Al 31 de marzo, cuando se incorporen las categorías A, B, C, D y E del monotributo, prácticamente todos los comercios y monotributistas que realicen en forma habitual la venta de bienes para consumo final, presten servicios de consumo masivo, realicen obras o efectúen locaciones de cosas muebles, deberán aceptar tarjetas de débito como medio de pago, así como también tarjetas prepagas no bancarias u otros medios equivalentes. Es decir, deberán brindar a los clientes la posibilidad de realizar las operaciones de pago a través de terminales POS.
Lo cierto es que esta situación debería aliviar para los consumidores la carga que significa tener que llevar consigo dinero para poder adquirir diferentes bienes o servicios, una situación que sólo parece agravarse. Tal como se confirmara desde el gremio de los bancarios a Los Andes, a Mendoza, en comparación con la demanda, llegan pocos billetes de la ballena franca austral, menos aún de los que tienen el yaguareté y a cuenta gotas de los del hornero. Es que la nueva de familia de billetes con animales autóctonos de Argentina, nos es esquiva en la provincia.
Esto genera una situación caótica y no menos angustiante: las filas en los cajeros son interminables. Como cada vez hay más transacciones bancarias que se pueden hacer por ATM, no sólo hay personas buscando dinero sino también hay otras gestionando consultas, claves o pagos de servicios, entre otras tantas posibilidades.
Pero al problema de contar con billetes, se le suma la presión de que varios comercios no aceptan plásticos, suman "costos" si se utiliza el débito, o impulsan "descuentos sólo con pago efectivo" que, en muchos casos, implicaría de alguna manera "informalizar" la transacción. Otros tantos, cifra que se extiende ampliamente al alejarse del Gran Mendoza, directamente, basan su estrategia sólo en compras en efectivo. Se repite todos los días la escena en donde vemos que el comercio tiene POS pero a la hora de cobrar tratan de aducir problemas con el sistema, se quejan de las comisiones que implica el uso de la terminal, o directamente cobran un extra si uno quiere pagar con débito. Cuento largo hecho corto: nos obligan a buscar dinero porque, en este contexto de precios en alza, nadie quiere pagar un centavo de más.
El tema tiene varias aristas pero al parecer todos pierden: el consumidor y el comerciante. La situación que se padece en la provincia genera un círculo vicioso del que aparentemente por ahora no se puede salir y que nos obliga a correr, esperar y perder el tiempo, sólo para conseguir dinero.
