La pasión se fue al tacho. Todo lo maravilloso que regalaron las hinchadas del Deportivo Maipú y Gutiérrez Sport Club en el Malvinas Argentinas a lo largo de noventa minutos se perdió cuando los hinchas "botelleros" hicieron su arribo a su departamento. El color y la fiesta que regalaron durante el clásico nos llenó las retinas de postales inolvidables, pero un rato más tarde, cuando la policía finalizaba su servicio en el departamento de Maipú, la violencia se apropió de la tarde y todo terminó de la manera menos pensada. Es cierto, esta vez los incidentes no tienen mucho que ver con el juego en sí, sucedieron a kilómetros del epicentro del partido y ni siquiera puede catalogarse como un cruce entre hinchadas, pero dejaron un saldo lamentable de ocho colectivos destruidos y heridos. Mancharon la pelota. Una vez más.
Relatos salvajes
Mientras que Luis Estoco, propietario de la Empresa Maipú, quien aportó los micros para el traslado de los hinchas, salió a contar lo sucedido en los medios on line, un rápido repaso por las redes sociales comenzó a pintar un panorama de lo sucedido. Fue una interna lisa y llana entre dos barrios: Tropero Sosa y Castañeda. Y el callejón Zanichelli fue testigo mudo de los violentos.
El recorrido debía finalizar en la plaza departamental, pero dos choferes decidieron continuar hasta el Tropero Sosa, atento a la cantidad de simpatizantes de esa conocida barriada maipucina. En el camino fueron desviados por la policía por el mencionado callejón y el choque fue inevitable. Las piedras comenzaron a volar. Sin embargo, lo peor llegó cuando la policía copó la escena, según confiaron testigos ocasionales. La represión brutal, desmedida, lanzando balazos de goma y gases lacrimógenos enardeció aún más los ánimos y hubo un fuerte enfrentamiento entre barras y los efectivos. “Los colectivos fueron destrozados por los balazos y los gases que lanzaron para bajar a la gente”, disparó en un foro maipucino un testigo que viajaba en uno de los colectivos.
Un agujero negro
La historia no deja de tener puntos que no pudieron ser aclarados. El dueño de la empresa de colectivos aduce que diez unidadez fueron destruidas, pero los hinchas señalan que sólo dos fueron hasta el Barrio Tropero Sosa. Además, en una entrevista que brindó, confió que “no se puede precisar ei el ataque vino de gente de Maipú o de Gutiérrez”. ¿De verdad los choferes no sabían a qué hinchada transportaban? ¿No pudieron reconocer camiseta alguna? Encima, como para poner un poco más de incertidumbre a la historia, Juan Carlos Calleri, Jefe de la Policía, adujo ayer por la tarde que no tenía registro sobre los incidentes. ¿Es eso posible? ¿Por qué los testigos afirman que la policía reprimió de la forma en lo hizo, incluso disparando contra los colectivos?