Contaminación: lo máximo a aspirar es a reducirla

Contaminación: lo máximo a aspirar es a reducirla

El discurso político relativo a todo lo que hacemos por nuestros hijos y nietos es hoy conceptualmente insuficiente, aun siendo importante. No es sólo construyendo escuelas, puentes, caminos u hospitales como se desarrolla una comunidad.

En todo caso faltan en él consideraciones importantes como el cuidado del medio ambiente, que es como mantener firme el techo que nos protege de las lluvias, del sol, de la nieve, de los temporales, del frío o del calor. La diferencia es que sus efectos no son inmediatos, por lo que la gente no los percibe claramente.

En el contexto dado, la polución va deteriorando de a poco la calidad de vida por la sucesión de paulatinos cambios en las regiones que no son cuidadas, en primer lugar, y luego en las que sí lo son, aunque en definitiva todas son afectadas porque para esto no hay fronteras; vale decir, comprometiendo la sustentabilidad.

En las mega ciudades, por ejemplo, la tendencia no es a disminuir la contaminación, o se hace poco por minimizarla. Por lo general la acción se circunscribe a vigilar el límite máximo aceptable de ella para que sus ciudadanos respiren y beban satisfactoriamente, de modo que en caso de excesos se pueda recomendarles la forma de manejar sus hábitos en cada emergencia.

Los arquitectos urbanos, asociados a los avances tecnológicos y los intereses económicos van generando en sociedades poderosas nuevos elementos de confort y distinción que aplican permanentemente a la generalmente ya contaminada sociedad.

En San Pablo o Nueva York, por ejemplo, el transporte por helicópteros ya está llegando a límites de conflictos derivados de los efectos sonoros de estos medios de transporte. La nueva moda edilicia es construir edificios con helipuertos, recurso distintivo que hasta hace algunos años no existía, y que ahora es usado como si fueran una simple estación.

En el ambiente corporativo, las empresas y entidades de todo tipo tienen una obligación moral, aunque no legal, para con el medio ambiente en el cual se desarrollan y al que muchas veces perjudican con ruidos, olores, desechos, calor o emanaciones de gases o fluidos. Lo lamentable es que a pesar que existen muchas maneras de compensar la contaminación no tienen incorporada la cultura de devolver a la naturaleza aquello que le quitan para obtener sus beneficios.

Un informe del Instituto Blacksmith de Nueva York publica un mapa de la polución mundial señalando los lugares más contaminados del mundo y sus causas. El informe señala por lo menos cinco de ellas:

- Laboreo con minerales y metales peligrosos. 
- Chimeneas de la industria y los transportes. 
- Residuos de la industria petroquímica. 
- Desechos de otras industrias. 
- Otras causas.

Los países responsables de la mayoría de estas causas de contaminación son aquellos en desarrollo que integran el grupo de los BRICS con la excepción de Brasil. Pero también los hay de América Latina, como México y Perú por la minería, y otros que incurren o han incurrido en accidentes o desechos nucleares o de la industria bélica, como Rusia y Ucrania.

Diversos sectores económicos son responsables por la contaminación, que continúa en crecimiento. Así tenemos la producción de energía, los transportes y la industria en general, el sector forestal con sus desmontes y quemas así como cambios en el uso del suelo. Ya en menor medida, la industria agropecuaria ha hecho su aporte en metano, óxido nitroso y herbicidas químicos.

La contaminación ha debilitado la capa de ozono protectora de los rayos ultravioleta emitidos por el sol y también ha generado la lluvia ácida, todas ellas relacionadas con la acción productiva y económicamente rentable de los países desarrollados, a pesar de que varios de ellos ya han tomado medidas de reducción en la emisión de los CFCs, como consecuencia del protocolo de Montreal de 1986. No obstante, el compromiso de reducción de emisión de gases de efecto invernadero previsto para el 2012 por el protocolo de Kioto no fue cumplido.

En el Informe Stern pedido por el gobierno inglés se estudió la relación existente entre los cambios climáticos globales con su efecto en la economía mundial y se llegó a la conclusión de que ellos podrían impactar al PBI mundial desde un 5% hasta un 20 % en un año asumiendo que todo continuaría sin acciones de preservación. El columnista de O Estado de São Paulo José Goldemberg, tomando el planteo de Stern, afirma que el costo de una acción reductora preventiva no superaría el 1% del PBI mundial, lo cual haría muy posible tomar medidas que ayuden a la sustentabilidad del planeta, con la conveniencia de que ese 1% fuera aportado equitativa y proporcionalmente por los primeros cien países contaminadores; es decir, compromiso formal refrendado con dinero. 
Creemos que hay pocas chances de que esto prospere en el corto plazo, pero si llegara a suceder la crisis ambiental previsible para el 2050 ya no sería una alternativa para la humanidad. Habrá que poner todas las fichas en la Cumbre de París en diciembre.

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