En las últimas semanas en el pueblo de El Nihuil y en el Club de Pescadores, asentado en una de las márgenes del espejo de agua, comenzó a circular la versión sobre las consecuencias aparentemente nocivas del humo de la recientemente reinaugurada planta de ferrosilicio. Hubo aseveraciones sobre la posible contaminación del aire y voces que aseguraban lo contrario, en lo que se imaginó como una defensa de la mano de obra que emplea esta fábrica (cerca de un centenar de personas), casi todas de la zona. Además, se registraron algunas marchas en contra y otras a favor del funcionamiento de esta industria y los ocasionales visitantes fueron informados sobre ambas.
Lo cierto es que desde la misma empresa, Manferro SA, salieron a aclarar que las emisiones de la ex Carbometal no contaminan y que se trata de una especie de vapor, tras llevarse a cabo el filtrado de los elementos que son emanaciones del material que se fabrica. “Nada va al aire”, se aseguró.
La firma, a través de distintos medios, aseguró que cumple con la norma Iram de calidad ambiental y del aire y que ello surge del monitoreo que hace con 8 estaciones que ha instalado en las inmediaciones de la planta. Hay estaciones dentro de la fábrica Manferro; en el Club de Pescadores; en el Complejo Las Lomas; en la escuela secundaria de El Nihuil; en las inmediaciones del dique homónimo; en el hotel Smata y dos en la zona de la pista de aterrizaje.
Desde la empresa se aclaró, no obstante, que se están realizando trabajos para lograr “traspasar” una barrera natural en el aire que permita que los vapores se disuelvan en capas más altas para evitar inconvenientes a la población. También aseveraron que se cumple con todos los requisitos ambientales y que el humo “es vapor” y no contiene partículas dañinas para la salud, como se sostiene.
Entre las razones de la oposición al funcionamiento de la reinaugurada Carbometal (que volvió a abrir el año pasado) algunos vecinos sostienen que “desde lo visual es espantoso y el impacto sonoro también es grande. En las noches, que eran de absoluto silencio en El Nihuil, hoy parece que tuvieras una desgranadora de maíz a 20 metros y ya no se puede dormir como antes, fresquito y con las ventanas abiertas”, reflexionó un habitante del lugar.
Pero las voces a favor de la fábrica sostienen que pese a algunos inconvenientes visuales (por el impacto para la vista) es valiosa su presencia por las fuentes de trabajo que genera.
Francisco Araujo, empleado de la empresa, cuando comenzaron los problemas dijo -entre otras explicaciones- que se está trabajando en un convenio con la Universidad Nacional de Cuyo para establecer otro control profesional para llevar tranquilidad a la población.
