A raíz del muy buen artículo del sacerdote católico Vicente Reale el 7 de mayo en Los Andes "Corrupción, un fraude a la democracia", desde mi humilde opinión de vecinalista, con más de 40 años de militancia, quiero que el claro mensaje lo transformemos en cientos de organizaciones bregando por el mismo objetivo.
Si en cada barrio controlamos la obra pública desde la licitación hasta la ejecución (en nuestro caso, Guaymallén, con la ordenanza 3.440), "por administración vecinal", de esa forma conseguimos que las obras sean más baratas. Con el dinero que nos sobró hicimos un centro de salud, con la ayuda también de fiestas, rifas y aportes. Asimismo construimos un polideportivo de 420 m2, recientemente inaugurado, e hicimos el monumento al doctor Favaloro.
Si más organizaciones vecinales y de otro tipo quisieran unirse en esta cruzada pondríamos en marcha un gran frente anticorrupción, siguiendo los pasos de aquel encuentro en Porto Alegre (Brasil), donde se discutió el tema de los "Presupuestos por resultados" de la administración pública.
Se debe terminar con que la corrupción es el "lubricante" de la obra pública. Ningún intendente, gobernador o presidente se tiene que sentir incómodo con la participación, sino agradecido por la colaboración de las organizaciones. Esta futura organización no sólo debe ocuparse de la obra pública sino también de las tarifas que padecen los vecinos totalmente preocupados y desprotegidos.
Pero estos son movimientos espasmódicos que nacen y mueren ante cada conflicto.
El sacerdote Reale se pregunta en el artículo: "¿Nada se puede hacer?" y se contesta: por supuesto que algo se puede hacer, y mucho. Y aquí nuestra historia, llama a todas las personas de buen corazón, de buena voluntad y que tengan esperanza y decisión, a no dejarse arrastrar o contagiar por cualquier tipo de corrupción y a denunciar.
Héctor Antinori
DNI 5.471.521