Tras sus respectivos triunfos del domingo pasado, el gobernador Alfredo Cornejo y el presidente Mauricio Macri almorzaron juntos ayer.
El encuentro, al que también asistieron otras figuras de Cambiemos, fue “una reunión para hacer un balance postelectoral”, se dijo. Aunque hubo otros tópicos, como las reformas que el Gobierno planteará a los gobernadores en la reunión convocada para el lunes próximo.
Además de Cornejo y Macri, en el almuerzo había otros gobernadores, como Gerardo Morales (Jujuy), Ricardo Colombi (Corrientes), María Eugenia Vidal (Buenos Aires) y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Varios ministros y los jefes de los partidos que integran Cambiemos.
De los casi 40 comensales que había, Cornejo se sentó al lado del Presidente, exactamente a su izquierda. Eso podría significar mucho si se pensara más allá de este último proceso electoral. Sin embargo en el entorno de Cornejo alejaron suspicacias. “Siempre se sienta allí. Hay mucha onda entre ellos”, dijeron.
“No significa nada” aseguraron. Hay que aclarar que a la derecha de Macri estaba Colombi. “Nadie habló de futuros políticos”, siguieron. “Sólo se marcó el fuerte espaldarazo que significaron los resultados del domingo”, enfatizaron.
“También se habló de que hay que ser cautelosos, de que si bien se están dando incipientes resultados económicos la situación está lejos de ser la óptima”, contaron.
En lo referido a la gestión, salieron los temas que Macri ha mostrado como centrales en las últimas horas. “Lo que se viene, la reforma previsional, la educativa, la institucional”, añadieron los voceros.
Aunque en la reunión también hubo controversias. Una fue el reclamo bonaerense del Fondo del Conurbano, que la Corte no resuelve aún. Si favorece a Buenos Aires, significará unos $ 50 mil millones adicionales a sus arcas, pero afectará duramente a las provincias. De hecho Mendoza dejaría de percibir $ 2.700 millones.
Sobre esto el propio Cornejo volvió a marcar su desacuerdo. “Ese fondo tiene mi desaprobación” les recordó.
Así se vive la postelección
La participación de Cornejo en el almuerzo presidencial fue su primera aparición pública luego del triunfo legislativo del domingo pasado.
Esa elección fue considerada por Cornejo como un “plebiscito” de su gestión. En ese sentido, en los pasillos de Casa de Gobierno se respira un aire de conformidad.
Es cierto que alguna mueca negativa aparece al ver que se perdieron algunos legisladores (mantuvo quórum y mayoría en Diputados, pero en el Senado sólo será primera minoría, perdiendo el quórum propio).
Pero ese mínimo descontento no es tanto con la elección, sino con el sistema D’Hont, que se usa para distribuir en base a índices, el número de representantes.
“En definitiva no cambiará mucho el panorama”, dicen. Y hasta se entusiasman con el variopinto sector del Partido Intransigente, que se plantea muy heterogéneo a su criterio. “A lo mejor es más imprevisible para la oposición”, dicen algunos analistas radicales.
Más allá de la discusión de la nueva Legislatura, que recién se verá desde mayo del año que viene, el Gobierno local prefiere centrarse en la gestión.
Temas como el presupuesto (presentado ayer) o las paritarias (que empiezan hoy para el ítem zona de docentes) son los a atender en estos días.
Sobre la pauta de gastos hay clara satisfacción. “Por primera vez en muchos años habrá superávit operativo”, celebran, aunque saben que al final habrá cierto déficit. También festejan “la gran inversión” en obra pública.
Sobre el dilema paritario, se muestran tranquilos, ya que entienden que tendrán éxito al plantear los aumentos salariales 2018 junto con el final de 2017. Aunque nadie habla de porcentajes aún.
Finalmente, sobre el futuro político de un gobernador que termina su mandato dentro de dos años y no se reelige, tampoco se habla mucho. Aunque los voceros están convencidos de que Cornejo terminará “con el mandato intacto” su gestión.
“Vamos a desafiar el latiguillo común de que el gobernador pierde poder en el mandato”, se envalentonaron los cornejistas.