En esta misma sección de Los Andes, Leonardo Rearte escribe hoy una muy buena y original columna donde afirma que las últimas elecciones argentinas vienen produciendo un gran cambio en el protagonismo relativo de los actores políticos: Así como durante estos años el marketing político fue dominante, ahora son los operadores políticos quienes pasan a ser la primera línea de la política nacional.
Y, como siempre, Mendoza deviene otra vez un laboratorio pleno para que esa idea se carnalice en pleno. Veamos.
Será un duelo de titanes. Es que dos viejos socios de la política nacional se han vuelto adversarios locales por el avatar de las circunstancias.
El gobernador Alfredo Cornejo y el candidato presidencial Alberto Fernández se conocieron profundamente cuando se concretó, allá por el año 2007, el pacto entre Néstor Kirchner y el exgobernador mendocino Julio Cobos, por el cual éste terminó siendo vicepresidente de Cristina Fernández.
El crucial pacto promovió un inmenso cisma radical donde todos los gobernadores de ese signo se volcaron a la alianza con el kirchnerismo, mientras que casi todo el resto de los sectores del partido prosiguieron en la oposición.
Para construir dicho pacto, Néstor Kirchner designó a su entonces jefe de gabinete y hombre fuerte de su gobierno, Alberto Fernández. Mientras que Julio Cobos derivó gran parte de la tarea en Alfredo Cornejo, su entonces discípulo más capacitado y por ende con mayor futuro político.
Se trataban, tanto Alfredo como Alberto, de dos grandes operadores políticos, hombres nacidos para eso, con inmenso talento para la "rosca", la negociación entre dirigentes.
Pacientes y firmes, Cornejo y Fernández allanaron todos los obstáculos que en ambos partidos se oponían a su propósito de gestar un pacto no sólo de gobernabilidad sino de alianza para gobernar.
Es bien sabido que el intento, aunque logró imponer la fórmula presidencial kirchnerista-radical, al poco tiempo explotó cuando Cobos decidió enfrentarse con los Kirchner para defender al campo frente a la famosa resolución 125. Pero nada le quita las bondades de su gestación al talento conjunto y aunado de Alfredo Cornejo y Alberto Fernández.
Tanto fue el papel del mendocino (o al menos el rumor que se corrió por todos lados) que el principal opositor local al pacto, el exgobernador radical Roberto Iglesias, cuando acusaba y denunciaba a Cobos la alianza con los Kirchner -según él espúrea- no cargaba tanto las tintas contra el gobernador sino contra quien consideraba el principal “cerebro” propiciador y ejecutor de la misma. Se refería a Cornejo, al que evaluaba con mayor talento político que Cobos para tan singular acuerdo que partió en dos a la UCR.
Las vueltas del destino hacen que ahora, Cornejo y Fernández se encuentren de nuevo en el ruedo político pero no precisamente para acordar nada, sino para uno intentar vencer al otro en Mendoza.
Es así que dos de los operadores políticos más formidables de la Argentina actual librarán su combate en la provincia durante el mes de setiembre, habiendo comenzado esta semana con la visita de dos días de Fernández. A la cual seguro seguirán varias más. Mendoza bien vale una misa.
Por ahora todo indica que los resultados de los PASO serán más o menos inmodificables (salvo que ocurra un gran y hoy impensable imprevisto) en casi todas las provincias.
Salvo los dos reductos más grandes de los pocos que pudo salvar el actual oficialismo: la Capital Federal y Mendoza.
En Capital Federal, Horacio Rodríguez Larreta está muy cerca de ganar en primera vuelta sin necesidad de balotaje; además logró que en ese distrito clave Macri obtuviera la victoria. No obstante allí también el fernández-fernandismo intentará algo, pero con pocas expectativas.
Mendoza tampoco es un hueso fácil de roer, pero al menos matemáticamente es más posible dar la pelea que en Capital Federal. En particular porque si bien en las PASO provinciales el candidato propuesto por Cornejo, Rodolfo Suárez, obtuvo un razonable triunfo, en las PASO nacionales, Macri perdió en Mendoza y Cornejo que lo acompañaba como diputado nacional si bien levantó un poco los tantos, tampoco pudo librarse del aciago destino. Apenas fue superado por poco más de diez mil votos pero derrotas son derrotas, más en la isla radical.
Por eso Fernández, tratando de aprovechar los vientos a su favor, se jugará el todo por el todo para revertir el hasta ahora previsible destino radical mendocino e imponer a su candidata a gobernadora, Anabel Fernández Sagasti, quien es además una de las espadas más leales y talentosas de Cristina Fernández. Pero aunque esta candidata sea una cristinista a ultranza, ganar en Mendoza lo serviría enormemente a Alberto porque la campaña la está haciendo él. Y eso lo fortalecería mucho en la pugna interna que casi con seguridad deberá encarar en el caso de llegar a la presidencia, con el poder compartido.
Mendoza, por ende, ha devenido, debido al resultado de las PASO, una de las joyas de la corona más anhelada por todos los bandos del reino.
Por el lado de Cornejo, lo que parecía apenas un trámite se ha transformado en una tarea compleja. Por eso es que ha decidido ponerse al frente de la campaña y jugarse el todo por el todo. Él no ignora que en caso de perder Mendoza le habrán cortado las piernas como a Maradona y su carrera política se verá seriamente afectada. Pero, al revés, en caso de ganar ahora no sólo conservará su distrito, sino que se habrá impuesto directamente a Alberto Fernández que se ha implicado personalmente en el combate local. Lo cual, le permitiría marchar a Buenos Aires como diputado, bien fortalecido internamente frente a la muy probable debacle general de Cambiemos.
En otras palabras, más allá de lo que le ocurra como diputado nacional, que no es tan importante, hoy Cornejo está atado con cadenas al destino de Rodolfo Suárez. Si se gana la provincia el gobernador pasa a ser una gran apuesta a futuro, si se pierde se queda sin nada. Un duelo de titanes, un duelo a muerte. Alfredo versus Alberto. Como en las viejas películas de cowboys.
En síntesis, aquello que antes de las PASO nacionales parecía una pelea provincial más, entre otras, ha devenido un verdadero combate de proyección nacional entre, insistimos, dos de los que supieron estar entre los más grandes operadores que dió la política argentina en los últimos años.
Para alquilar balcones.