Puestos a buscar explicaciones más profundas sobre el duro embate del gobernador Alfredo Cornejo contra el ministro de Energía de la Nación Juan José Aranguren, en el oficialismo desgranan algunas respuestas.
Al menos un puñado de razones habrían alcanzado para que Cornejo eligiera un cita casi de compromiso en el Rotary Club en Buenos Aires para mostrar, en dos años, su lado más duro con la administración de Mauricio Macri.
Por un lado, Cornejo en su reciente rol de presidente de la UCR, tiene que contener voces disonantes que al interior del partido han mostrado -desde siempre- su recelo con el Pro y hasta con la creación de Cambiemos.
En ese sentido, sus críticas operan como válvula de escape para las presiones partidarias que llegan a su mesa respecto de la participación efectiva del radicalismo en el gobierno, pero también sobre la necesaria consulta de algunas decisiones polémicas.
En otro orden, su afección a las encuestas le cumple en remarcar la caída de la imagen presidencial, producto de las variables económicas, principalmente la inflación, incluso en Mendoza.
Finalmente, en el Ejecutivo entienden que la virulencia en la aplicación de los nuevos cuadros de las tarifas energéticas, principalmente el gas, son una bomba de tiempo en la creación de un clima social adverso, de esos que si la política no advierte a tiempo, se tornan irremontables.
Por ello, y con la intención de colaborar y prevenir, pero también de diferenciarse, Cornejo aseguró que Aranguren “le ha hecho meter la pata al Gobierno”.
Y no sólo eso, apuntó a donde más le duele al macrismo: aquellas inconsistencias de sus funcionarios que vía conflicto de intereses (como Caputo) o desidia ética (como Triaca) poco contribuyen para salir “del populismo”. O lo que es igual a decir que en casi nada se diferencian del kirchnerismo.
Si bien el asunto de las tarifas ya se había colado en la reunión del Comité Federal de la UCR, el cornejismo cree que aquí el gradualismo no ha sido tal y que la oposición ya está agitando el descontento con protestas en los departamentos que podrían incrementarse en volumen y masividad con la llegada del frío intenso y de la nueva facturación que también vendrá con más aumentos.
Con presión de la CGT y el PJ, Cornejo presentará esta semana una “contrapropuesta” de un nuevo cuadro tarifario. Son medidas paliativas para evitar un estado de queja generalizado de la clase media que en un par de meses podría tornarse en una crisis severa.