Argentina sumó ayer una nueva frustración en la Copa Davis, aunque esta vez con la certeza de que se llegó más lejos de lo esperado, al perder en la semifinal del Grupo Mundial con Bélgica por 3-2, en una serie jugada en Bruselas que se definió con la derrota de Federico Delbonis ante Steve Darcis por 6-4, 2-6, 7-5 y 7-6 (3).
En primer turno, Schwartzman, 68 en el ranking mundial y reemplazante de Leonardo Mayer, comenzó el partido en gran nivel y logró incomodar a Goffin (15), pero terminó perdiendo en sets corridos: 6-3. 6-2 y 6-1.
Los belgas recibirán a fines de noviembre e Gran Bretaña, que ayer se impuso sobre Australia, en Glasgow, en la otra semifinal, mientras que Argentina regresará a Buenos Aires y comenzará a planear una nueva ilusión en la Davis desde el miércoles próximo, cuando la ITF sortee el Grupo Mundial 2016 y conozca su rival.
El equipo ‘albiceleste’ de Daniel Orsanic, que hizo durante todo el año un culto del bajo perfil y la unión del grupo, se instaló entre los cuatro mejores del mundo tras vencer a Brasil y Serbia, ambos en Buenos Aires, en el predio de Tecnópolis, con una figura que sobresalió sobre el resto, la de Leonardo Mayer. El correntino, actual número uno del tenis argentino, fue pieza clave para evitar en setiembre del año pasado el descenso de categoría, y en marzo se vistió de héroe para levantar la serie con Brasil y luego repitió ante los croatas, con victorias en singles y dobles que allanaron el camino.
La ausencia del ‘Yacaré’ en el último día de juego, agotado físicamente luego de haberle dado dos victorias al equipo, es una de las razones de la derrota ante los belgas, que avanzaron a la final sin que les sobrara nada. Es que Argentina comenzó en desventaja el viernes con la derrota de Delbonis ante Goffin, y luego Mayer le ganó a Darcis, para igualar, y el sábado se juntó con Carlos Berlocq y entre ambos ganaron el punto de dobles, que dejó al equipo ‘match point’ en la eliminatoria.
Sin embargo, la baja de Mayer se reemplazó con Diego Schwartzman y el ‘Peque’ hizo poco ante tenista muy superior como Goffin, quien lo venció por un cómodo 6-3, 6-2 y 6-1, y la semifinal quedó igualada. Con ese contexto salió a jugar el ‘zurdo’ azuleño Delbonis, y estuvo cerca por momentos, pero cometió demasiados errores y así se esfumó la ilusión. Delbonis comenzó el partido prendido, con buenos tiros de derecha y bien con el servicio, y se encontró con un rival que había jugado ocho horas los días previos y por esa razón pretendía que los puntos fueran lo mas cortos posibles.
En el primer set fueron todos puntos cortos, a un máximo de dos o tres intercambios, hasta que el marcador quedó igualado en tres, y ahí Delbonis cometió una doble falta, Darcis le quebró, se adelantó 4-3 y pasó al frente, ya que luego confirmó 5-3 y eso le reportó el set por 6-4. El azuleño reaccionó en el segundo parcial, cuando ajustó la devolución y se adelantó un par de metros en la cancha (había estado demasiado retrasado), eso le permitió levantar un 15-40 en contra, se puso 3-2 y luego quebró para adelantarse 4-2, y cerró el set con otra ruptura sobre el saque del rival por 6-2. Con el partido igualado, crecía la ilusión del banco argentino, pero el azuleño extrañamente dejó de hacer el juego que le daba beneficios y pasó a ser dominado por el belga. Darcis se sentía más cómodo en la cancha y dominaba con pelotas con mucho slice y bajas sobre el revés, así impuso sus condiciones y se llevó el set por 7-5 luego de haberlo quebrado a Delbonis en el 6-5. En el cuarto y definitivo set se vivió el momento más emotivo, con Darcis al frente casi siempre (tuvo dos match points con su servicio cuando ganaba 5-4) y Delbonis con un coraje enorme para salvar cada situación, acorralado, pero con mucho temple en una superficie que no favoreció para nada su juego. Sin embargo, el argentino estiró la agonía hasta el tie break y allí cayó claramente por 7-3, lo que desató el festejo el banco europeo y la resignación en el otro lado.
El final encontró, como una imagen de lo que fue todo el año en el ciclo de Orsanic, al equipo abrazado con el capitán, unido, consciente de que con poco se llegó demasiado lejos y que se estuvo cerca, aún sin un crack como podría ser Juan Martín Del Potro, si finalmente supera sus males y regresa al tenis.