Corea, el primer escalón hacia la copa del mundo

Argentina derrotó a un duro Corea, que abusó del juego brusco. Dos goles de Valdano y otro de Ruggeri le dieron forma al exitoso debut.

Corea, el primer escalón hacia la copa del mundo

Gracias a la gentileza del amigo Daniel Arcucci, realizador de "Mi mundial, mi verdad", el libro de Editorial Sudamericana que acaba de aparecer, compartimos un pasaje del capítulo en el que Diego, puntilloso, reconstruye la incertidumbre de los momentos previos al debut argentino en el torneo y las alternativas del áspero partido frente a Corea del Sur, el primer escalón hacia su Copa del Mundo

El primer gol del Mundial

Nunca me voy a olvidar de la primera formación, la que dio el primer paso. Pumpido; Clausen, Brown, Ruggeri y Garré; Giusti, Batista, Burruchaga y yo; Pasculli y Valdano.

A los treinta segundos, ¡a los treinta segundos!, me dieron el primer patadón. Se llamaba Kim, o algo así, y me entró con todo de atrás. El gallego Sánchez Arminio, el referí, ni mu. Nada. Y eso que ya hablaban de Fair Play.

El ex jugador de waterpolo que era presidente de la FIFA, Joáo Havelange, se había llenado la boca toda la semana con un discursito: "Defiendan la habilidad, castiguen la violencia". Linda frase para una calcomanía, pero en la cancha, nada…

Yo me levanté sin protestar, agarré la pelota y la puse para el tiro libre. Eso era lo que necesitábamos: tiros libres cerca, o no tan cerca, del área, como ese, el primero, que no servían para mandar la pelota por arriba. En esa, la primera, ya la intentamos.

Yo la tiré a la derecha y Valdano no la pudo controlar, pero era el camino… ¿Jugada preparada? Sí, jugada preparada por nosotros, por los jugadores. Si no teníamos jugadas preparadas, ¡no teníamos jugadas preparadas, viejo!

Me hicieron once foules. Once. No sé si son muchos o pocos, pero todos fueron muy violentos. Muy.

Vuelvo a ver el partido por primera vez, ahora, y después de treinta años me duele. Hay fotos que no parecen de fútbol: ¡eran karatecas!

Uno me entró tan fuerte con los tapones que me traspasó la media ¡y la venda! Y miren que yo usaba vendas que eran como yesos, ¿eh?

Y por encima de las medias. Me vendaba así, una costumbre de siempre. Carmando, aparte de masajearme, hacía eso también. Era un ritual en el vestuario. Eso me daba más seguridad: me ajustaba bien las canilleras, primero. Me ponía las medias, después, y me las subía bien hasta arriba, por arriba de las rodillas. Ahí recién aparecía Carmando con sus manos mágicas y me vendaba, vuelta y vuelta.

Era un y eso, te juro. También usé siempre los mismos botines, los Puma King, en todo el Mundial. Me había llevado cinco pares a México y los iba ablandando hasta sentirlos parte del pie. Me los probaba todas las noches previas al partido, pero al final siempre usaba los mismos, unos que me quedaban como un guante.

Y los tapones eran fundamentales: altos atrás y bajos adelante. Jamás voy a decir que jugaba con tacos altos, je, pero esa diferencia se la recomendé a varios jugadores y varios lo adoptaron, porque era la mejor manera de traccionar. Cuando frenás, los tapones de atrás te agarran más y no pasás de largo.

Igual, por más vendas y botines buenos que tuviera, las patadas me las daban. De uno de esos foules vino el tiro libre que fue nuestro primer gol. Es el foul de la foto famosa: el tipo me está cruzando directo a la rodilla izquierda y yo estoy gritando de dolor, ¡porque me dolió en serio!

Cuando vuelvo a ver el partido, me doy cuenta de una cosa. El tipo, que se llama Park -pero de diversiones, nada-, me pegó a los tres minutos. Y el tiro libre lo pateé a los cinco. Dos minutos tardé en recuperarme. No fue joda la patada. Y el turro del árbitro no sólo no le sacó la amarilla, ¡no le dijo nada!

Yo mismo le pegué en el tiro libre, pero no la pude levantar. No sé si me faltó precisión porque todavía estaba dolorido o qué, pero la pelota rebotó en la barrera y me volvió a mí, derechito a la cabeza. De primera y de memoria, abrí a la derecha para Valdano, como en la jugada anterior, la primera del partido.

Jorge entró con tiempo por la derecha y la cruzó al otro palo. Se metió entre el arquero, que se llamaba Ho, y Pasculli, que había picado por el medio por si mandaba otro centro Valdano. Ho, miren qué nombre. Lo gritamos con todo. Era el primer gol en el Mundial. Era importante.

Un fragmento del libro "Mi Mundial, mi verdad" en el que Diego Maradona, con la perspectiva que brindan los años transcurridos y sin esconder la basura debajo de la alfombra, recuerda la epopeya de México 86.

Breves en el tiempo

Sin el kaiser Passarella

Los Andes reflejaba en sus páginas la ausencia en el debut ante Corea del estelar defensor, quien se reponía de un problema estomacal y concurrió al hospital Humania acompañado del doctor Madero. “El entrenador (Bilardo) no aclaró si Passarella, que viene por tercera vez a una Copa del Mundo, podrá ser de la partida contra Italia”, decía.

¿Afecta la altura de México?

Carlos Bilardo y Daniel Passarella discreparon con otros dos integrantes de la Selección -Maradona y Valdano- al desestimar los efectos de la altura sobre la calidad de juego que se verá en el Mundial. Bilardo dijo que sus dirigidos no tienen ningún problema en el horario en que se disputarán los partidos, mientras que Passarella dijo estar en desacuerdo con el mito de la altura porque “en 1970 se jugó una Copa brillante”.

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