Desde tiempos antiguos hasta la aparición de la luz eléctrica el hombre tuvo una relación directa con el cielo nocturno, lo que permitió el desarrollo de una extensa mitología y posteriormente un entendimiento científico del mismo a partir del estudio de la radiación electromagnética que nos llega del Cosmos.
Sin embargo desde los albores del siglo XX el desarrollo de las ciudades y el crecimiento de la iluminación pública principalmente, comenzaron a deteriorar esa relación natural.
Una de las consecuencias de este uso indiscriminado del alumbrado público y del privado en menor medida, es la denominada polución o contaminación lumínica, término acuñado en los últimos años que permite englobar y describir una serie de fenómenos cotidianos que no tenían, hasta estos momentos, un impacto cultural evidente en la población.
¿La razón? Simplemente porque la gente desconocía el fenómeno, tales como el resplandor (la luz que ilumina el cielo sin necesidad), la intrusión (luz que proviene del exterior, generalmente del alumbrado público y me impide, por ejemplo, dormir) y el encandilamiento (algo frecuente en cualquier ciudad cuando luces de plazas y calles nos distraen al manejar o circular a pie, al estar mal orientadas o mal calibradas)
Salud y despilfarro
Podemos definir a la polución lumínica como una forma de contaminación vinculada con el mal uso o el uso excesivo de luz, que afecta no solo la visibilidad del cielo nocturno, sino los ecosistemas nocturnos, la salud humana y produce un despilfarro de energía eléctrica que se traduce en gastos innecesarios.
La contaminación lumínica tiene impacto en diversos ambientes, afecta diversas actividades y constituye uno de los problemas menos estudiados en la actualidad, a pesar de sus consecuencias, que en algunos casos son definitorias para la vida en el planeta. Algunos de los temas a considerar en este estudio son:
Aspectos ecológicos: alteración del ecosistema nocturno y la vida salvaje.
Aspectos en la salud humana: disrupción del reloj biológico de las personas, de 24 horas (ritmo circadiano)
Aspectos económicos: gasto excesivo de energía por mal diseño del alumbrado público e incorrecta elección de las luminarias.
Aspectos científicos: efecto sobre la investigación astronómica y sobre la posibilidad de disfrutar del cielo estrellado.
También por el turismo
Por otra parte, declarar una región protegida de la contaminación lumínica representa un atractivo turístico más, y fortalece las actividades de turismo aventura, turismo ecológico, turismo astronómico y otras afines.
La polución lumínica significa un problema global para el cual se pueden dar soluciones locales eficientes y representa un desafío interdisciplinario, ya que resulta imposible estudiar, entender y controlar este tipo de contaminación si no se lo hace desde la Física, la Astronomía, la Ingeniería, y, obviamente, asegurando un marco legal.
La iluminación inteligente, asociada con el uso de luminarias que controlen la contaminación lumínica (apantalladas) y fuentes de luz eficientes (descartando incandescentes y bajo consumo) son parte de las propuestas que deben ser conocidas por la población.
La solución del problema de la contaminación lumínica traería aparejada una importante mejora en la calidad de vida de la población, ya que repercutiría en el mejoramiento del medio ambiente urbano de las ciudades, en el uso más eficiente de los recursos energéticos, en mejoras de la salud y en el aprovechamiento del cielo nocturno.
Cabe recordar que la Unesco declaró al cielo nocturno Patrimonio Intangible de la Humanidad y remarcó el derecho de las generaciones futuras a "observar el cielo estrellado" (Unesco, 2007)
La Argentina forma parte de colaboraciones internacionales que trabajan en astronomía y se encuentra en un momento muy importante de su desarrollo científico, situación que permite la posibilidad de transformarse en huésped de facilidades astrofísicas de primer nivel, tales como los proyectos Qubic (Q&U Bolometric Interferometer for Cosmology), a ser instalado cerca de San Antonio de los Cobres, en Salta; Andes (Agua Negra Deep Experiment Site) en la provincia de San Juan y el muy bien conocido por los mendocinos Observatorio Pierre Auger, en la ciudad de Malargüe.
El control de la calidad del cielo nocturno es uno de los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de evaluar un sitio para instalación de un observatorio y por eso el sur mendocino se ganó ese aventajado centro astronómico.
Ahorro de energía
Si bien los astrónomos resaltamos que la disminución de la contaminación lumínica es beneficiosa para nuestra disciplina, la solución de este problema también traería aparejadas otras consecuencias sumamente beneficiosas para la comunidad en general, ya que significaría un ahorro sustancial en el gasto energético del Estado, mejoramiento del medio ambiente para la fauna silvestre, mejores condiciones de habitabilidad urbana y mejoras en las condiciones de salud de la población.
En los últimos años estudios médicos estadísticos han permitido determinar un incremento de incidencia de cáncer en las poblaciones que producen de manera deficiente melatonina, la hormona inductora del sueño. Esta hormona comienza a circular en sangre cuando los fotones, las partículas de luz, dejan de incidir en la retina, cosa que debería suceder cuando el sol se pone.
Con la iluminación indiscriminada, la melatonina no puede ser producida. Esta hormona también está relacionada con el uso adecuado de la luz solar y allí nos encontramos con otro aspecto de la buena iluminación: el de la hora legal y el huso horario, pero ese es tema para otro artículo.
Nota: En Malargüe se sancionó el 14 de abril de 2005 la ordenanza 1298 por la cual el cielo de esa ciudad está protegido de contaminación lumínica; el resto de la provincia debería seguir ese ejemplo. Bibliografía: García, B. "Ladrones de estrellas", Ed. Kaicron, 2010.