La detención de un tercer policía como sospechoso de cometer un secuestro extorsivo, no fue una novedad para la cúpula ministerial ni tampoco para los pares del involucrado. De hecho, hace dos semanas, cuando se produjo el hecho detonante y se desbarató parte de la banda -cayeron dos efectivos y dos civiles-, ya se hablaba de la posible complicidad de más hombres de la fuerza.
El último capturado es el auxiliar Nelson Miranda (con poco tiempo de trabajo en la policía), quien fue detenido el martes a última hora mientras trabajaba en la comisaría 49 de Rodeo del Medio, Maipú.
Justamente en esa misma dependencia se desempeña otro de los detenidos, el oficial inspector Aníbal Luna. El tercer uniformado preso es Marcelo Amaya, un auxiliar que trabajaba en la subcomisaría Lara, también de Maipú.
La captura de Miranda demoró más que la de sus pares ya que los investigadores necesitaban pruebas de algo que, según ellos, ya tenían por seguro: el auxiliar participó del secuestro extorsivo de una chica de 26 años hija de gerente local que fue “atrapada” el 24 de febrero cuando iba por el centro de Las Heras.
“Se realizó un allanamiento vinculado a los mismos hechos, en donde se secuestraron elementos esenciales para la investigación, que comprometen aún más su situación ante la Justicia”, confirmó a la prensa el jefe de Policía Roberto Munives.
Banda numerosa
A los policías Miranda, Luna y Amaya se suman dos civiles de apellido Lira y Bustos. “Igualmente aún no está cerrada la investigación”, dijeron a Los Andes.
Además del secuestro extorsivo -para liberar sana a la víctima cobraron cerca de medio millón de pesos-, están sospechados de robos domiciliarios, sobre todo en zonas rurales de Maipú y de Guaymallén.
En el primer departamento trabajan los tres policías, por lo que conocen todos los movimientos de la zona. A esto se suma la misteriosa "desaparición" y luego aparición de una radio policial que podría haber facilitado el accionar de la banda de delincuentes
"Cuando los policías iban a un robo, los ladrones huían en cuestión de segundos. O sea, alguien les advertía o lo escuchaban", deslizó una fuente hace dos semanas, haciendo referencia al posible uso de la radio.
La causa se investiga en el fuero federal -dado el tipo de delito-, donde se imputó a los sospechosos por secuestro extorsivo, a lo que suma como agravante el tratarse de funcionarios públicos en el caso de los tres uniformados. Otro agravante podría ser que se trata de una gavilla numerosa, que hasta ahora tiene a cinco presos.