Cornejo y el círculo rojo de la vitivinicultura

“Ahora hay autoridad política y sé quiénes lanzaron el rumor... Recurren al Estado cuando están en problemas y el interés particular siempre prima por el general para ellos, y yo defiendo el interés general”.

Cornejo y el círculo rojo de la vitivinicultura

Por Gastón Bustelo - gbustelo @losandes.com.ar

"Estoy molesto con algunos dirigentes vitivinícolas que fueron a una reunión con el ministro de Agroindustria, le hablaron del rumor sobre el impuesto al vino que había. Buryaile lo desmintió y lo siguieron informando y obligaron a que el gobierno nacional tuviera que desmentir algo que nunca existió", dijo el jueves 28 de julio el gobernador Alfredo Cornejo cuando algunos personajes del sector vitivinícola intentaban instalar la idea de que el gobierno nacional iba a gravar al vino con un impuesto en la reforma impositiva que está estudiando.

"Tengo identificados quiénes son. Con el gobierno de Pérez se quedaban callados y con Cristina también con todas las atrocidades que hicieron. Ahora hay autoridad política y sé quiénes lanzaron el rumor. A varios de ellos son los que defendí para mejorar el precio del vino y ahora intentan importar vino. Recurren al Estado cuando están en problemas y el interés particular siempre prima por el general para ellos, y yo defiendo el interés general".

Hacía mucho que un gobernador no le marcaba la cancha con tanta claridad al sector vitivinícola. Cornejo y en ese momento su ministro de Hacienda, Martín Kerchner, ya habían tenido problemas cuando aprobaron la implementación de la sobre tasa para los que importaran vino.

En noviembre de 2016 el gobernador, luego de haber aplicado el impuesto a la importación de vino, dijo que "en acuerdo con las fuerzas políticas decidimos poner este impuesto. No soy partidario de este tipo de intervenciones, incluso es probable que nos traiga problemas en la OMC, pero ahora es imprescindible que el Estado intervenga inteligentemente. Queremos escuchar a todos los sectores de la vitivinicultura, aún a los que están enfrentados, para tener una mejor vitivinicultura, más competitiva e integrada".

Esa sobretasa generó beneficios debido a que el sector primario se benefició con unos $ 400 millones.

Pero conceptualmente lo que dijo Cornejo es importante y se resume en una frase: "Ahora hay autoridad política". No es poco luego de dos gobernadores que se encontraron con el sillón de San Martín y demostraron que no tenían muy claro qué hacer sentados ahí y sí evidenciaron aptitudes para otras cosas. Un ex ministro de Economía radical, que ocupó el cargo hace varios años, con acierto una vez dijo: "Mendoza resignó su política vitivinícola en manos de las entidades gremiales empresarias del sector". Por eso la importancia de recuperar la autoridad política, sin la que no se puede realizar ningún cambio de fondo.

El gobernador tiene claras las tensiones que se generan entre los intereses particulares y los generales y que bien explicadas están en el libro Capitalismo vs. Democracia. El caso argentino, de Aldo Isuani. Soportarlas, manejarlas y decidir en beneficio del bien común es el trabajo que eligió al postularse para ser primer mandatario.

Cierto es también que no son todas las entidades las que se han ocupado de complicar la tarea del gobierno.

El desafío para la administración Cornejo no es menor, implica trabajar con una industria cuyos productos están fuertemente identificados con Mendoza.

Otro papelón fue el ruido que hubo esta semana por la importación de vino chileno con agua. Por suerte, el conocimiento de los técnicos del Instituto Nacional de Vitivinicultura desterró cualquier sospecha. Hay establecimientos a los que le han controlado el vino ingresado hasta 29 veces.

Nadie puede negar los logros del sector. Sabemos que se mejoró la calidad del vino en los 90, que gracias a eso el malbec argentino es conocido en los principales países y que una cooperativa vitivinícola mendocina es una de las mayores bodegas del mundo.

No es sano para la industria -y mucho menos para la provincia- que el gobierno tenga que soportar operaciones de los que estaban acostumbrados a sacar resoluciones a su favor, sólo llamando por teléfono a los funcionarios. Eso cambió desde marzo, cuando Kerchner asumió en el ministerio de Economía.

Ahora, hay que dar vuelta la hoja sin bajar la guardia y sin dejar de trabajar en los problemas que tiene la vitivinicultura. La ley de CABA que prohíbe la publicidad, sigue siendo un gran obstáculo, pero es probable que en poco tiempo haya novedades beneficiosas para los bodegueros, gracias al conocimiento de las grietas jurídicas que detectaron en el Ministerio de Economía.

Pero ciertamente también vendrán más tensiones, porque se esperan definiciones políticas que seguramente no serán digeridas con facilidad por algunos dirigentes.

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