Cocinar es un acto de amor, que reúne alrededor de una mesa a la familia y nos permite vivenciar de la manera más íntima ese calorcito de hogar que a todos nos resulta especial, nos brinda seguridad y bienestar.
La cocina es el corazón de una casa y tenerla siempre abierta a los seres que nos rodean implica generosidad para dar y disposición para recibir, compartir y sumar.
"Ahí se cocinan las cosas más importantes, las pequeñas grandes charlas, las disculpas y las mejores sonrisas", afirma María Urrutigoity, la chef que en esta nota comparte su experiencia, y alienta a sus seguidores a invitar a los amigos a las cocinas de sus hogares, para que ayuden y participen en el desarrollo de una receta.
- ¿Qué significa cocinar para los amigos?
- Ante todo es un acto de amor, creo es de las formas más lindas que existen para compartir con amigos. Yo no creo tanto en el hecho de cocinar en las previas y que lleguen y esté todo listo. Apuesto a hacerlos participar, si son de confianza. Sugiero que siempre se los involucre, que estén presentes y que al menos intervengan en el paso final de un plato.
Poner una picada en la cocina y que ellos te miren cocinar y conversen también es válido; tiene que ver con generar una experiencia alrededor de una invitación, donde cada uno forma parte de esto tan cálido y tan lindo que es cocinar.
- ¿Qué sucede en las clases de cocina que brindás?
- Suceden varias cosas y de forma simultánea. Yo persigo brindarles herramientas a quienes no son cocineros profesionales para recuperar este espacio dentro de los hogares. En los cursos enseño a cocinar mediante técnicas básicas y correctas recetas ricas, sabrosas, sencillas y con onda. Todos los secretos de mi cocina se los revelo y me pongo en su lugar.
Una vez que manejás técnicas básicas y has ganado seguridad a la hora de resolver pequeños problemitas que puedan surgir, ya tenés gran parte del camino allanado. Entonces, ese momento que para algunos puede ser estresante, se transforma en placer y disfrute. Mi objetivo es que se enamoren de esta actividad.
- ¿Lo lográs?
- Es un tremendo y grato momento social. La gente se desconecta y se divierte, y los sentidos están exaltados con todo lo que estamos haciendo. A lo largo de estos 15 años muchos alumnos y alumnas se han transformado en amigos.
A partir de esto se han generado otras acciones en grupo como visitar bodegas, restaurantes, ferias y experiencias gastronómicas en distintos lugares: hemos ido a Mistura (en Lima) y Masticar (en Buenos Aires), por ejemplo; y próximamente tenemos planeada una visita a Chile.
- ¿Resulta sencillo explicar y que entiendan?
- Absolutamente sí, por que me pongo en el lugar de quienes no saben de cocina y respondo preguntas, dudas e inseguridades. Soy muy detallista para dar indicaciones y práctica para generar soluciones.
- ¿Qué emociones o vivencias se dan alrededor de la cocina cuando das las clases?
- Son maravillosas y me hace feliz. La gente trae buen humor y buen clima y me contagian de una energía lindísima. Muchos dicen que es mejor que ir al psicólogo, se genera un clima fantástico y salen recargados después de vivir algo muy lindo, donde se comparten datos, historias y vivencias.
- ¿Cómo vivís vos la gastronomía?
- La vivo como un sueño hecho realidad. Amo mi trabajo y disfruto de lo que hago, me encanta abordar nuevos desafíos, proyectos y generar el vínculo de enseñar. Lo vivo como un regalo de la vida y me siento plenamente agradecida.
- ¿Qué significa compartir tus recetas, tus conocimientos, tus creaciones en un ámbito donde se preserva la autoría de las creaciones?
- Compartir las recetas y conocimientos es una de las aristas de mi trabajo que más me gustan y apasionan. Disfruto de enseñar. Cuando era chica practicaba mientras cocinaba en casa, como si estuviera dando clases y enseñando a la gente.
Lo vivo con felicidad, llego con plenitud a casa luego de haber dado una clase de cocina, porque me nutre y me alimenta. En el compartir está la clave y la satisfacción, definitivamente.
- ¿ Qué feedback tenés de la gente que luego cocina para sus amigos ?
- Me mandan fotos de los platos cocinados y me cuentan cómo les fue al cocinar. Me resulta gratificante que el curso sea una excusa para transmitir cariño y amor y compartirlo con su gente querida.
María, sinónimo de sonrisa, expertise y alegría
María Urrutigoity estudió Gastronomía en Chile y Argentina y está especializada en alta cocina creativa con Martín Molteni. Además es técnica en Marketing. Actualmente asesora restaurantes y da clases de cocina desde hace 15 años.
