Cornejo fue más Cornejo que nunca - Por Carlos La Rosa

A pesar de que se reunió con más gente que nunca, las decisiones de ayer cornejo las tomó solo, en su interior.

Cornejo fue más Cornejo que nunca - Por Carlos La Rosa
Cornejo fue más Cornejo que nunca - Por Carlos La Rosa

Si alguien quisiera conocer la intimidad de las razones que lo llevaron a Alfredo Cornejo a tomar en un solo día dos decisiones tan rotundas como desdoblar las elecciones y elegir su delfín a la sucesión, de poco le servirá analizar las innumerables reuniones y charlas que mantuvo. Porque si bien esas pláticas pueden haberle influido, el debate real ocurrió dentro de la mente del Gobernador, en su interior profundo. Ese fue el escenario central donde Cornejo polemizó con Cornejo hasta que uno se impuso sobre otro.

Un Cornejo sabía que Macri quería que fueran todos juntos en la pelea final (al menos el Macri aconsejado por Marcos Peña y Durán Barba). Ese mismo Cornejo también se tentaba por elegir como sucesor a quien se ofreció no sólo como su continuación, sino como su alter ego. “Cornejo soy yo”, decía Martín Kerchner. Y a un caudillo, aunque institucional pero caudillo al fin como el Gobernador, las lealtades lo seducen mucho.

Sin embargo, el que al final se impuso fue el otro Cornejo, aquel profesional de la política que en los momentos decisivos le hace más caso al modo en que desde joven apren
dió a ejercer el poder que a los proyectos compartidos o a las lealtades prometidas. Palabras que para él suenan abstractas al ser un radical propenso a las efectividades conducentes.

Se reunió con todos los intendentes del palo que querían desdoblar (o sea todos menos el macrista De Marchi) pero no tanto para consultarlos, sino para darle escénicamente mayor aval a lo que ya había decidido en su interior. Porque los motivos son diversos en unos y en otro. Los intendentes no quieren ir en una boleta con Macri porque arrastra para abajo y temen perder sus territorios (peor hicieron los peronistas, que desdoblaron del desdoblamiento provincial por igual razón de salvar sus pellejos). Cornejo, en cambio, aunque también crea que hoy Macri resta más que suma, no  por eso lo dejó solo: lo que pasa es  que nuestro Gobernador, desde los inicios, tiene diferencias políticas importantes con el Presidente. La primera disidencia de consideración se la sigue facturando: “Macri al asumir debió  mostrar con crudeza toda la herencia recibida de Cristina, como yo lo hice con Paco”, repite y repite. Y ahora lo critica con la misma lógica: el sábado distribuyó por las redes a media Mendoza una nota de Alfredo Leuco donde éste fulminaba políticamente a María Eugenia Vidal por unificar las elecciones. Cornejo piensa igual, cree que el macrismo se equivoca al ir todos juntos. No se trata tanto de salvarse solo, sino de realizar una crítica política a una decisión que no comparte.

Ahora Macri y Cornejo dirán que el desdoblamiento es producto de una estrategia compartida y el mendocino hasta quizá vaya en la boleta con Macri. Pero no nos engañemos, lo que ocurrió no tiene nada que ver con un acuerdo entre ambos dirigentes, sino con una disidencia más.

Aunque no una diferencia ideológica, sino de estrategia: Cornejo en general no comparte el modo de hacer política de Macri, la forma de construir poder, pero en lo ideológico está  mucho más cerca de él que los radicales promedio.

El Cornejo que se impuso al otro Cornejo es el que cree que la política es una cuestión de poder y no de ideología.

Este desdoblamiento (que no le gusta a Macri ni a su plana mayor y que hará decir a toda la oposición peroncha que Cornejo se “sacó el lastre de Macri” porque no quiere perder con él) en una estructura autoritaria como la kirchnerista, hubiera sido fatal. Los peronistas menducos que le desdoblaron a Cristina fueron condenados al desierto con sal y anchoas. Pero en una estructura más democrática como la macrista quizá no llegue a mayores y Cornejo apuesta a eso.

Ya desdoblado, el Gobernador debe jugarse el todo por el todo a ganar, y ganar bien Mendoza. Si antes de ayer ganarla era importante, ahora es todo o nada. Vivir o morir.

El argumento del “más leal” al principio quizá lo militó, pero revisando la historia mendocina vio que la lealtad es un sentimiento y la política una profesión, dos cosas que no suelen darse la mano. Y muchas veces lo que suele parecer “traición” es nada más que pura necesidad política. Vean si no a los peronistas que celebran el día de la lealtad como una fecha sagrada, cuando tienen a Felipe Solá, Alberto Fernández y varios miles parecidos a ellos, entre sus principales dirigentes.

Cornejo, para elegir delfín, descartó entonces, al final, la cuestión de la lealtad y sólo pensó en ganar como piensa siempre: jamás tirando manteca al techo, sumando hasta lo más pequeño porque según él, ganar nunca es fácil ni aún con el caballo del comisario. O aunque lo fuera, no hay que creérselo porque esa soberbia suele ser el inicio de la decadencia. Y Cornejo es un conservador que junta una a una las monedas del poder. Entonces, quien más medía fue consagrado . Punto. Entre delfines, obvio. Y más aún, si es un delfin que puede hacer desistir de competir a los que no  lo son.

Escuchó estos días una vieja anécdota que lo iluminó: cuando el ex gobernador Bordón (1987-1991) estaba en su último año de gestión, propuso a Rodolfo Gabrielli como su sucesor. Pero desde su propio partido, todos los disidentes salieron a enfrentarlo con Carlos Abihaggle. De haberse impuesto éste, el bordonismo hubiera desaparecido. Por eso Bordón le dedicó más pelea a su rival interno que a la futura competencia con los radicales encabezados por Fayad, al cual se le ganó más fácilmente que a Abihaggle.

De modo parecido, Cornejo está más preocupado porque sus rivales internos, como De Marchi y Cobos, son más conocidos que sus delfines. Por eso debe desarmar esa entente. Separar a Cobos de De Marchi, lo cual con Rodolfo Suárez parece lograrse mejor que con Kerchner. Y hacer desistir al lujanino de competir  o en el caso de hacerlo,  con apoyo del macrismo, que pierda como perdió Abihaggle. O peor. A Cornejo hoy le preocupan más los rivales internos que la oposición peronista. Por eso esta decisión. Un Cornejo genio y figura. Dispuesto a trascender a su modo o morir con las botas puestas.

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