Este museo a cielo abierto forma parte de uno de los proyectos de la Fundación que llevan adelante Fausto y Yamila Marañón.
Por Natalia Encinas
El proyecto se sostiene en una serie de valores que apuntan a generar una nueva modalidad de contactarse con la naturaleza a través de la expresión artística, en un diálogo contemplativo con el hombre.
En medio de la geografía típica mendocina, en un sitio fuertemente vinculado a la cultura andina, se emplaza un proyecto artístico-cultural integral que articula una obra escultórica monumental con el patrimonio natural y cultural de los pueblos latinoamericanos.
Sus impulsores son dos destacados artistas locales: Fausto y Yamila Marañón, quienes eligieron a la Cordillera de los Andes, columna vertebral de América, para instalar una serie de esculturas de grandes dimensiones concebidas en relación con la naturaleza.
El proyecto, creado a partir de una profunda comunión con la cosmovisión andina, recupera valores ancestrales en torno al arte y la Pachamama. Lo latinoamericano cobra aquí un sentido singular y se hunde en tradiciones, paisajes, colores, formas, perfumes, creencias y ritos propios de esta parte del mundo, sus pueblos y culturas.
Esta nota es una invitación a descubrir uno de esos rincones mágicos que esconde nuestra provincia. Un tesoro donde la creación humana, en este caso artística, comulga con la naturaleza generando un espacio único que nos conecta con la tierra y con quienes la caminan hoy y lo han hecho durante siglos.
"El cristal del sur", de Yamila Marañón.
"XUMEC- El Laberinto del Sol", de Yamila Marañón. Superficie 2.900 m
Una fundación para y desde el arte
Yamila y Fausto Marañón son hija y padre, artistas de los más reconocidos y destacados en el medio local, con proyección nacional e internacional. Juntos, a partir de su experiencia de trabajo, el cariño, la admiración mutua y los valores personales y artísticos compartidos, crearon la Fundación Marañón. La misma es –sostienen- “una fundación familiar”, que surgió de la necesidad de facilitar la gestión, darle un marco legal de contención y apoyo al proyecto del Parque de las Artes-Reserva Cultural, un museo de esculturas a cielo abierto que es el pilar en el que la fundación basa su actividad. El predio se ubica a 16 kilómetros del centro del Valle de Uspallata, a 2.300 msnm.
El proyecto se sostiene en una serie de valores que apuntan a generar una nueva modalidad de contactarse con la naturaleza a través de la expresión artística, en un diálogo contemplativo con el hombre.
“Sentimos que todo está pasando muy rápido y todo se olvida velozmente; creemos que es bueno preservar nuestro paso en este momento y de ahí nace el concepto de reserva cultural. Queremos que quede consolidado en el Valle nuestro testimonio de un momento del tiempo del ser humano y su paso por acá, expresado a través de nuestro arte. Al enraizar esculturas de 7 metros, laberintos permanentes y obras trabajadas con materiales con una gran resistencia, como la piedra, el granito, el gres, sentimos que estamos guardando la memoria de lo que somos hoy. Creemos que el ser humano, a través del arte, puede volver a sensibilizarse y conectarse con la naturaleza que lo rodea, transmitir así valores de respeto, cuidado y preservación, contribuyendo al crecimiento de una conciencia y apreciación de las artes”, explica Yamila.
"Mirador del Sol", de Fausto Marañón.
Tal como ella da cuenta, se trata de un espacio en el que converge el trabajo artístico suyo y de su padre. Fausto es uno de los escultores más importantes de nuestra provincia; amante de la naturaleza, muchas de sus obras han sido ubicadas en diversos escenarios naturales. Yamila también realiza esculturas pero, además, ha incursionado en otras disciplinas como el video y el land-art.
En relación a la experiencia de trabajo conjunto, cuenta: “Lo que conecta mi trabajo con el de mi padre es el hecho de que, primeramente, fue un ejemplo desde pequeña, verlo trabajar y trasmitir valores humanos y artísticos que marcaron mi carrera y mi forma de apreciar el arte. Después de conocer muchos espacios, museos, talleres y artistas en distintas partes del mundo, pude valorar más y entender que mi obra seguía conectada a lo que mis orígenes habían modelado desde niña y que, a pesar de estar viviendo en una metrópolis como París por tanto tiempo, seguía conectada a una fuente que me brindada inspiración sin fin, la naturaleza del lugar donde nací. Esa necesidad de volver a conectarme me hizo regresar y poder crear junto a mi familia este sueño y continuar este camino. Compartimos una filosofía de trabajo y conceptos en el arte, a pesar de realizar obras con líneas expresivas muy distintas, lo cual finalmente enriquece muchísimo el proyecto que compartimos”.
La intención del Parque de las Artes es la de integrar distintas expresiones artísticas como música, danza, intervenciones, literatura. Así, han convocado en diferentes oportunidades a otros artistas a participar en acontecimientos específicos y han recibido donaciones de obras de artistas de la provincia y del exterior para ser expuestas permanentemente como parte del patrimonio del museo. Artistas de Alemania, Francia y Suiza, así como de algunas provincias del país, han realizado residencias en el lugar. Asimismo, el proyecto ha sido presentado en distintas galerías y espacios de arte de Europa y Centroamérica, generando una dinámica de intercambios a nivel internacional.
