En política, los tiempos cambian. Aunque muchas veces los personajes no, pero sí sus roles. Es el caso del actual gobernador, Alfredo Cornejo, y del actual senador nacional y ex gobernador Julio Cobos.
Son dos personajes fundamentales de la política mendocina de los últimos 12 años. Y su relación, desde el principio de ese tiempo, también lo ha sido para la UCR local.
Primero, Cobos fue “el jefe”, el que tomaba decisiones. Fue la cara de un radicalismo sumido en internas, que no supo mantenerse en el poder. Y Cornejo -respetuoso y obediente- le servía a sus fines políticos.
De hecho, como su “operador” le ayudó a convertirse en vicepresidente de la Nación gracias a la alianza que tejió hace una década con el kirchnerismo.
Hoy, el jefe es Cornejo. Él es el que decide, con un radicalismo mucho más fuerte y, quizás por su propio arte, “sin fisuras”. Y si bien Cobos se muestra igualmente respetuoso, está claro que el actual mandatario no necesita de su ex jefe para trascender.
Dicen allegados de ambos que en los tiempos de la gobernación cobista la relación era “muy buena”. Aunque hay quien asegura que “no hablaban mucho de política”. Es más, un cornejista dijo que “al Julio le aburre” hablar de esos temas.
Hoy también se dice que la relación es “buena”, aunque mucho más distante. “Sólo se limitan a charlar temas de gestión”, aseguran los que conocen el detrás de escena del poder.
Lo cierto es que entre ambos nunca hubo una relación de amistad. Ni siquiera de sociedad política. Aunque juntos han protagonizado fuertes momentos políticos para su partido. Y sin dudas la “conveniencia política” les ha servido.
Sube y baja
La historia dice que cuando Cobos llegó a vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner, la UCR lo echó del partido. Con él se fueron muchos. Entre ellos, Cornejo.
Pero apenas unos meses después, tras el recordado voto “no positivo” de Cobos en el Senado (desempatando posiciones por la resolución 125) se inició un proceso de regreso al radicalismo, luego de que las autoridades partirarias levantaran la sanción. “En esa época comenzó a romperse la relación”, recordó un funcionario actual.
Tiempo después, en las legislativas de 2009, el enfrentamiento era claro. “Julio quería que el diputado nacional fuera (el rivadaviense) Ricardo Manzur. Alfredo que fuera César Biffi”, recordó la fuente.
La pulseada la ganó Cobos. Y el radicalismo logró un resonante triunfo con la fórmula Ernesto Sanz senador-Manzur diputado nacional, con la recordada lista 503 publicitada como “la gente de Cobos”.
Cuentan también que en 2011, cuando Cornejo intentaba postularse para gobernador, “Cobos no se la jugaba mucho” por él. Hay quien dice que el aún vicepresidente “estaba más pendiente de su suerte nacional”. Sin embargo sus críticos dicen que “también se quedó” en ese tema, “porque no supo armar una estructura”.
A la dupla le fue mal ese año. El candidato radical a gobernador fue Roberto Iglesias, perdió frente a Francisco Pérez (que ganó por el arrastre de Cristina). Allí Cobos se alejó de las luces políticas. Cornejo en tanto “comenzó a construir estructura”, recordó un cornejista.
En 2013, con Cornejo como presidente de la UCR, la relación pareció renacer. Era una nueva elección legislativa. Y el propio Cobos fue el elegido para encabezar la lista de diputados nacionales. Otra vez el triunfo fue resonante. Pero a diferencia de 2009, el partido se veía “más armado”.
Así, a 2014 ambos llegaron fortalecidos. Cobos, con su imagen casi intacta. Cornejo, con el poder interno y con ganas de ser gobernador.
Pero con una relación resentida. Se buscaba ganarle al PJ en 2015 y primaba la idea aliancista. Cornejo veía en Mauricio Macri la salida.
Cobos, en Sergio Massa. La decisión la dio un congreso partidario, con abrumadora mayoría cornejista.
Pero restaba un tema: el candidato a gobernador. Cobos jura que él no quería serlo. Y que los rumores de entonces eran una “cuestión mediática”. Algunos cornejistas creyeron eso también.
Pero hizo falta que dos operadores cornejistas, Néstor Parés y Néstor Majul, le pidieran a Cobos que se definiera. El renunciamiento allanó el camino a Cornejo, para quien fue un trámite resolver la situación con sus competidores internos, la hoy vicegobernadora Laura Monter, y el ministro de Economía Enrique Vaquié.
Llegaron los tiempos de paz.
Así están hoy
Con la UCR gobernando Mendoza y participando en la Nación, la gestión es “el único” tema entre ellos. Así lo dicen todos.
“Julio pasa por su mejor momento laboral. Concentrado en el Senado y sin pensar en campañas”, dijo un cobista cercano al senador. En ese sentido, aseguró que “se lleva muy bien con Alfredo; se llaman seguido”. Pero aclaró que “todo es por la gestión”, citando temas como Portezuelo del Viento o el Atuel, entre otros.
Los cornejistas coinciden. “Hablan de temas específicos”, indicó un colaborador del Gobernador. “No es una relación fría ni caliente. Es normal. Por cosas puntuales”.
Los cobistas rescatan el papel de su jefe en temas nacionales: “Hace aportes importantes”. E incluso rescatan que critique la gestion de Macri. “Eso demuetra su objetividad”, dicen. Los cornejistas no se ven muy contentos con eso. “A veces eso no se ve bien en la Nación”, opinan.
En este sentido, el cobismo dice que “Cobos tiene llegada en la Nación” y eso ayuda a Cornejo. Para los cornejistas “Alfredo levanta un teléfono y lo atiende Macri”.
El que "siempre mide bien" y el paso del tiempo
Más allá de expulsiones y regresos, la UCR local sabe que en 2009 y en 2013 Cobos fue fundamental para ganar.
Y en 2015, por más que muchos cornejistas lo nieguen, el veterano político volvió a demostrar gran caudal de votos para llegar al Senado nacional. Aunque los cobistas también reconocen que la tarea política de Cornejo fue fundamental para instalar a la UCR en el poder, liderando la alianza de Cambia Mendoza (e integrando Cambiemos en el país).
Este año no es electoral y nadie habla de postulaciones. “Veremos el año que viene”, dicen. Sin embargo el hecho de que Cobos “siempre mide bien” sigue incidiendo.
Los cobistas (y el mismo Cobos) aseguran que no piensa en candidaturas. Pero hay quien dice que “si la gestión no resulta buena y Julio sigue midiendo como desde hace 10 años, alguien podría llamarlo”.
En el cornejismo prefieren obviar la respuesta. Aunque alguien lanzó un dato: “Cuando termine el mandato de Alfredo, habrán pasado 16 años del inicio del gobierno de Cobos. Ya muy pocos votantes se acordarán de él”.