En la estepa de la Patagonia barrida por el viento, cuadrillas de trabajadores petroleros perforan las 24 horas del día en lo que podría ser el próximo gran campo petrolero del mundo.
Argentina, durante mucho tiempo recelosa de los inversionistas extranjeros, ha formado una impensable alianza con el gigante petrolero estadounidense Chevron para explorar el campo Vaca Muerta.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner -aún con su salud en duda, después de una cirugía este mes para drenar un coágulo ocasionado por una lesión en la cabeza- ha mostrado que está dispuesta a dar la espalda a años de políticas económicas para seguir adelante con la sociedad con Chevron.
Sus detractores y hasta algunos partidarios están furiosos debido al prolongado conflicto de la compañía con Ecuador por un caso de contaminación en el Amazonas. Otras batallas legales se libran por la nacionalización por parte de Argentina de su principal compañía petrolera.
Y las protestas contra la fracturación hidráulica, la inyección a alta presión de agua y químicos a través de los campos de esquisto en el desierto patagónico, se han vuelto tan enconadas que la policía ha aplacado a miles de manifestantes con gas lacrimógeno y balas de goma.
El hecho de que Cristina Kirchner haya acogido a Chevron revela los extremos a los que llegarán algunos gobiernos, desesperados por dinero y, las compañías energéticas, que peinan el mundo en busca de fuentes de petróleo, para imitar la revolución del shale oil en Estados Unidos.
Y pocos campos ofrecen las riquezas potenciales de Vaca Muerta, que tiene reservas casi iguales a las reservas totales del gigante petrolero Exxon Mobil.
"No hay nada cercano a esto en el mundo", apuntó Ali Moshiri, presidente de Exploración y Producción para África-Latinoamérica de Chevron, respecto a Vaca Muerta. "En nuestro negocio el riesgo es parte de la ecuación".
La Administración de Información Energética de Estado Unidos ha clasificado a Argentina en el cuarto lugar detrás de Rusia, Estados Unidos y China, con 27 mil millones de barriles en reservas técnicamente recuperables de shale oil. Y ubica a Argentina en el segundo sitio después de China en reservas de gas de shale oil potencialmente recuperables, con 2,2 billones de metros cúbicos.
Sin embargo, la oposición entre los ecologistas y los indígenas mapuches sigue siendo feroz. "Esa es la peor forma de extraer petróleo por parte de la compañía con el peor récord", expresó Enrique Viale, presidente de la Asociación de Abogados Ecologistas de Argentina.
Hace un año, Chevron formó una sociedad tentativa en YPF, la compañía petrolera argentina controlada por el gobierno, para ayudar a desarrollar Vaca Muerta. Chevron plantea invertir 1,24 mil millones de dólares para la perforación de 100 pozos.
La empresa podría perforar 1.500 pozos más para 2017, lo que requeriría una inversión de más de 17 mil millones de dólares. Eso podría elevar la producción a 50 mil barriles de petróleo y tres millones de metros cúbicos de gas al día durante 35 años.
Pocas compañías han tenido el valor de apostar tanto desde que Argentina cayó en moratoria en su deuda soberana de 81 mil millones de dólares, en 2001. La presidenta Kirchner renacionalizó YPF el año pasado, y aún tiene que indemnizar a la compañía petrolera española Repsol algún dinero por su participación mayoritaria, que Repsol afirma tiene un valor de 10,5 mil millones de dólares.
Al señalar estos retos, Miguel Galuccio, director ejecutivo de YPF, insistió en una entrevista en que el futuro de la economía de Argentina depende de la habilidad de YPF para desarrollar los recursos de petróleo de shale oil de la nación.
Varios funcionarios petroleros argentinos expresaron que el trato Chevron-YPF protegerá a la compañía estadounidense de una pérdida financiera relacionada con un cambio en el escenario político. Una vez que la compañía invierta 1,2 mil millones de dólares, puede retirarse 18 meses después de las operaciones sin sanción y continuar recibiendo ganancias netas del 50% de la producción de los pozos iniciales a perpetuidad.
Lefxau Nahuel, de 26 años, un mapuche de la Patagonia, indicó que continuará encabezando protestas. "Continuaremos nuestra lucha para defender la tierra, el agua y el aire", expresó. "Con la fracturación, no hay futuro para nosotros aquí".
