Por Marcelo Zentil - mzentil@losandes.com.ar
Alfredo Cornejo transita su primera vendimia con los beneficios que trae aparejado ser el “nuevo”. No puede hablarse de la “luna de miel” de los primeros cien días en este caso. No hay enamoramiento posible de los mendocinos con la política y el Gobernador no derrocha precisamente carisma. Pero sí hay comprensión y entendimiento, eso que viene con el tiempo en las parejas.
Lejos de la excitación que solía apoderarse de Francisco Pérez en esta época de visitas nacionales y frutas lanzadas al aire desde los carros, Cornejo parece disfrutar más el papel de observador que el de protagonista de los fastos de la Vendimia.
Pero la incomodidad que significa el protocolo para él se vio compensada esta vez con los discursos de los productores, que lejos del reclamo destemplado, agonizante, de años anteriores, optaron por un mensaje crítico de la situación pero con las esperanzas puestas en los debutantes.
Sí tuvo que morderse los labios el Gobernador con la marcha en el Carrusel de los estatales y en particular del sindicato docente, que esta vez apuntó sobre todo a una idea suya: el ítem Aula. Aunque de tan repetitiva, esa manifestación ya parece integrada al desfile sabatino y pierde efecto, aunque Raquel Blas sobractúe para llamar la atención.
La procesión del SUTE estuvo precedida el viernes por la definición de un paro por 24 horas y sin fecha contra la propuesta oficial de aumento y sobre todo contra ese plus por “productividad” que cobrarán sólo los docentes que den clases.
La puja con el gremio ha marcado el clima de las últimas semanas y tras la huelga del primer día de clases, el lunes pasado, la decisión de parar otra vez sólo un día y sin fecha pareció más una capitulación que un aumento de la ofensiva contra el Gobierno.
Así lo entienden los sectores opositores dentro del SUTE, identificados con la izquierda, que piden más dureza en el reclamo. Y así incluso lo ven en otros gremios estatales.
Ahora, en términos de lucha gremial, se imponía un paro por 48 horas y, de ser posible, mañana y pasado, cuando la Vendimia aún esté desplegando repeticiones, para llegar más fuertes a la reunión del martes.
La medida light adoptada no se condice con el discurso iracundo del líder del gremio, Adrián Mateluna, forzado por el frente interno a mostrarse inflexible, aunque por lo bajo mantenga conversaciones informales con los funcionarios.
Esa ambigüedad le da esperanzas al Gobierno, que promete superar la última oferta, básicamente a partir de lo definido en la negociación nacional, con la suba de adicionales que pagará la Casa Rosada. Así, dice, la suba anualizada sería de alrededor del 32%.
Si el SUTE no fue por más quizás es porque puede palpar que no tiene margen entre las bases para hacerlo. El descuento del día no trabajado es al fin de cuentas un golpe directo al bolsillo. Y además, la huelga que “sirve” por su efecto es la de los que van a terminar cobran el cuestionado ítem: si ellos no se suman, no hay impacto.
“Están acostumbrados a que amenazan y funciona, y lo único que quieren es que saque el ítem Aula, pero yo no voy a resignarlo. Por eso están desorientados”, calmó Cornejo a unos de sus funcionarios.
El entusiasmo del Gobernador tiene que ver también con lo que las encuestas que encarga le dicen: los mendocinos mayoritariamente apoyan su planteo. Y cree que los docentes también lo van a terminar avalando, una vez que pase el momento de la disconformidad y cobren.
Está claro que la “ineficiencia estatal” es el enemigo que eligió al menos para la primera etapa de su mandato y, por ahora, le rinde frutos.
En el Gobierno dicen que nadie puede sorprenderse con este “cambio cultural” que propone porque es, en definitiva, lo que prometieron en la campaña electoral, que parece muy lejana a esta altura: premios y castigos para los estatales, de acuerdo a su desempeño.
“Es una manera de empezar a mejorar”, definen y enumeran las felicitaciones que han recibido desde el presidente Macri para abajo. Por ahora, nadie los ha imitado, pero otra vez Mendoza puede ser el laboratorio de ensayo nacional.
El plan oficial es cerrar la paritaria con un acuerdo con el SUTE y que los docentes cobren en marzo la suba. Por eso, por ahora, el aumento por decreto está en el freezer.
Cornejo ya tiene en mente otro cambio, pero ya para la prometida paritaria del segundo semestre: un premio para los que tengan “asistencia perfecta”, que va más allá del ítem por presentismo que ya cobran.
Detrás de este cambio, al igual que del ítem Aula, están las estadísticas: en 2015 las licencias sumaron 517 mil, algo así como diez días por docente, en promedio.
La pulseada con el SUTE es clave para el Gobernador porque marcará la negociación después con el resto de los gremios estatales. Y lo que ocurra este año, como ya se dijo en esta columna, marcará las paritarias de los años siguientes.
El cronograma del resto de las paritarias va a definirse esta semana, pero está claro que en todas el denominador común será que una parte del aumento ofrecido estará atada a la productividad.
En Salud, dicen en el Gobierno, es más fácil y ya existen algunos ítems relacionados. En la Administración Central, a priori más difícil y aún están buscando la forma.
Los gremios están expectantes. En ATE dicen que quieren ver qué plantea el Ejecutivo. En Ampros se sorprenden porque este gobierno dejó de pagar la productividad y, por lo tanto, “ahora no puede venir a ofrecerla”. El gremio ya pidió a la Justicia que declare la inconstitucionalidad de aquella decisión.
Un analista del peronismo parece haberle “sacado la ficha” a Cornejo: “Cuando eliminó las mayores dedicaciones, de golpe le redujo el sueldo 10 mil pesos a muchos. Ahora, qué van a preferir todos los que se quedaron sin ese dinero: 500 pesos más de aumento o que le devuelvan la mayor dedicación”. La respuesta es clara.
El Gobernador, en tanto, no deja de lamentar ni un solo día la herencia que recibió de Pérez. Y hasta mira sorprendido a sus correligionarios que lo felicitan por haber enderezado el barco, sin entender la profundidad de la crisis. “Estamos pagando los sueldos con créditos y a los proveedores con papeles, no sé cuál es el mérito”, cortó a uno que lo alabó.
La única esperanza es que en el segundo semestre, tenuemente, y en 2017, con mayor fuerza, bajen la inflación y crezca la economía. Hasta tanto eso ocurra, seguirá viviendo de prestado.