Una carta con fecha del 30 de agosto de 2002 firmada por un integrante de la orden del Próvolo en La Plata y dirigida al sacerdote Nicola Corradi (81) deja en evidencia que el mayor de los curas imputados y detenidos por abuso sexual y corrupción de chicos sordos en el instituto mendocino estaba al tanto de situaciones y episodios de promiscuidad en la sede platense. Y que también lo estaba la Iglesia a nivel país, aunque no se inició una investigación eclesiástica como sí se hizo luego de que se conocieran los episodios denunciados en nuestra provincia (de hecho, los casos en La Plata salen a la luz a raíz de las denuncias en Mendoza).
Este dato se desprende del primer material que fue analizado ayer por el fiscal que instruye la causa, Gustavo Stroppiana, y que forma parte de la gran cantidad de documentación que fue secuestrada en el último allanamiento.
Qué dice la carta
Según pudo saber Los Andes, la misiva dirigida a Corradi estaba firmada por un miembro de la congregación en la capital bonaerense (J.G.J., según sus iniciales), quien en el escrito advierte estar preocupado por el regreso a la orden de un novicio de marcadas conductas promiscuas.
Además, agrega que pese a haberse opuesto a la reincorporación de esta persona, fue defendido "a capa y espada" por otro cura de jerarquía superior del Próvolo de La Plata. J.G.J. le indica también a Corradi que en la anterior estadía en el Próvolo platense, al cuestionado y reincidente aspirante a seminarista ya le habían encontrado en la computadora visitas a páginas porno.
El remitente de la carta -que tiene una parte manuscrita y otra mecanizada- explica al hoy octogenario sacerdote detenido por los episodios en Mendoza, que fue el arzobispo emérito de La Plata, Carlos Galán, quien le aconsejó escribirle a Corradi relatándole la situación. El autor autoriza al cura italiano (con prisión domiciliaria) a que ponga al tanto de la situación a los otros religiosos que se desempeñaban en Mendoza, entre ellos Horacio Corbacho (el otro detenido en nuestra provincia) si lo consideraba necesario.
Lo llamativo es que J.G.J. le manifiesta al receptor de la carta ya haber hablado con él sobre estas situaciones extrañas, al tiempo que le reprocha no haber hecho nada al respecto. Le insiste en el pedido de que “tome cartas en el asunto”.
Otras irregularidades
En otro de los párrafos, el autor de la carta también hace referencia a algunas irregularidades en la administración de ropa y comida que deberían haberse entregado a los niños que estaban en el albergue de La Plata. Concretamente, acusa a las monjas (quienes tenían esa tarea) de dejar 578 pulóveres guardados para que “se llenen de polillas” y de “vender la ropa que nos entra en donación por 2 ó 3 pesos”. Asimismo, resalta que les sirven a los chicos alimentos ya vencidos.
El contenido de esta carta se hizo llegar también a la diócesis bonaerense, con los mismos detalles especificados, pero nunca se inició una investigación al respecto.
Lento análisis de las pruebas secuestradas
Todos y cada uno de los pasos y medidas que se van tomando en relación a la investigación por los abusos denunciados en el instituto religioso para sordos, Antonio Próvolo (Luján), contra chicos sordomudos, requiere el mayor de los cuidados.
Por esta razón es que el fiscal Gustavo Stroppiana y todas las partes (querellantes y defensores de los 6 imputados) estuvieron ayer 4 horas y cuarto analizando el material y la documentación que fueron hallados en el imponente edificio de Boedo 385 (Carrodilla) durante el último allanamiento en el lugar (26 de junio).
En aquella oportunidad se secuestraron libros, documentos, notas y cartas -en español y en italiano (la orden tiene su sede central en Italia y de allí es el también el mayor de los curas detenidos, Nicola Corradi)-. Todo este material quedó resguardado en 12 cajas que fueron cerradas y lacradas para evitar cualquier inconveniente.
Sólo 2 de esas cajas fueron abiertas ayer, mientras que en los próximos días Stroppiana se encargará de merituar este material para determinar qué considera útil para la causa.
Lo mismo harán la querella (que representa a los denunciantes) y los abogados defensores de los curas Corradi y Horacio Corbacho, de la monja Kumiko Kosaka y de los ex administrativos Jorge Bordón, José Luis Ojeda y Armando Gómez.