La suerte es un factor imponderable que puede incidir en determinados resultados. Por las figuras que componen su plantilla, aparece la Argentina, otra vez, como la candidata a levantar la Copa América. Y con la incidencia de la deserción de Uruguay, Brasil y Paraguay del certamen. Monstruos descabezados tempranamente. Mayor presión -o motivación- para la Selección por alzar el trofeo y romper el maleficio de 23 años sin títulos en selección mayor.
Y a esa cuota de fortuna, si se quiere por el camino despejado sin a priori grandes cucos, -aunque en la intimidad Argentina respetan a México-, debe esta selección agregarle convencimiento y determinación desde el juego. Sostener el protagonismo. Con Panamá se goleó por Messi. Pero el mismo Tata Martino resaltó en conferencia la complejidad del partido a partir de los 20 minutos posteriores a aquel gol de Nicolás Otamendi que abrió el marcador. Después, el desastre de Messi. Por último, el cierre de Kun Agüero. El 5-0 pareció mucho.
El equipo con Chile gustó, pero con Panamá no tuvo frescura. Por eso con Bolivia debe procurar crear circuitos de juego más sostenidos en el tiempo, ensayar enroques posicionales sabiéndose clasificado, probar con un 9 escalonado entre Kun y Pipa. Que los internos convertidos en punteros ataquen al vacío. Algunos partidos ya no serán planteados con el predilecto 4-3-3 de Martino y el triángulo invertido como él mismo DT lo llama, plasmará la disposición táctica con un 4-2-3-1.
Éste es el último partido para practicarlo. A partir de aquí, se achica el margen de error. Y en el fútbol moderno ganan terreno los futbolistas polifuncionales y los pierden los que se encasillan en un solo puesto. El pressing alto requiere mucho trabajo, pero si algún encuentro es ideal para moldearlo es éste, más allá del resultado. Es el momento de probar.
También Martino habló de preservar jugadores tocados, de no exponer a aquellos sancionados con amarilla. Se vienen los cuartos de final en Boston. Duelos de eliminación. No habrá rivales de gran renombre, pero sí equipos aplicados, rigurosos físicamente y que pretenderán forzar una tanda de penales. Ya no existen los partidos fáciles. Que Leo frote la lámpara y haga de a tres goles tal vez no sea cosa de todos los días.
Por eso ante Bolivia, Argentina se juega más que 3 puntos: afianzar una filosofía de juego. Parecerse más a la que le ganó a Chile que a la que venció a Panamá.