Con el turismo hundiéndose y el pánico aumentando, Italia trató de controlar el coronavirus en el ámbito de la percepción pública ayer, en momentos en que los casos confirmados en su territorio aumentaron a 650. Otras naciones tomaron medidas para limitar los viajes hacia y desde las zonas italianas que se han visto afectadas.
El ministro de Relaciones Exteriores, Luigi di Maio, y el ministro de Salud, Roberto Speranza, se presentaron ante periodistas extranjeros en Roma para culpar a la exagerada cobertura de los medios de las recomendaciones que advierten a los turistas mantenerse alejados de Italia, de las cancelaciones de eventos y de revisiones adicionales a personas que proceden de la región.
"En Italia hemos pasado del riesgo de epidemia a una 'infodemia' que no está corroborada, lo que en estos momentos está afectando el flujo de turistas a nuestros negocios y a todo nuestro sistema económico", dijo Di Maio.
Mientras los ministros buscaban poner en perspectiva la explosiva experiencia de Italia con el virus, el número de casos a nivel nacional seguía aumentando. El director de Protección Civil del país, Angelo Borrelli, reportó un nuevo total de 650 casos, comparados con 400 que se habían registrado en la víspera y con apenas tres hace una semana, antes de que surgieran brotes del virus en las regiones de Lombardía y Véneto.
Otras tres personas que se contagiaron fallecieron en las últimas 24 horas, aumentando a 15 la cifra de muertos de Italia. Las autoridades han dicho que todos los pacientes eran de la tercera edad, padecían otras afecciones o ambos.
Mientras más países reportan casos nuevos que podrían vincularse a Italia, varios de ellos tomaron medidas dirigidas a evitar que personas que podrían estar infectadas ingresen a sus territorios. Israel prohibió la entrada a todos los extranjeros que hayan estado en Italia en las últimas dos semanas. La aerolínea israelí EI AI suspendió todos sus vuelos hacia y desde Italia hasta el 14 de marzo.
Las autoridades de salud pública han dicho que Italia contribuyó a los temores de una epidemia en Europa con su renuencia a realizar pruebas para detectar el virus y reportar rápidamente el número de personas que dieron positivo en regiones locales.