El presidente Alberto Fernández no lo oculta: le preocupa sobremanera lo que pueda ocurrir en el conurbano bonaerense, la zona más densamente poblada del país, con inmensos bolsones de pobreza, el mayor desempleo promedio y ahora -junto a la Capital Federal- el escenario con más casos de coronavirus. Por ello, le está prestando especial atención, no sólo con gestión política codo a codo con Áxel Kicillof y los intendentes, sino con recursos líquidos.
En términos absolutos, Buenos Aires es la jurisdicción que más dinero recibe de la Nación. En términos relativos, no. En transferencias no automáticas (discrecionales) está en el puesto número 12 si se considera el reparto per cápita entre las 24 jurisdicciones, según un análisis realizado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
Entre marzo, abril y mayo (los meses de la pandemia) la Nación coparticipó 439.785 millones de pesos, un 17,3% más que en el mismo período del año pasado, según datos de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales. En ese periodo, Mendoza recibió 16.701 millones de pesos, un 18% más, el mismo incremento que Buenos Aires y más que la Capital Federal (16%). Son subas nominales insignificantes si se las compara con la inflación del 46%.
El fondo de la crisis no se ve
Cuál será el fondo de la crisis y cuánto caerá la recaudación nacional es algo que nadie se anima a responder. Sin posibilidad de emitir deuda externa y con un mercado de capitales local ínfimo, el Gobierno de Fernández apuesta a la emisión para el reparto. Es por ello que la base monetaria aumentó 18% ($ 340.000 millones) desde principios de marzo, antes de la pandemia.
Según pudo saber este diario, el Presidente está decidido a impulsar durante su gestión dos medidas que tendrán impacto directo en los recursos: la primera es una reforma tributaria y la segunda (y más compleja) es una nueva coparticipación federal. Habrá que ver si la política y los intereses de cada jurisdicción lo acompañan.
Argentina lleva 26 años sin acatar la manda constitucional de la Reforma de 1994, que ordenaba una nueva distribución. Y Fernández quiere que la provincia de Buenos Aires recupere los ocho puntos porcentuales que perdió durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Con ello se reemplararía la compensación que supo llamarse "fondo del conurbano".
Al visitar Formosa, una de las tres provincias más pobres de la Argentina, el Presidente lo dijo el jueves: "Tenemos que revisar la coparticipación federal y terminar la discrecionalidad del poder central. Hay que distribuir adecuadamente los ingresos públicos".
Pero al menos en el arranque de su gestión, esa discrecionalidad es parte del proceso. En el Gobierno la adjudican sólo a "la pandemia que mata gente".
Reparto discrecional
La Nación distribuyó 100.000 millones de pesos en transferencias no automáticas entre las provincias en el primer cuatrimestre de 2020. De ese total, el 43% fue a parar a las arcas de la Buenos Aires que administra Kicillof, según el Iaraf. "Buenos Aires, Santa Cruz, Entre Ríos y La Rioja son las provincias más beneficiadas en cada uno de sus grupos", dice el informe que separa a las jurisdicciones por nivel de ingresos y densidad poblacional.
Rafael Flores, experto de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), explicó a este diario que "la gran mayoría de los giros no dependen de la discrecionalidad del Poder Ejecutivo, sino que se ajustan a parámetros prestablecidos en acuerdos con las provincias". Lo que sí es completamente discrecional son los ATN, que desde que arrancó el año representaron el 11% de lo que se repartió.
Si se analiza la distribución per cápita, Buenos Aires recibió en el primer cuatrimestre 2.408 pesos por cada habitante; Mendoza, 1.516; Capital Federal, 1.426; Córdoba, 1,250; y Santa Fe, 1.169 pesos.
Al ser consultados, en el Gobierno reconocen su preocupación por el Área Metropolitana de Buenos Aires -donde hoy está el 85% de los casos de contagios de Covid-19- pero niegan tajantemente que exista discrecionalidad a la hora de transferir recursos.
Según Fernández, su gobierno está "ayudando mucho a las provincias", dado que puso a disposición 60.000 millones de pesos y otros 60.000 de un fondo fiduciario con tasa blanda que se reparten de acuerdo al porcentaje de coparticipación.
En el Ministerio de Economía explican que son las provincias las que gestionan la asistencia, de acuerdo a sus necesidades. Lo números del Iaraf indican que, per cápita, La Rioja (con $ 7.711), Santa Cruz ($ 4.808) y Entre Ríos ($ 3.733) recibieron más fondos que Buenos Aires.
En el Ministerio del Interior explican que la administración de los recursos se fue dando en los últimos tres meses al son de la pandemia. "Había provincias que tenían sistemas sanitarios muy deficientes y hubo que ponerles más recursos", dijo un funcionario. Y señaló que esa es la causa por la que de los 12 hospitales modulares que se construyeron en el último mes, nueve están en la provincia de Buenos Aires (donde reside el 40% de la población del país).
Inversión directa en las provincias
Un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) muestra que las erogaciones del Gobierno nacional que mostraron mayor crecimiento en el cuatrimestre fueron las Transferencias Corrientes dirigidas a provincias, con un salto del 241,9% anual.
En tanto, las transferencias corrientes al sector privado se incrementaron 206,8%, para financiar gastos vinculados a la atención de la pandemia. Estas subas fueron compensadas parcialmente por la retracción de las transferencias de capital a las provincias (-34,7%) y de la Inversión Real Directa (-10,9%).
En materia de inversión real directa y transferencias de capital a provincias, la Capital Federal recibió un 44,8% más; Buenos Aires registró una caída del 30,6%; Córdoba mostró una baja del 37,7%; y Mendoza un retroceso menor, del 5,3%.