En el búnker del ala radical de Cambia Mendoza repetían una frase: "Se dio la lógica". El resultado fue el que esperaban, que la primaria del oficialismo la ganara el precandidato Rodolfo Suárez, el delfín del actual gobernador Alfredo Cornejo, que se impuso al macrista intendente de Luján, Omar de Marchi. El derrotado se acercó a la sede del festejo radical para levantar la mano del vencedor.
Suárez agradeció a quienes votaron al oficialismo, a su compañero de fórmula Mario Abed, a todos los partidos que constituyen el Frente Cambia Mendoza, pero el principal agradecimiento fue al Gobernador quien, según el ganador, llevó adelante "un gobierno de reparación histórica de esta provincia, del desastre que nos habían dejado".
La continuidad ganó el protagonismo al punto de que el principal orador y analista del comicio fue Cornejo, quien eligió provincializar el resultado, no darle proyección nacional, ni adjudicarle alguna influencia en la negociación que se viene con el presidente Mauricio Macri y su entorno por la estrategia del frente Cambiemos para las elecciones nacionales.
"Esta es una elección provincial, con una lectura provincial. Acá se está ratificando el rumbo, se está apoyando la continuidad. Es una elección provincial, como han venido siendo todas las otras elecciones provinciales".
Hablando de las relaciones con la Casa Rosada, al menos hasta las 23 no hubo llamado de Macri. Ante la consulta, casi con frialdad Cornejo dijo que sólo hubo comunicación con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien fue el encargado de felicitar al Gobernador y al ganador de la Primaria Abierta, Simultánea y Obligatoria (PASO).
Sin embargo, más allá de la frialdad, el Gobernador mantuvo los pies dentro del plato: "Queremos que el país salga adelante, que sanee su economía, porque creemos que con una macroeconomía saneada nos va a hacer bien a los mendocinos. Queremos apoyar ese trabajo".
Prudencia
La prudencia reinaba en el mitín radical: "Frente contra frente hay una diferencia de 10 puntos", decía Cornejo a pesar de que a medida de que el escrutinio avanzaba, la brecha entre Cambia Mendoza y el frente peronista Elegí superaba esa diferencia. Al cierre de esta edición, con el 46% de las mesas escrutadas, la coalición oficialista superaba el 47% de los sufragios, contra el 32% del espacio peronista.
En las PASO de 2015 que ganó Cornejo, la diferencia fue de apenas cinco puntos con el peronista Adolfo Bermejo, el 44% contra el 39%. El dato no resulta menor, dado que en cuatro años el oficialismo triplica aquella brecha, al menos en las primarias.
Ahora una preocupación en las usinas del radicalismo es cómo contener en la general del 29 de setiembre a los votantes que apostaron por el contendiente interno de Suárez, Omar de Marchi.
"Es obvio que ni Rodolfo Suárez es dueño de sus votos, ni tampoco lo son los otros dos candidatos, si es lo más probable que buena parte de ese electorado vuelva a ratificar a Cambia Mendoza, pero tampoco lo sabemos", reflexionaba Cornejo anoche.
En los departamentos, según Cornejo, "estamos ganando en casi todos en los que gobernamos y en San Martín hemos ganado muy bien". Entre los municipios que gobierna el radicalismo la sorpresa era Malargüe, donde el candidato apoyado por el Gobernador, Fernando Glatigny, fue derrotado por Juan Ojeda, el precandidato que se presentó con boleta corta (es decir, sin candidato a la gobernación que lo traccione) y que respaldaba la vicegobernadora, Laura Montero.
El otro interrogante en las comunas era Las Heras, donde el actual intendente de Cambia Mendoza Daniel Orozco, quien anoche con apenas el 6% de las mesas escrutadas, ganaba por escaso margen. Frente contra frente, Cambia Mendoza se imponía en Las Heras por seis puntos (42% a 36%). Cornejo recordaba que Orozco había ganado en 2015 por apenas dos puntos. Con el correr del escrutinio, esa brecha se amplió.
Armagnague acusó: hubo competencia desleal
Fernando Armagnague, el tercer competidor por el Frente Cambia Mendoza, manifestó que, en realidad, en las PASO triunfan los que tienen mayor publicidad y aparato territorial. "No se ha discutido ninguna propuesta. No ha habido debate. Se han votado imágenes", expresó. El precandidato, que apenas superó el 1% de los votos, agregó que Dignidad Partidaria ha sufrido una competencia desleal, con una "propaganda realmente obscena, máxime que se trata de una interna" y lanzó que le gustaría ver las facturas y de dónde salieron los fondos.
El ex legislador remarcó que su sector tuvo que competir con el Gobierno provincial, con quien tienen discrepancias, y con el nacional.
¿A cuál peronista preferían los radicales en la general?
Mas allá del festejo, en el hotel Aconcagua se miraba de reojo lo que sucedía en la interna del frente peronista Elegí. Antes de que se oficializara la victoria de Rodolfo Suárez, en el búnker radical se comentaba la todavía incierta victoria de Anabel Fernández Sagasti sobre Alejandro Bermejo.
En las especulaciones previas, no había una posición única. Para algunos era conveniente que ganara Bermejo, para otros era mejor que se impusiera Fernández Sagasti.
En las charlas informales había todo tipo de argumentos para una u otra postura. En general había cierto acuerdo de que Fernández Sagasti es una candidata que parece más sólida que Bermejo; otra mirada del análisis era la cercanía de la senadora nacional con la ex presidenta Cristina Fernández, evaluada bajo distintas miradas: algunos como una fortaleza, otros como un techo infranqueable, que además no le permitiría al frente Elegí sostener el voto peronista no kirchnerista.
En el entorno de Cornejo se iba más allá: "Antes de que se formalizará la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández, queríamos que ganara Anabel. Ahora, el techo de la senadora es incierto y está atado a la situación económica. Si crece Cristina, crecerá Fernández Sagasti y no sabemos cuánto".