Que en la paritaria de los profesionales de la Salud, el viernes pasado, Ampros haya aceptado la última propuesta del Gobierno provincial, para muchos no fue una sorpresa. Por el contrario, hay quienes aseguran que fue la concreción de “toda una estrategia” pergeñada por el Ejecutivo para fracturar al frente gremial, como nunca había sucedido antes.
En el gobierno de Alfredo Cornejo aseguran que “la idea siempre es llegar a un acuerdo”. Sin embargo, no falta el que reconoce que “algo de eso hay” cuando se pregunta por el aislamiento de ATE.
Eso quedó claro al inicio de la paritaria de Salud. Cuando el pasado 6 de abril se realizó la primera reunión, el Gobierno separó las discusiones atendiendo por un lado al régimen 27 (profesionales) y por otro al 15 (no profesionales). ATE lo consideró “un atropello”. Ampros también se quejó, aunque se sentó a negociar.
Dos semanas después, ATE sigue sin acordar y Ampros firmó el acuerdo, no con total conformidad pero con el voto de sus afiliados, que garantiza 24,5% de aumento a los profesionales.
En tanto ATSA, siempre dialoguista, está por hacerlo en representación de sus afiliados no profesionales, dejando también solo en esa pelea a ATE .
"No sé si es una estrategia del Gobierno. Este año no hemos trabajado juntos", admitió el titular de ATE, Roberto Macho. "La noche anterior a la primera paritaria no logramos ponernos de acuerdo", sumó Isabel Del Pópolo, de Ampros.
Aunque ambos gremios niegan influencia gubernamental en su divorcio, está claro que es una situación llamativa, luego de varios años de compacta sociedad.
Es imposible olvidar hechos como lo sucedido la madrugada del 1 de mayo de 2014 cuando, tras fuertes discusiones con el gobierno de Francisco Pérez, los dos gremios, que habían instalado una carpa conjunta frente a la Legislatura, torcieron el brazo al Ejecutivo y lograron lo que querían, a horas de que el mandatario fuera a dar su discurso para abrir las sesiones.
Hoy, en cambio, se acusan mutuamente. "Hay dirigentes de Ampros que son radicales", chicaneó Macho. "El frente gremial está partido porque se ponen cuestiones partidarias sobre los intereses de los trabajadores", contestó Del Pópolo, recordando que "Raquel Blas es del Partido Obrero".
Además, la médica, a quien le da "risa" que le digan radical, recordó que "Ampros hizo un paro de 22 días" a Julio Cobos. "Creo que Cobos es radical, ¿no?", ironizó.
El "conflicto permanente"
Si bien en un principio Cornejo buscó el diálogo con los gremios (una primera reunión con todos menos el SUTE antes de asumir y posteriores encuentros en Casa de Gobierno), está claro que en el inicio de su gestión no ha tenido buena relación con ellos.
Esa actitud provocó reuniones impensadas tiempo atrás, como el plenario intersindical, que integró a gremios otrora antagónicos, como ATE y SUTE, entre varios más.
Sin embargo, acciones del Gobierno como el “ítem Aula” o el descuento de los días de paro, hicieron que los reclamos no tuvieran la fuerza buscada. Eso confirma la estrategia de debilitar al frente.
En realidad, el Gobierno apunta a los dos principales: SUTE, el más numeroso, y ATE.
No es que haya un encono especial con ATE sino que simplemente “está en la mayoría de los sectores que paritan y en todos hay gremios que no están con éste”, justifican. Además, su actitud puede beneficiar la estrategia.
“ATE vive del conflicto. Si no hay, se siente en un escenario que desconoce”, deslizó un funcionario.
Una de las estratagemas busca desacomodar a ATE con propuestas no sólo salariales, sino que mejoren servicios. “En Salud mejoramos la condición de distintos servicios con los adicionales”, ejemplificaron. A algo similar apuntan en Administración Central.
En esa línea, en el Poder Ejecutivo se quejan de que el reciente anuncio del llamado a concurso, un reclamo gremial recurrente, “ya tiene cuestionamientos” de ATE.
Sobre esta actitud hay otro ejemplo de fisura. El miércoles pasado, en la paritaria de la Administración Central, ante el anuncio de Cornejo de que la propuesta de ese día sería “la última”, Sitea pidió postergar el encuentro “para seguir dialogando”.
El subsecretario de Trabajo, Alejandro Jofré, lo planteó en la mesa, pero Macho se negó terminantemente para forzar la definición. Una vez presentada la nueva oferta, también la rechazó “por insuficiente”.
Su actitud fue criticada por UPCN, que igualmente bajó a sus bases la propuesta. Pero hubo otros enojos gremiales. “Se perdió todo lo que se venía avanzando”, dijeron algunos.
Incluso, empleados de la Subsecretaría de Trabajo enfurecieron, ya que antes de esa reunión habían votado “por unanimidad” (incluidos delegados de ATE) avanzar en su propio acuerdo, que puede quedar trunco si fracasa el encuentro del miércoles próximo.
Otra conducta de ATE que el Ejecutivo busca neutralizar para propio bien es la de la presión sobre otros sindicatos.
En el final de la semana, un comunicado de Sitea advirtió que ese gremio “rechazará” la última oferta. Para el Gobierno, eso avala su idea. “ATE presiona a los otros gremios. Parece que hay que ser combativo, si no, no funciona”, dijeron.
A diferencia de ATE y Ampros, otros gremios sí reconocen la estrategia y tratan de mostrarse unidos. “Está claro que el Gobierno quiere dividirnos pero en el frente gremial no hay fractura”, dijo Federico Lorite, de Sitea.
“El Gobierno divide diferenciando sectores, pero es estrategia a corto plazo”, indicó el judicial Carlos Ordóñez. “Puede resolver la coyuntura pero no el bajo poder adquisitivo del resto del año”, añadió.
En tanto el Gobierno ya logró la firma de Ampros, espera el acuerdo con otros gremios como UPCN y ATSA y enfrentará las paritarias que vienen con similar estrategia.
El SUTE y la pelea por el "relato"
La paritaria con el SUTE fue una dura experiencia para Alfredo Cornejo quien, sin embargo, salió airoso en su afán de neutralizar al gremio más grande de la provincia.
Fue principalmente con el polémico ítem Aula, que pudo frenar al sindicato identificado con el kirchnerismo los últimos años.
Al principio, el gremio intentó repetir lo de otros años: acciones progresivas que paralizaran el dictado de clases. Pero la aplicación del ítem y el descuento de los días no trabajados (sin negociarlos en la paritaria) restaron fuerza y votos a los que querían nuevos paros.
Es cierto que fueron remplazados por caravanazos y por los “escraches”, igualmente cuestionados por el Gobierno, pero no es menos cierto que pudo cumplir, al menos por ahora, con el objetivo de garantizar días efectivos de clase.
Lo que no pudo lograr en esa disputa fue neutralizar el discurso del SUTE. De hecho, en las oficinas de Casa de Gobierno reconocen que el gremio “intermedió entre el Ejecutivo y los docentes” la oferta, restándole chances de explicar claramente su idea.
“Como ahora, que salieron a decir que no habrá vacaciones de invierno”, se enojó un funcionario, en referencia al anuncio de que las jornadas de capacitación no se harán en días de clase.
“Eso no sucederá”, aclaró la misma fuente, que también dijo que en las otras paritarias “buscarán acciones” para impedir similares actitudes gremiales. “Mostraremos a los empleados públicos cómo serán sus sueldos con los nuevos aumentos ”, adelantó.