Alumnos de la secundaria 4-121 Técnicos Mendocinos de Guaymallén, lograron llevar a la práctica lo que comenzó como un ambicioso proyecto: construyeron un domo en el patio del colegio con la intención de dejar algo a la institución después de su egreso.
Franco, Bryan, Pablo, Ismael, Juan Pablo y Alfonso tienen entre 18 y 19 años y ayer culminaron sexto año de la tecnicatura en Electromecánica.
Debían realizar su práctica profesional, la cual la mayoría hace fuera de la escuela. Sin embargo, ellos decidieron hacerla allí: detectaron que había necesidad de ganar un espacio cerrado dentro del edificio que alberga a 500 alumnos.
A partir de esto, consideraron que la forma de domo (cúpula) era la ideal por ser de construcción sencilla y rápida, económica y con el valor agregado de poder trasladarse y expandirse.
“Es una estructura de bajo costo que se construye en poco tiempo. Podríamos haberla hecho en dos semanas”, contó Juan Pablo, uno de los hacedores. Sin embargo, tuvieron que pedir parte del material y las demoras en su arribo dilataron a dos meses la culminación de la obra.
La estructura de caño estructural tiene 70 m2, una altura de 6 metros, 10 metros de diámetro y pesa 500 kilos. Estiman que pueden ingresar unas 100 personas sentadas.
Se utilizaron 68 barras de caño estructural redondo de 6 metros de largo y 61 conectores donde confluyen los caños en diferentes direcciones y los cuales fueron fabricados por los mismos alumnos a partir de matrices.
Pablo, otro de los jóvenes, destacó el trabajo en equipo ya que se hizo por etapas como en un proceso industrial. Por su parte, Ismael agregó que “se demostró lo que aprendimos en seis años acá. Aunque no aplicamos absolutamente todo, lo hicimos en gran parte”.
El costo aproximado del trabajo es de 12 mil pesos, los que salieron de fondos de la institución para estos fines, a partir de lo que recibe del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (Inet).
"Generalmente se arma desde arriba hacia abajo con grúas porque es más fácil pero acá no tenemos grúas así que lo hicieron de la manera más difícil: desde abajo", comentó Diego Aranda, maestro de enseñanza práctica.
El profesor, orgulloso del logro de sus alumnos, se ha encargado de contactarse con una empresa nacional que construye este tipo de elementos para mostrarle el trabajo.
Por ahora dejarán lista la estructura y dejarán a alumnos del próximo año la tarea de techarlo con alguna tela impermeable.
La utilidad original que pensaron darle trascendió lo proyectado. En un primer momento vieron la necesidad de generar un espacio cerrado para las clases de actividad física.
Pero luego se fueron sumando propuestas que lo posicionarían como un lugar de privilegio: la realización de talleres de materias especiales como música y teatro, exposiciones de sus trabajos a fin de año, reuniones. Pero hay quienes vieron mucho más allá.
Después de su construcción surgió un ambicioso proyecto que aún está en estudio: crear allí un observatorio del espacio. “Por su altura y su forma es ideal para la observación del cielo ya que si se logra cerrarlo sería un lugar sin las luces que contaminan esta observación”, contó José Luis Paso, director de la institución quien dijo que ésta fue idea de un profesor de Química aficionado a la Astronomía.
El anteproyecto está en estudio. Se contempla colocar una plataforma y y traer desde Buenos Aires equipos para la observación astronómica.
Pero para los chicos esto también puede implicar algo más que aprobar esta evaluación. Han considerado la posibilidad de que luego del egreso se convierta en un microemprendimiento.
Fueron acompañados, además de Aranda, por la docente Verónica Ruiz (a cargo del proyecto) y el profesor Gerardo Ámbito, jefe general de Enseñanza Práctica.
La educación técnica
Los docentes que participaron del proyecto dieron su opinión sobre la realidad de las escuelas técnicas en la actualidad.
Es una oportunidad para adquirir herramientas que al salir del nivel medio permitan acceder más fácilmente al mercado laboral. “El que egresa no es un operario, es un profesional capacitado para dirigir operarios”, dijo el profesor Gerardo Ambusta.
Sin embargo, tiene más carga horaria que otros colegios: dos jornadas de doble turno para talleres y seis años de cursado; por ello, muchos la desestiman.
Por otra parte, comentaron que desde hace unos años comenzaron a recibir más recursos de Nación para materiales, los que son esenciales para la práctica. Sin embargo, esto es insuficiente por lo que los alumnos aportan dinero o traen materiales de sus casas.