En el mundo actual, la rapidez que se imprime a la difusión de las noticias motiva que se cometan errores en la redacción, errores que no siempre están en la ortografía, en la pronunciación o en la tipografía equivocadas, sino que incluyen fallas conceptuales. En estos días, una duda que se planteó en torno a los arrestos de gente famosa y vinculada al poder fue la que atañe a los vocablos 'convivencia' y 'connivencia', sobre todo en cuanto a la diferencia significativa entre los dos términos.
El sustantivo 'convivencia' es de uso más frecuente que 'connivencia'. El diccionario nos lo define como "acción de convivir" y, respecto del verbo 'convivir' nos indica, de acuerdo con la formación de la palabra, que significa "vivir en compañía de otro u otros". Si vamos a las acepciones que el sustantivo puede adoptar, conforme a los contextos en que aparezca, veremos que el valor más usual es el de "situación en que dos o más personas, especialmente un hombre y una mujer, viven en la misma casa": "Las parejas hoy eligen la convivencia en lugar del matrimonio". Otra acepción es la que señala "situación en la que dos o más personas están en un cierto clima de armonía y tolerancia": "Se había instalado en la casa un clima de convivencia civilizada". La última acepción alude a la "situación en la que alguien tolera o soporta con entereza una cosa desagradable, molesta o dolorosa": "Desde que supimos el origen de su dolencia, aceptamos la convivencia con la enfermedad".
El segundo vocablo, 'connivencia', tiene origen latino: deriva de "coniventia" (con una sola N), cuyo significado era "indulgencia, permisión, condescendencia". Según lo indica la fuente latina consultada, el vocablo se formaba con "cum" y "nivere"; precisamente, este verbo "nivere" era el que significaba "cerrar los ojos" y, en sentido figurado, quería indicar "hacer la vista gorda, tolerar, permitir indulgentemente". Tomando en consideración esa etimología, la ilustre María Moliner, en su famoso Diccionario de uso del español, nos dice que la frase "estar o ponerse en connivencia" alude al "acuerdo entre dos o más personas para llevar a cabo una treta o un fraude del que se benefician todos". Incluye dos ejemplos:
"Está en connivencia con un empleado de aduanas para pasar contrabando" y "El prestidigitador está en connivencia con algunas personas de la sala". Es interesante leer que Moliner da el vocablo como equivalente a 'conchabanza', sustantivo relacionado con el verbo 'conchabarse', que ella define como "ponerse de acuerdo varias personas para algún fin no lícito o para perjudicar a otra".
Un rápido rastreo en páginas web nos indica que 'connivencia' hace referencia a "encubrimiento, fingimiento, hipocresía, ocultamiento, disimulo, doblez, permisividad…"; también averiguamos que puede aludir a la tolerancia de un superior en relación con las faltas que cometen sus subordinados.
Nos aventuramos a afirmar que quienes están en convivencia, por el hecho de vivir juntos y de compartir lo bueno y lo malo, es muy probable que estén en connivencia para encubrir, fingir u ocultar algún hecho o aspecto prohibido y reprobable: "Después de largos años de convivencia, a nadie sorprendió que estuvieran en connivencia para realizar tremendo fraude".
Dos adjetivos muy parecidos y, a veces, mal utilizados son 'accesible' y 'asequible'. Ellos se diferencian ya en su origen: 'accesible' está vinculado al verbo 'acceder', derivado del verbo latino "accedere", cuyo significado era "acercarse". Por ello, al calificar de accesible una cosa o a una persona, queremos significar que nos podemos acercar a ellas sin dificultad: "Ese lugar en la montaña está enclavado en un sitio accesible" y "Desde que está en un cargo importante, ya no es más aquella persona accesible que conocí". Si referimos esta cualidad a una idea, a un escrito, a una asignatura, toma el valor de "fácil de entender, comprensible, inteligible": "Me encanta leer sus notas en un lenguaje accesible para todos". Una persona accesible será aquella amable, cordial y abierta al diálogo: "Que se anime a realizar la consulta ya que es un docente muy accesible". Si la expresión fuera 'precios accesibles', estaremos aludiendo a que podemos adquirir tal o cual producto pues su valor está al alcance de todos.
En cuanto al adjetivo 'asequible', proviene del verbo latino 'assequi' ("conseguir, obtener"); el sufijo '-ible' indica posibilidad y capacidad o aptitud para conseguir u obtener algo. De allí que su definición sea "que se puede conseguir o adquirir". Si bien no es sinónimo de 'accesible', hay entre ellos una coincidencia en algunas aplicaciones: por ejemplo, 'un precio asequible' será un "precio moderado" y, por lo tanto, accesible; un conocimiento será asequible si resulta comprensible o fácil de entender y, en consecuencia, si es accesible. Nos indica el Panhispánico que 'asequible' se construye, por lo general, con las preposiciones 'a' y 'para': "Obra asequible para todos" y "Tarifas asequibles para todos". Esta misma fuente da una clara advertencia: "Conviene evitar su empleo con el sentido de 'que permite un fácil acceso o entrada' o, 'referido a persona, 'afable o de buen trato', sentidos que corresponden al adjetivo 'accesible'"
A todo esto, la Fundéu añade que el término 'asequible' es correcto cuando, dicho de un rival, significa "que se puede derrotar", según recoge el Diccionario panhispánico de dudas. Nos transcribe el siguiente ejemplo, tomado de las informaciones deportivas: "El cuadro de José Mourinho lidiará con un grupo asequible en sus primeros pasos".
Respecto de esta observación, añade esta entidad que, si bien su uso es correcto, conviene recordar que hay otras expresiones como un 'rival fácil', o un 'rival fácil de ganar' que son igualmente correctas en español.
Por último, diremos que el adjetivo 'accesible' se usa para referirnos a personas o espacios físicos, mientras que su parónimo 'asequible' se relaciona con bienes materiales. Por consiguiente, una persona será accesible, no asequible, mientras que tal o cual bien será asequible, mejor que accesible.