Cornejo, sombras entre la gestión y su proyección - Por Luis Abrego

Presidir la UCR nacional es un gran paso en la construcción de otra etapa que no debería opacar su rol de gobernador.

Cornejo, sombras entre la gestión y su proyección - Por Luis Abrego
Cornejo, sombras entre la gestión y su proyección - Por Luis Abrego

Sin respiro, Alfredo Cornejo está dispuesto a sumar un nuevo frente de acción. El aval para que su nombre haya sido el del consenso en la conducción del radicalismo nacional encierra, en todo caso, el implícito deseo de dar vuelo a una nueva etapa de su vida política: la de la luminosa marquesina federal.

Cerrada ya toda posibilidad de intentar una reforma constitucional que habilitara su reelección, el gobernador parece haber entendido que pese a que aún le restan dos años de mandato en la provincia, es tiempo de empezar a construir una estructura mayor que le permita dar el salto que pueda convertirlo en una figura de peso en la política que irradia desde Buenos Aires.

Durante este tiempo, Cornejo buscó mostrarse concentrado en la gestión y sus desafíos. No eludió debates e intentó que su agenda coincidiera con la Mendoza. El resultado de ese esfuerzo fue valorado por los mendocinos que acompañaron mayoritariamente a su candidata en las últimas elecciones, Claudia Najul. Sin reelección, y en contra de sus deseos de llegar “empoderado” hasta el  final de su mandato, a Cornejo (como le sucedió a sus antecesores)  de ahora en más sólo lo espera la lenta devaluación en el escenario local.

Los movimientos en busca de obtener su favor para bendecir al próximo candidato del oficialismo en 2019 hasta ahora son más o menos subterráneos, pero no tardarán en aparecer. El inminente 2018 será el año de los posicionamientos y las diferenciaciones al interior de Cambia Mendoza, y si bien todos reconocen que la opinión de Cornejo es determinante, una vez que eso suceda, al gobernador le quedará terminar su mandato y lograr que su elegido se imponga en las urnas para entregarle el bastón de mando a uno propio. Casi nada más.

Consciente, Cornejo prefiere mudar ahora su potencial y sus artes a otro lugar, más expuesto, desde donde expectante, pueda confirmar una proyección hacia las grandes ligas; o en todo caso, volver al pago si eso fuera necesario en cuatro años más.

Por su parte, el radicalismo también ha advertido los méritos y las limitaciones locales de Cornejo, y enterado de su buen vínculo con Macri, quiere usarlo para que el partido deje de ser “un convidado de piedra” como define Ricardo Alfonsín, en la toma de decisiones estructurales del gobierno nacional. La UCR busca que Cornejo, un gobernador respetado por su gestión, pero también por sus dotes políticas, pueda ser un mejor representante en la marca paraguas que sostiene al presidente: Cambiemos.

Los radicales miran con recelo que un partido nuevo como el Pro, abra o cierre grifos en la Casa Rosada y que los beneficios o los perjuicios de esas decisiones deban ser conocidos por los diarios. “Queremos influir desde posiciones inteligentes, no desde el lloriqueo”dijo el gobernador, tal vez adelantando que la presión radical bajo su presidencia será más con datos que con quejas, pero siempre con política. Un juego que sabe jugar.

Claro está, Cornejo no quiere dilapidar por este nuevo rol el tiempo que aún le resta en el sillón de San Martín, pero el riesgo existe. Por ello, insistirá sobre el Estado bien administrado y los servicios públicos de calidad y forzará esquemas que aseguren esa meta porque es el ADN de su prédica.

Su jugada para que el pleno de la Corte resuelva sobre el ítem Aula, casi sobre el filo del vencimiento de los plazos, es un ejemplo de que no quiere descuidar la gestión ni su particular manera de entender el ejercicio del poder. La discusión paritaria en curso, que ya ha abierto viejas grietas en el sindicalismo estatal (y especialmente entre las bases y sus representantes con un tentador bono de recomposición de 7 mil pesos) es otro ejemplo de que no habrá concesiones. O en todo caso, sólo las necesarias, como las que puedan surgir de la negociación con los intendentes del PJ que le aseguren la aprobación del Presupuesto -y fundamentalmente- de casi $2 mil millones de endeudamiento que el Ejecutivo promete será destinado a obra pública.

Entre la coyuntura local y la proyección nacional, Cornejo deberá moverse con soltura para jugar en simultáneo en dos planos pero sin desdibujarse. Hombre de partido al fin y al cabo, su nuevo desafío lo hará sumar millas que no necesariamente se traducirán en logros concretos para Mendoza, pero que sin dudas significan una oportunidad personal de esas que no siempre aparecen en política. El error no es subir a ese escenario, sino dejar que las luces de esa puesta lo encandilen por completo y opaquen su tarea.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA