Hace tres semanas y media este diario dio la buena noticia de que el Parque Provincial Cordón del Plata, con más de 175.500 hectáreas protegidas, mostraba un incremento en la presencia de fauna silvestre que habita la zona, la cual durante años recibió la presión de la caza furtiva y la captura para el comercio ilegal.
En el ecosistema de este área natural protegida, ubicada en los departamentos de Luján de Cuyo y Tupungato, se pueden avistar, alrededor de 10 especies de mamíferos, más de 70 especies de aves y otros animales como sapos, lagartos y diferentes clases de insectos.
El sistema provincial de áreas protegidas está sostenido por una legislación ambiental nacional y provincial, cuyas unidades de conservación son representativas de las ecorregiones presentes y de algunos ecosistemas de características singulares.
Se sostiene que el sistema de áreas naturales protegidas de Mendoza fue uno de las primeras unidades de este tipo en establecerse y ser gestionado en el país.
Desde el punto de vista biológico es muy importante lo ocurrido en este territorio provincial, una de las áreas protegidas más cercanas al Área Metropolitana o Gran Mendoza, y en esa jurisdicción los amantes de la naturaleza pueden apreciar fauna y flora en su esplendor y como componentes de un ecosistema característico de la zona altoandina, que además posee en su perímetro recursos hídricos valiosísimos, como glaciares, vegas, arroyos y otros cursos que desembocan en el dique Potrerillos.
Entre las especies de fauna silvestre que se pueden apreciar en este parque, figuran guanacos, aves como el pato de torrente, picaflor cometa, chorlito de vincha, Cóndor Andino (Monumento Natural provincial por la ley 6599), búhos tucúquere y otras.
La protección de la flora andina es un gran factor a la hora de mejorar la calidad de vida de estos animales que encuentran en la vegetación, refugio y alimento para poder subsistir.
En esta valiosa recuperación tienen mucho que ver los científicos de los distintos organismos de la provincia que estudian estos ambientes y la vida que hay en ellos, y dan pautas para su mejor conservación.
También es relevante, en gran medida, la labor del personal de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR), dependiente de la Secretaría de Ambiente de Mendoza.
Las deficiencias logísticas, la falta de equipamiento y la escasa disponibilidad de guardaparques han sido las causas del deterioro de la protección ambiental.
Pensamos que sería muy auspicioso el aumento de guardaparques en estos espacios; siete como hay ahora, no obstante los refuerzos de temporada, nos parecen insuficientes para combatir la cacería furtiva, el trampeo de aves, la extracción de flora y el manejo de residuos sólidos dentro del área protegida.
También debe insistirse en la docencia, y el ámbito propicio para esta tarea son las escuelas y su capacidad de ampliar buenos propósitos entre los estudiantes.
En las aulas debe motivarse a los alumnos sobre el necesario cambio cultural asociado a la revisión de los hábitos y conductas para encarar nuevos paradigmas relativos a la conservación de la naturaleza.
Sabemos que es una misión no despojada de dificultades, pero que vale la pena encarar desde la niñez, para lograr personas con respeto hacia la biodiversidad de nuestros ambientes y su rica carga.