La merma en la cosecha vitivinícola es a esta altura innegable y todo indica que será cercana al 20%. La pregunta ahora es qué uvas son las que perdieron volumen en el último año.
Un informe elaborado por el Observatorio de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), permite ver con claridad cómo se ha comportado cara variedad en el último año. En las uvas tintas, por ejemplo, la merma más significativa la tuvo el cabernet sauvignon, que con 632.146 quintales cosechados, acumula un volumen 28% inferior al promedio registrado entre 2012 y 2019.
Es similar el resultado del tempranillo. Hasta el momento se han cosechado 509.569 quintales de esa variedad, 21% menos que la media de los últimos siete años. Apenas menor es la baja del merlot (17% por debajo del promedio.
En el otro extremo están el malbec y el aspiran bouschet, que superan por 5% y 17% respectivamente el volumen promedio cosechado entre 2012 y 2017.
En las uvas blancas, en cambio, no hay ninguna variedad que iguale siquiera el valor promedio registrado en las últimas temporadas. La merma más significativa se produjo en pedro giménez, que con 711.285 quintales, se encuentra 28% por abajo de la media.
En términos porcentuales es mayor la retracción de ugni blanc (31%), pero se trata de un volumen inferior a los 100 mil quintales.
Entre la uvas rosadas, se encuentra la merma más grande de toda la cosecha. Es la que se observa en moscatel rosado (-41%), variedad de la cual se han cosechado sólo 274.684 quintales, contra los 465 mil quintales que se obtuvieron anualmente entre 2012 y 2019. La cereza y la criolla grande, en tanto, registran caídas similares del 28%.
"A nivel nacional la cosecha de uvas 2020 está finalizando con una considerable merma en relación a 2019: por encima del 20%. Esto se traduce en 5.000.000 de quintales menos, un volumen igual a la producción de uvas que Mendoza y San Juan han destinado a la elaboración de mosto en la presente cosecha. De esto resulta que entre la merma y la diversificación, 10.000.000 de quintales no se han volcado a la elaboración de vinos", destacó Mauro Sosa, gerente de la Asociación de Viñateros del Este.
Crisis hídrica y precios
De acuerdo con los referentes consultados por Los Andes, la caída en la producción podría ser mayor al 20%. Es que no sólo se ha levantado menos uva de la esperada sino que, además, una parte de la producción se vio afectada por la crisis hídrica y también por la caída de los precios. "Las causas de la merma pueden explicarse por la crisis hídrica que estamos atravesando y por el abandono de fincas e inversiones que se redujeron a lo mínimo por ganancias que estaban por debajo de los costos. En contrapartida, la merma también ha ayudado al incremento de los precios de la uva", detalló Nicolás Vicchi, subgerente de Acovi.
"En Mendoza, la producción de variedades tintas y blancas preponderantes también han sido menores, siempre respecto de la cosecha de 2019. La calidad es muy buena y por las condiciones de maduración de azúcares se prevén vinos con una graduación alcohólica a favor de una potencial guarda de los mismos", explicó Mauro Sosa.
"La cosecha está prácticamente terminada. Es poco o casi nada lo que puede estar quedando para levantar. Este año se ha cosechado una cifra similar al volumen de 2017 (19.394.008 quintales). San Juan también ha tenido una merma muy importante. Es una cosecha un 20% menor a la que se logró el año pasado. Entre las causas de esta caída se destaca la baja de los precios, que en algunos casos provocaron la pérdida de áreas cultivadas. Si bien este año las uvas han tenido un pequeño aumento, no han acompañado el índice inflacionario", puntualizó Gabriela Lizana, presidente de la Asociación de Productores del Oasis Este.