"Mirador de la Luna de Otoño", de Fausto Marañón.
Identidad latinoamericana
Entre los fundamentos del proyecto de la fundación se encuentra la difusión y creación de la identidad artística latinoamericana. En relación a esto, Yamila explica que: “Desde el momento en que el proyecto es emplazado en la Cordillera de los Andes, ya estamos hablando de una identidad; nos hemos ubicado en un fuerte cordón cultural andino. El hecho de la elección para el emplazamiento del proyecto y su contexto describe un perfil, además de la línea y del estilo artístico que las obras manifiestan. Podemos citar como ejemplo de este gran camino de la cultura andina y latinoamericana al Camino del Inca, ya que parte de su larguísimo recorrido transita por detrás del predio del museo. Esta ruta fue declarada, hace pocos meses por la Unesco, Patrimonio de la humanidad y es fuerte conductor de cultura americana. En esta misma zona se ubica el Cerro Tunduqueral, antiguo lugar ceremonial de la cultura Huarpe, y también la cercanía del cerro Aconcagua, el gran coloso de América y punto de convergencia. Somos artistas que seguimos bebiendo de la misma fuente que inspiró a los artistas de esas culturas, que también eligieron este lugar para permanecer y crear. Compartimos el respeto por estos paisajes, los mismos colores, los mismos cerros, la misma flora, un mismo espacio. Somos, desde las artes, la expresión contemporánea de antiguas formas que maduran y se transforman. De esta manera estamos manifestando nuestra identidad artística”.
Fundación Marañón cuenta, además, con un fondo editorial. Yamila señala que la necesidad de crear esta línea de trabajo “surge puntualmente por la obra de Gregorio Manzur, escritor mendocino radicado en París, quien posee una interesantísima trayectoria. Publicamos sus obras literarias haciendo hincapié en este “rescate cultural” del que hablamos, puesto que sus obras están publicadas en Europa y poco se conoce de él en nuestra provincia”.
Un museo de esculturas a cielo abierto
El proyecto del Parque de Esculturas tiene como raíz la obra de Fausto, quien había realizado exposiciones itinerantes en reservas naturales como los Altos Limpios en Lavalle, Divisadero Largo y Laguna del Diamante. Estas muestras consistían en montajes de esculturas por cortos períodos en los que el público podía vivir una experiencia artística en espacios no convencionales.
Estas formas de exposición fueron muy enriquecedoras y tuvieron una respuesta tan alentadora que surgió la inquietud de realizar un proyecto estable, un museo propio para poder ir montando obras permanentes en la naturaleza y crear una Reserva Cultural.
En relación a las piezas que allí se sitúan, que conforman un trabajo escultórico monumental, Yamila explica: “Tienen una relación directa con la naturaleza del entorno, por lo que no son obras que puedan ser emplazadas en espacios cerrados; su función se completa con la relación con la luna, el sol, las montañas”. El predio es totalmente virgen y trabajan para que ello se mantenga. Para el emplazamiento de las obras buscan lugares donde la flora esté poco desarrollada. “La idea es la de adaptarnos al espacio que nos rodea sin modificaciones dañinas. Es un desafío muy grande como escultores, sobre todo para mi padre, quien realiza estructuras de mucha altura y tiene la tarea de posicionar obras de arte con arduas condiciones climáticas, con temperaturas muy extremas en invierno y verano, con vientos fuertísimos y tormentas eléctricas muy potentes. La dilatación de los materiales, la forma de las obras que ofrecen resistencia al viento, son fenómenos que cuando se realiza una obra que será expuesta en el marco de una galería o un museo cerrado no se los plantea jamás. Pero cuando además de superar estas inclemencias se busca una larga durabilidad en el tiempo, las obras tienen que manejar técnicas muy complejas y emplazamientos sumamente costosos y estudiados por arquitectos, ingenieros o agrimensores para, por ejemplo, medir la salida de la luna en cierta época del año, la cual debe pasar por un punto exacto en un momento preciso para que la obra encuentre su perfección y tenga sentido. El trabajo que hay detrás de cada una de las esculturas del museo es realmente monumental, como es el caso de los “Miradores de la Luna”, o los “Miradores del Sol”, que son esculturas de 5 a 7 metros de altura. Así como los “Laberintos de piedra” que ocupan superficies de 2.500 m2 a 3.000 m2, en los cuales podemos transitar”, explica la artista.
Próximas actividades en el Parque de las Artes
En este momento la fundación está enfocada en la ampliación del patrimonio del museo y en trabajos de infraestructura. En este mes de diciembre cierran el año con el emplazamiento de un mural de granito de Fausto Marañón y una obra escultórica realizada en marmolina perteneciente a la serie “Los Cristales” de Yamila. Reciben, además, la donación de una escultura de la artista mendocina Elvira Gutiérrez.
Para 2015 tienen varios proyectos previstos, entre ellos el posicionamiento de un trabajo de Verenice Marañón, hermana de Yamila, la visita de artistas del exterior del país y la realización de dos obras de gran formato.
"Dualidad integrada", de Fausto Marañón.