que trabajo en esto es la primera vez que ocurre algo así, y tampoco se sabe qué deparará el destino", resume.
Previo a la reunión por la noche de ayer, sindicato y algunos empresarios ya habían reclamado informalmente a la directora de Empleo provincial, Dora Balada, subsidios del Programa de Sostenimiento del Empleo.
Ante el cuadro, y en plena pulseada por los salarios 2014, desde el sindicato de la Alimentación se apuraron a plantear una salida provisoria: generar condiciones para que más producto vaya al fraccionamiento.
"Sería cerrar las exportaciones a granel para permitir una mayor estabilidad laboral de la gente", explica el secretario gremial Oscar Aciar, sobre la iniciativa que, sin verlo del todo mal, para los conserveros es "otro tipo de negocio", que exige producto y ventas aseguradas, la gran incógnita.
Por si faltaran problemas, el sindicato movilizó a 4.500 delegados a nivel nacional para presionar por un acuerdo que eleve el salario básico inicial de $ 5.700 a $ 9.000.
Si no llega, promete iniciar, a partir del viernes 16, paros sorpresivos de 2 horas por turno en los distintos establecimientos olivícolas y aceiteras.