Mendoza tiene nuevo gobernador: Alfredo Cornejo. El enemigo de Francisco Pérez, el retador de todo el peronismo, el radical que se alió a Mauricio Macri, ganó claramente la elección provincial y cortó la continuidad del PJ en el gobierno provincial luego de ocho años.
El resultado terminó siendo paliza pero no por la diferencia, no tan amplia, sino por cómo quedará el mapa político provincial desde diciembre.
El Frente Cambia Mendoza, con la fórmula Cornejo-Laura Montero, se impuso sobre la del Frente para la Victoria con Adolfo Bermejo-Diego Martínez Palau por siete puntos: 46,6% a 39,3%, con el 94% de las mesas escrutadas al cierre de esta edición.
Estos números marcaron una polarización, que dejó como primera víctima al Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), aunque logró llegar al 10% y sumar dos legisladores provinciales.
El resultado se ajusta a lo que marcaban algunas encuestas en la previa (ver aparte) y para los radicales tiene sabor a hazaña porque le ganaron a un oficialismo que después de las PASO cerró filas, puso todo el aparato estatal al servicio de la campaña y contó con el espaldarazo de la presidenta, Cristina Kirchner.
El de Mendoza es el primer triunfo opositor en el país. Hasta ahora, se habían impuesto siempre los oficialismos provinciales.
Cornejo anoche festejó, pero a diferencia de lo que ocurrió en las PASO, está vez cambió el discurso y en vez de cuestionar a Pérez y el peronismo gobernante, habló de diálogo y de convocar a todos para sacar a Mendoza adelante.
Incluso, invitó a desayunar a su casa hoy a quien le entregará la banda el 9 de diciembre, después de casi seis meses de transición. Pareció que al menos por anoche se olvidó de sus furibundas críticas a las últimas dos gestiones justicialistas.
El clima triunfalista se había instalado desde temprano en el comité provincial de la UCR en calle Alem: los radicales de todos los colores hacían cola para hablar a los micrófonos de los medios allí apostados, mientras los militantes iban llegando.
El broche de oro para el frente opositor, que tiene su base de sustentación en el radicalismo (y también incluye al PD, el Pro, el socialismo, Libres del Sur y la Coalición Cívica), son los triunfos en algunos departamentos hasta ahora peronistas, como General Alvear, Tupungato, Luján (con el demócrata De Marchi) y el sorpresivo Malargüe. Pero sobre todo las dos perlitas clave de la elección: Guaymallén y Las Heras.
Esto volvió a demostrar, como en las PASO, que la estrategia de municipalización del PJ fue muy errada: los mendocinos priorizaron la fórmula de gobernador a los intendentes al momento de votar.
Esto se vio reflejado en municipios peronistas donde parecía imposible que la oposición ganara y ayer lo hicieron colgados de la boleta de Cornejo, que a la vez demostró que crear un espacio que nucleara a toda la oposición era la única forma de doblegar al peronismo.
Los resultados sorpresivos de ayer en algunos municipios también denotaron un cansancio de la gente producto de la eternización de figuras o partidos al frente de sus municipios: el caso más claro es Las Heras, donde el PJ gobierna ininterrumpidamente desde 1987.
Los siete puntos de ventaja de Cornejo también le dan aire para gobernar tranquilo, al menos los dos primeros años, porque además de contar con una docena de municipios de radicales o aliados, tendrá mayoría en ambas cámaras legislativas.
Duelo en el hotel
El peronismo fue todo lo contrario de la UCR. Después de las declaraciones matinales optimistas durante la votación de los principales candidatos y Pérez, el oficialismo se resguardó en el silencio.
Incluso en su búnker, montado en el hotel Intercontinental de Guaymallén (ver página 8), no hubo declaraciones hasta entrada la noche, cuando el mandatario arribó y buscó relativizar la derrota, sin reconocerla, afirmando que les fue mejor que en 2013.
A primera hora de la tarde, extraoficialmente, el PJ intentó sostener la paridad que mostraban las encuestas propias que se difundieron en los días previos y hablaba de bocas de urna que lo ponían apenas un punto abajo. Al cierre del comicio, la brecha admitida en off the récord era de dos puntos.
Pero claramente el clima era derrotista: Daniel Scioli nunca tuvo en agenda viajar a Mendoza para festejar.
Bermejo logró en los últimos dos meses captar los votos de sus rivales en las PASO (Carmona y Roby), y sumar algo más, pero no le alcanzó y no le pudo dar el gusto a su jefe político, Juan Carlos “el Chueco” Mazzón, de poner un gobernador azul.
Pero el maipucino debió remar en un contexto a priori adverso por las gestiones de Pérez y Jaque, en general mal consideradas por los mendocinos. Su temprana admisión de la derrota ayer, responsabilizándose él y sin apuntar a culpas ajenas, lo dejaron bien parado.
Pero la elección de ayer dejó muchos heridos en el oficialismo: el primero es el propio Gobernador, que no le podrá entregar el bastón de mando a otro peronista. Igual, el partido parece que ya le cobró a cuenta esta derrota porque lo sacó de las candidaturas legislativas principales para octubre y lo relegó a ser candidato a parlamentario del Mercosur.
Pérez también deberá hacerse cargo de haber desdoblado las elecciones provinciales de las nacionales. El propio Bermejo ya había dicho, en una entrevista publicada por este diario, que de haber mantenido la misma fecha que la presidencial, les podría haber ido mejor. O sea, ganar y mantener la provincia.
Es cierto que el Gobernador no tomó la decisión por iniciativa propia, sino que fue empujado por su vice, Carlos Ciurca, y algunos intendentes, como el sanrafaelino Emir Félix y el maipucino Alejandro Bermejo, hermano del candidato derrotado, que creían que la municipalización aportaría más que la nacionalización del comicio.
Precisamente, Ciurca es el otro gran derrotado de esta elección: el Vice, que parecía llamado a ser la figura del PJ desde Las Heras si Bermejo perdía, se quedó también sin nada y ahora su futuro político es un gran interrogante.
Premio consuelo
El FIT quedó muy lejos, de le pelea, pero los diez puntos que obtuvo le permitieron salvar la ropa, aunque quedó abajo de la votación de 2013.
Está claro que se trató ahora de una ejecutiva, y la anterior fue una legislativa, en la que el electorado tiene otros objetivos.
Noelia Barbeito no pudo repetir el fenómeno de Nicolás del Caño de hace dos años, pero además dejó sembrados interrogantes de cara al futuro, más cuando el frente se ha visto obligado a repetir nombres en las listas provinciales y nacionales.
Aciertos y errores
La encuesta de la consultora Reale-Dalla Torre hecha para diario Los Andes y publicada el domingo anterior a la elección daba a la fórmula Cornejo-Montero una intención de voto de 47,6% y a Bermejo-Martínez Palau 39,37%, es decir que anticipó el resultado casi con exactitud.
La del radicalismo, hecha por Elbio Rodríguez, daba 45,6% a 39,3%. O sea también fue precisa, aunque por menos diferencia.
Al contrario de la encuesta difundida por el oficialismo, del consultor Gustavo Córdoba, que daba 44,3 a 42,9%, o sea sólo 1,3%. Estos números fueron los que alentaron al Gobierno a hablar de paridad y “empate técnico”, algo que finalmente no ocurrió.