El 1 de marzo Enzo B, un mendocino de 59 años oriundo de Dorrego subió al exclusivo crucero Celebrity Eclipse de la mano de su esposa. La idea de la pareja era recorrer diferentes puertos de Argentina, Uruguay y Chile y festejar a bordo el cumpleaños de él. No esperaron jamás el desenlace que los mantiene hoy navegando en círculos en el Océano Pacífico por culpa de la pandemia de coronavirus.
El domingo a las 5 de la mañana, antes de que rigiera la norma chilena sobre el cierre de los puertos, llegaron a San Antonio. Allí debían bajar para poder tomar sus vuelos y regresar a casa. Algo que nunca sucedió. Ellos, junto a 2850 pasajeros y 1200 tripulantes, entre los cuales hay 200 argentinos, no fueron autorizados a pisar el suelo del país vecino. En ese momento comenzaron las negociaciones y los círculos en el mar.
“Embarcamos el 1 de marzo y el recorrido fue Buenos Aires, Montevideo, Punta del Este, Puerto Madryn, Tierra del Fuego, Punto Montt y el destino final que era San Antonio de Chile”, inició su relato Enzo quien está casado hace 20 años y tiene tres hijos.
Arriba del barco hay tres grupos diferentes. Los pasajeros que finalizaban su crucero, un segundo grupo que seguía la travesía hasta Estados Unidos y un tercero que subía en San Antonio y que iba al país del Norte. Nadie pudo bajar y nadie pudo subir.
“Hasta anoche (por el sábado a la noche) estaba todo en orden. Desembarcábamos esta mañana (del domingo). A las 5 ó 6 de la mañana el buque amarraba en el puerto. Pero las 5 de la mañana nos despertó el capitán con el aviso de que Celebrity suspendía la operación de sus cruceros. Todo el mundo debía bajarse en San Antonio y el barco se iba al medio del mar a realizar operaciones de mantenimiento”, siguió Enzo.
Y aclaró: “La gente que seguía viaje se enojó porque tenían pasajes aéreos. Media hora después nos avisaron que el puerto estaba cerrado y que no nos iban a recibir. Empezó lo que yo creo es una situación de mantenernos calmados. Nos dijeron que estaban negociando el Gobierno de Estados Unidos con el de Chile para dejarnos bajar. En un momento nos pidieron los datos personales, el vuelo y el destino de nuestros aéreos”.
Las negociaciones siguieron pero no terminaron bien. El barco continúa en el mar dando vueltas en círculos. Los pasajeros suponen que el Ministerio de Turismo autorizó que bajen pero el de Salud del Chile les negó el acceso.
"Si no nos dejan bajar lo más seguro es que tengamos que hacer la cuarentena en el barco", analizó Enzo junto a su esposa. Ambos perdieron el vuelo de regreso a Mendoza. "La que más me preocupa de mi familia es mi mamá que es muy mayor. Ella está asustada porque se dramatiza la situación. Yo he estado hablando con mis tres hijos quienes a su vez tienen bebés. Si bajo y si llego a Mendoza voy a estar aislado en mi casa", explicó.
Sin dudarlo Enzo aclaró que por el momento son una "carga indeseada". "Es interesante poner en relieve que en este momento somos una carga indeseada, estamos generando un gasto tremendo en el barco y por otro lado somos una carga para la gente de Chile porque bajamos al puerto y nos empezamos a desperdigar por todos lados. Estamos confinados en el crucero", contó en comunicación con Los Andes.
En este contexto los mendocinos analizan sus posibilidades. Uno de sus mayores temores es que en Chile los obliguen a hacer la cuarentena en alguna escuela donde no tengan todas las comodidades. Por ahora en el barco no hay personas que tengan síntomas de coronavirus.
"La gente está muy tranquila. Me llama la atención porque es gente que ha pedido su vuelo pero el crucero se ha portado muy bien. Nos dan buena comida y en cantidad. Hasta espectáculos para brindarnos alegría. En general no noto una situación de enojo. Estimo que en algún momento se va a acabar la paciencia", percibió este mendocino.
Un detalle que no es menor, los pasajeros del Eclipse viajaron en compañía con otros cruceros. Uno de ellos: “quedó detenido en Punta Arenas porque encontraron algunos casos sospechosos de coronavirus. Todos bajábamos y subíamos como teníamos ganas pero nadie nos hizo un control de nada. Bajaban 2 mil de un barco, 1500 del otro barco, gente de todo el mundo y no hubo control en ninguno de los puertos”, detalló.
Un tema que no es menor, muchos pasajeros del barco se están quedando sin la medicación que toman para sus enfermedades. Enzo es hipertenso y sus pastillas ya se le acabaron. "Es un crucero de adultos y adultos mayores. En general, su medicación, la trajo en cantidad para pasar los 15 días y no más, con lo cual, se están quedando sin su dosis diaria y habitual. El caso mas típico, como el mío, es la pastilla de la presión de toma diaria. Yo ya no tengo y he escuchado a muchos en la misma situacion", finalizó.