Si bien es habitual que en las piletas de natación se realicen análisis bacteriológicos, como la comuna de Maipú trabaja con las normas ISO 9001, debe también determinar si existen parásitos en el agua.
Sin embargo, en el país no existía un instrumento que permitiera hacer este examen, por lo que el municipio se contactó con especialistas de la UNCuyo y llegaron a un diseño, que presentarán mañana.
La licenciada en Bromatología Elena Spadoni, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias, explicó que conocía, como colega, a Silvana Marchesi, encargada del Laboratorio de Bromatología de la Municipalidad de Maipú.
Así inició la labor conjunta hasta llegar a un dispositivo que contará en poco tiempo más con la patente de propiedad intelectual compartida por ambas instituciones.
Spadoni detalló que existen aparatos y modos estandarizados para tomar muestras con el objetivo de detectar la presencia de bacterias en el agua, que es un estudio que se realiza habitualmente en las piletas.
Pero el inconveniente que enfrentaron es que no ocurre lo mismo con los análisis de parásitos, pese a que hay algunos que son resistentes a la concentración de cloro que se utiliza en las piscinas.
El equipo de investigadores replicó la metodología de la Asociación Americana de Salud Pública, pero debían resolver el problema de la toma de muestras. Es que como la proporción de parásitos en el agua es muy baja -pese a que ingerir sólo uno es suficiente para contraer una parasitosis intestinal-, era necesario extraer unos 300 litros. Por otra parte, se debe contar con líquido de distintas profundidades.
De ahí que comenzaran a trabajar en 2015 para idear un dispositivo que les permita recolectar, filtrar y analizar muestras de agua y así detectar la presencia de parásitos.
La licenciada Spadoni, por su parte, presentó el proyecto en la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo y obtuvo financiamiento para desarrollarlo.
El instrumento de medición resultante es portátil y cabe en una camioneta pequeña.
Mañana, a las 8.30, el rector de la universidad, Daniel Pizzi, y el intendente de Maipú, Alejandro Bermejo, firmarán un convenio para su utilización en los natatorios municipales. Sin embargo, no descartan que el instrumento pueda ser utilizado en otras piletas y con diversas finalidades en un futuro.
Elena Spadoni detalló que también han desarrollado una capacitación para quienes se encargan del mantenimiento de las piscinas, ya que se puede evitar la presencia de parásitos con ciertos cuidados que tienen que ver con la higiene.
Esto, ya que algunos son resistentes a la cantidad de cloro que se utiliza en las piscinas y si se coloca más, puede generar problemas en los ojos y en la piel.
Estas precauciones, detalló la bromatóloga, tienen que ver con no meterse en el agua si se tiene algún problema intestinal. También, con que las madres incentiven a sus hijos a ir al baño antes de ingresar a la pileta. Y ducharse previamente para eliminar restos de protector solar o cremas, ya que estos productos afectan el equilibrio químico, pH y proporción de cloro.
Los parásitos pueden causar parasitosis intestinales en las personas que los ingieren accidentalmente. Los grupos más vulnerables a esta enfermedad son los niños, las embarazadas y los adultos mayores.
Como lo recomendable es evitar la ingesta de agua, pero esto es muy difícil en el caso de los pequeños, lo fundamental es mantener ciertos hábitos higiénicos.
Silvana Marchesi comentó que ya han probado el dispositivo en las tres piletas de invierno municipales y en las tres escuelas de verano de la comuna, y que hasta ahora no han encontrado parásitos resistentes al cloro. Asimismo, han realizado análisis de agua potable -el municipio de Maipú es operador de este servicio- y de algunas perforaciones (agua subterránea).
La encargada del Laboratorio de Bromatología de la comuna maipucina indicó que desde hace nueve años se controla los natatorios municipales durante la temporada de verano, de diciembre a marzo.
Además de los aspectos que tienen que ver con higiene y seguridad -como el cableado, el cierre perimetral o que los bañistas estén capacitados para realizar un salvataje-, se verifica la calidad del agua.
Dentro de la capacitación que se brindó al personal de mantenimiento de piscinas, se les informó cómo agregar alguicida, cloro y floculantes (sustancias que eliminan las partículas en suspensión), de acuerdo a las condiciones del tiempo y la cantidad de personas en el agua.