El Gobierno iniciará hoy un juego a dos bandas como parte de su estrategia para atender las urgencias sociales del sector laboral ante la pérdida de poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación y el riesgo (aunque cada vez menos latente) de un eventual paro nacional.
A partir de las 10, en el Museo de la Casa Rosada, un grupo de ministros encabezados por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, inaugurará la mesa de Diálogo por el Trabajo y la Producción con la presencia de máximos dirigentes empresariales del Grupo de los Seis y del triunvirato de conducción de la CGT unificada.
Mientras, una hora después, a pocas cuadras de allí, en la sede del Ministerio de Desarrollo Social, su titular Carolina Stanley, recibirá a representantes de las organizaciones sociales, en la primera convocatoria de este tipo, entre ellas las principales: Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), Barrios de Pie y Corriente Clasista y Combativa (CCC).
El propósito del Gobierno, sobre todo después de la reunión que el presidente Mauricio Macri tuvo con el papa Francisco el sábado pasado, era que desde esta reunión inaugural la Iglesia Católica estuviera representada en la mesa de conversación tripartita por algún obispo de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).
Pero ante la invitación telefónica que recibieron de la Rosada y con la casi totalidad de los obispos en Europa tras el encuentro que tuvieron ayer con el Papa, desde la CEA se anticipó que no estarán en esta primera reunión.
“La Iglesia celebra la iniciativa del diálogo pero no es miembro de la mesa. Son el gobierno, los empresarios y la CGT los que tienen que dialogar. No es necesario que haya un obispo en la mesa”, dijeron fuentes episcopales a la agencia oficial de noticias Télam.
Ya a fines del mes pasado, los obispos habían anticipado esta posición a un grupo de funcionarios encabezados por Peña durante una reunión en la sede porteña del Episcopado, presidida por monseñor José Arancedo.
El razonamiento episcopal fue que la Iglesia Católica puede ofrecer un espacio para el diálogo pero no convocarlo ni ser parte, como sucedió con el Diálogo Argentino (2001-2002), frente a una situación institucional del país que nada tiene que ver con la actual.
Representación
La Iglesia, en cambio, estará representada en la reunión con Stanley. Será por medio de monseñor Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno, dos municipios del oeste del Gran Buenos Aires y entre los que tienen mayor desempleo y pobreza.
El encuentro, primero de este tipo con las organizaciones más representativas de la economía informal, fue valorado por Daniel Pérez, de Barrios de Pie, quien dijo que se hablará sobre los objetivos de largo plazo para reducir la pobreza y sobre las medidas de cara a este fin de año: pedirán que el bono de 1.000 pesos para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo no sea por familia, como lo anunció el Gobierno, sino por hijo; también el cobro de un “aguinaldo social” para los trabajadores de cooperativas.
Respecto de la otra reunión, será para negociar un bono de fin de año para los trabajadores privados y públicos, que la CGT sostiene debe ser de por lo menos 2.000 pesos. El Gobierno asegura no querer ponerle un monto (aunque habría acordado esa suma en la reunión de hace una semana con la CGT) y los empresarios dicen no estar en condiciones de pagarlo.
Pero el Gobierno buscará además comenzar a debatir asuntos que hacen al largo plazo, como el Plan Productivo que, entre sus ocho postulados, incluye temas relacionados con “la productividad y la competitividad”: proyecto de ley sobre empleo joven, frenado en el Congreso, y modificación de la ley de riesgos de trabajo (ART) para reducir la litigiosidad.