Miguel Manríquez vive en Buenos Aires pero es oriundo de Neuquén, perdió la vista en un ojo a los 9 años y a los 44 tuvo un accidente laboral que hizo que perdiera la visión en el otro. A sus 52 años es ciego y correrá en la maratón Patagonia Run, la carrera de montaña más importante de Sudamérica.
La ultramaratón se llevará adelante el 12 y 13 de abril y Miguel correrá 110 kilómetros por caminos exigentes para recaudar dinero y construir viviendas para personas con discapacidad.
Miguel promueve el proyecto Casatuya, que está dentro de la ONG Puente de Luz. El desafío es juntar 200 mil dólares, para adquirir un terreno y construir una vivienda. Allí las personas con discapacidad podrán vivir con autonomía y son asistidas por profesionales.
"Vamos a construir una casa y ojalá sea la primera de varias", cuenta entusiasmado Miguel a diario Clarín. Quienes quieran colaborar pueden comprar 1k por un dólar.
Para la travesía, el maratonista no correrá solo. Estará con Cristian Barreiro, corredor ultra trail, en forma bloque. Ambos corren unidos por un bastón o una soga. Cristian hace las veces de monitor, ya que Miguel debe sortear los obstáculos naturales de la carrera pero además no puede ver las piedras, troncos y demás obstáculos que se presenten eventualmente.
Miguel se quedó completamente ciego a los 44 años y se alejó de muchas actividades que antes realizaba, como correr. Pero quien lo impulsó a no dejar la actividad física fue su pequeña hija, Solange. Cuando la niña tenía 2 años le pidió que la acompañara a una caminata en el jardín de infantes al que asistía. Como él se negó, Miguel recuerda que la pequeña le dijo a su madre: "No me quiere acompañar más". Esa frase fue lapidaria para Miguel: "Tenía que hacerlo, porque no dejaba de ser papá. Me había quedado ciego pero el resto seguía igual", analizó lo que le había sucedido. Al poco tiempo salía a caminar junto a Solange, ella le avisaba cuando había alguna piedra en el camino.
Luego decidió acudir a la ONG Puente de Luz, que rehabilita a personas con visibilidad reducida o ciegas. Gracias a los servicios que le prestaron en la organización, se interesó por el running, actividad que hacía antes de tener ceguera. "Antes corría pero no había participado de una competencia. Al principio me daba miedo, porque me chocaba con los pies", explicó.
No obstante, empecinado en buscar desafíos se inscribió para correr 10K en la Patagonia Run, le fue muy bien porque lo que hace unos pocos años que ha continuado por ese camino hasta comprometerse hoy con los 110K.
Tiene 52 años y es el mayor desafío deportivo de su vida, para ello se entrena tres veces por semana en un gimnasio para fortalecer sus músculos. También sale a caminar con peso y los fines de semana corre largos tramos, como se le dice en el ambiente "trabajo de fondo".