En este marco, muchas veces viaja a dar clases a diversos lugares del mundo y comanda paseos de foodies a destinos culinarios. Es una de las socias del festival gastronómico ConBoca y, siempre con una sonrisa en su rostro, es una máquina imparable de proyectos.
En sus clases -exclusivas para 15 personas- está acompañada por diversas empresas de productos locales. Próximamente inaugurará su estudio de cocina, en el que sumará clases para niños y extranjeros. También será un espacio para grabación de videos y recetas.
Manos a la obra
Bruschetta con hongos, rúcula y huevo soft
Para 4 porciones
Ingredientes
4 rodajas de tostadas de pan de campo y aceite de oliva
300 g de hongos portobello o champignones
3 puerros en rodajitas finas
4 fetas finas de panceta
4 huevos
sal y pimienta
1 planta de rúcula
Procedimiento
Colocar las fetas de panceta en una sartén. Encender el fuego moderado y cocinar de ambos lados hasta que resulte sequita y crocante.
Por otra parte, colocar una cucharada de aceite de oliva en una sartén, una vez que está bien caliente, añadir los puerros y saltear durante dos minutos. Agregar los hongos fileteados y saltear vuelta y vuelta. Condimentar con sal, pimienta y reservar.
Para el huevo soft, forrar el interior de pocillos de café con papel film, dejando que sobresalga bastante por todos lados. Lubricar el film con un poquito de aceite de oliva. Colocar un huevo dentro de cada pocillo, salpimentar a gusto y con el papel film sobrante hacer un nudito, encerrando al huevo.
Es importante que este nudo no lo hagas demasiado pegado al huevo, porque se puede romper al desatarlo. Atar las bolsitas de film y huevos al palo de una cuchara de madera o a una espumadera y cocinar en agua hirviendo durante 4 a 5 minutos como máximo.
Presentación
Colocar el salteado de hongos y puerros sobre la tostada calentita. Ubicar la panceta crujiente, sobre ésta el huevo soft, y decorar con unas hojas de rúcula fresca.
Quiche de pollo, panceta y parmesano
8 porciones
Ingredientes
Para la masa de semillas:
300 g de harina 0000
3/4 taza de mix de semillas
150 g de manteca fría, en cubos
1 huevo (mediano o grande)
50 cc de leche
1 cucharadita de sal
Para el relleno
2 supremas chicas de pollo, en cubos
100 g de panceta ahumada en fetas
3 puerros picados
1 cucharadita de tomillo
1 taza grande de crema de leche
4 huevos
1/2 taza de queso tipo parmesano rallado
Sal y pimienta
Procedimiento
Masa: Colocar en un bol harina, semillas y sal, y mezclar bien. Luego añadir la manteca bien fría y en cubitos. Integrar la preparación con la punta de los dedos hasta formar un arenado grueso.
Una vez listo el arenado, añadir el huevo y la leche, y unir con las manos hasta formar un bollo. Estirar con un palote sobre la mesada enharinada y colocar sobre un molde para tarta. Con el palo de amasar, retirar los bordes que sobren de masa y llevar a la heladera durante 15 minutos para que la masa se enfríe.
Relleno: En una sartén bien caliente saltear los cubos de pollo y la panceta cortada en tiritas. Finalmente, incorporar el puerro y saltear por un minuto, buscando que quede crocante. Condimentar con sal, pimienta y tomillo.
Colocar el salteado dentro de la tartera. En un bol, batir ligeramente huevos, crema de leche y queso parmesano con un batidor de mano y salpimentar a gusto. Verter dentro de la tartera y cocinar en horno -precalentado por 10 minutos-, a temperatura media o 180°. Cocinar aproximadamente media hora. Servir tibia o caliente, acompañada con una ensaladita de hojas verdes.
Tarta de frutos rojos
Ingredientes
Masa
130 g de manteca blanda
100 g de azúcar
1 huevo
1 yema
250 g de harina
Relleno
500 g de crema de leche
4 cucharadas de azúcar
1 kg de frutillas
300 g de arándanos
Procedimiento
Con un batidor de mano, batir la manteca pomada con el azúcar, luego agregar el huevo y la yema e incorporar también con el batidor.
Colocar la harina en un bol y hacer una corona. En el centro de la corona colocar el batido de manteca, unir todo amasando lo menos posible. Cubrir la masa con film y dejar reposar durante 10 minutos en la heladera.
Al retirarla, estirarla con un palote sobre la mesada enharinada. Forrar un molde para tarta y pinchar con un tenedor. Cocinar en horno fuerte hasta que resulte sequita y levemente dorada.
Por otro lado, batir con batidora eléctrica la crema y el azúcar hasta que tome punto chantilly. Rellenar con esta crema la masa cocida y fría, y cubrir con los frutos rojos.