Marcos Endrizzi tiene 34 años y su pareja, Mercedes "Mecha" Piazza, 37. Ambos son profesores de Historia y al tridente aventurero lo completa Pepe Lui (30).
Este último es un Renault 4 modelo 86. Es compañero de los profesores desde hace poco más de 2 años y juntos han recorrido más de 30.000 km, casi todos ellos por rutas argentinas del norte, el centro argentino y hasta el verano pasado fueron a Necochea ("le cumplimos el sueño de ir a conocer el mar", destaca Marcos, entre risas).
La nueva travesía de la pareja y su auto tiene fecha de partida -7 de enero-, tiene medio tramo definido -el sur argentino, aunque resta definir si vuelven por la Patagonia chilena o por la costa argentina-, pero no tiene fecha de regreso. "Andaremos hasta que se nos acabe el dinero", coincidieron sonrientes en el comedor de su casa ubicado en la zona del Parque Central.
“Dejamos el auto estacionado y cuando volvemos, encontramos que han dejado papelitos en los cristales ofreciendo comprarlo, con los teléfonos de quienes los escribieron. Nos paran en los semáforos también para preguntarnos si lo vendemos. A todos les decimos que no.
Cuando se ponen muy pesados insistiéndonos para venderlos, les terminamos diciendo que al último de los 2 lo van a enterrar en el auto”, acotó “Mecha”, también entre risas.
Compañero
Desde que la pareja adquirió el auto, le renovaron el tapizado y le han hecho apenas algunos ajustes mecánicos. Pero jamás ha tenido algún problema grave, ni mucho menos los ha dejado “tirados”.
"Incluso cuando ha necesitado algún arreglo importante, se ha roto el día después de que hemos regresado del viaje. Se la ha bancado siempre bien", destacan sin lograr ocultar el amor incondicional que tienen por Pepe Lui.
“Cuando se lo compramos a la ex dueña, al principio no estaba muy convencida de querer venderlo ella tampoco y recuerdo que estábamos yendo a hacer la transferencia y no me hablaba. En un momento, me mira y me dice: “Este auto nunca te va a dejar tirado, porque es un ángel'. ¡Y vaya que lo es!”, acotó Marcos.
El nombre de Pepe Lui fue elegido por los dos jóvenes y la inspiración fue el tema de Divididos que lleva ese mismo nombre. La chapa y pintura actual la mantiene incluso desde esos años.
"El primer viaje lo hicimos a La Falda (Córdoba) el verano del año pasado, y fuimos por las Altas Cumbres, plenas sierras. La verdad es que íbamos con miedo, y se la bancó como un duque. Cuando llegamos al complejo de cabañas que habíamos alquilado, golpeamos la puerta y desde adentro escuchamos que decían: 'No deben ser los que venían de Mendoza, porque hay una Renoleta'. ¡No podían creer que hubiéramos llegado!", prosiguieron.
Incluso durante ese viaje el padre de Mecha tampoco era muy optimista. “Creo que no durmió una sola noche hasta que llegamos, y me llamaba todos los días”, indicó.
El segundo “gran viaje, gran” de Pepe Lui llegó en invierno de 2015 y, pese al desafío, tampoco arrugó.
"Fuimos a Ischigualasto (San Juan) y a Talampaya (La Rioja) y como nos gustó, seguimos hasta Catamarca. Ni agua tuvimos que echarle. Cuando estábamos en el Valle de la Luna (Ischigualasto) íbamos en una gran caravana y todos miraban a Pepe Lui y a nosotros con cara de 'estos se van a quedar'.
Pero se la bancó como un duque hasta el final. Hasta vimos a autos mucho más nuevos quedados”, contaron con orgullo. Ya en 2016, en enero, el auto tuvo su bautismo en el mar.
"Fuimos a Necochea para que Pepe Lui conociera el mar. También anduvimos por Bahía Blanca. Ahí está ahora, preparado para ir al Sur", destacaron. "Saliendo de La Falda, camino a Capilla del Monte, lo enganchó de atrás un camión del Dakar.
El conductor nunca se dio cuenta, imaginate manejando semejante monstruo. Pero en un momento yo quise maniobrar y el auto se iba solo, lo iba empujando. Sólo se raspó una parte del guardabarros, pero lo importante es que podemos decir que se bancó un Dakar”, rememoraron. (los R 4 fueron de los primeros autos en competir en el rally París-Dakar, a fines de los 70).
Marcos y Mecha no escatiman en mantenimiento ni ahorran en mecánico cada vez que oyen un ruido extraño, diferente a esos inherentes del R-4 y que ya forman parte de su vida.
“No nos dejamos estar. Además se consiguen fácil los repuestos. Cualquier mecánico lo conoce y hasta yo he aprendido de quedarme viendo cuando lo arreglan. Antes de salir lo voy a llevar a un control general y a cambiarle el filtro de aire y de nafta, pero al hacerle siempre mantenimiento está a punto", dijo el dueño del auto.
Una vez que consigan con quién dejar a sus dos gatos, el 7 de enero Marcos, Mecha y Pepe Lui iniciarán el nuevo viaje. "Vamos a estar 5 noches en Bariloche y queremos llegar a Esquel (Chubut), ¡quiero viajar en La Trochita!. Estando allá vamos a decidir si volvemos por el Sur de Chile o si lo hacemos por Bahía Blanca de nuevo. Tenemos más de 4.000 km, entre ida y vuelta. El auto gasta 6 litros en los 100 km", siguió Endrizzi.
La idea de comprar otro auto ni siquiera se les cruza por la cabeza y, en caso de que suceda alguna vez, bajo ningún punto de vista se desharían de Pepe Lui.
“Las mejores vacaciones de nuestras vidas las hemos pasado en el R-4. Genera mucha simpatía el auto, todos empiezan a recordar cuando en su familia alguien tuvo uno, y en la ruta aparecen los bocinazos amistosos, no los de apurarnos. Aunque la velocidad crucero de Pepe Lui es de 90 km/h. Ah, y nadie nos cree cuando estamos en otro lado y les decimos que vinimos manejándolo desde Mendoza”, acotó.
Para el día a día casi ni usan al auto y va mutando de taxi familiar a ambulancia felina o transporte de cosas. Pero Pepe Lui siempre está listo si de aventuras ruteras se trata.
