El desalojo de un edificio ubicado en Salta y Entre Ríos por ser considerado inhabitable generó gran revuelo en la zona y dejó a 9 familias sin lugar donde vivir. Pero no se trata del único inmueble que preocupa a las autoridades, ya que en el Gran Mendoza se han detectado en estos últimos años más de 500 construcciones en riesgo de colapso.
Desde los distintos municipios explicaron que los detectan a través de inspecciones o denuncias y que notifican a los ocupantes, pero que en muchos casos éstos no quieren dejar el lugar porque no cuentan con otra opción de vivienda. Generalmente son inmuebles previos al año ‘70, cuando las edificaciones tenían pautas constructivas menos exigentes.
La mayor cantidad se encuentra en Guaymallén, donde han contabilizado 300 propiedades en riesgo de colapso, sobre todo en las zonas más antiguas del departamento como Pedro Molina y San José. "Algunas son construcciones que superan los 100 años, pero lo peor de todo es que no han tenido un mantenimiento adecuado", explicó el director de Obras Privadas del municipio, Miguel Valentini.
El funcionario remarcó que en todos los casos los propietarios han sido intimados pero que se trata de una situación de compleja resolución. “En la mitad de esos inmuebles hay gente viviendo, en muchos casos por más que han sido notificados no se van porque no encuentran otra solución habitacional”, explicó.
En el último año la comuna ha avanzado en aproximadamente 20 demoliciones por cuenta propia, a las que se le suman unas 30 que han sido derribadas por los propietarios. “Igualmente el número no desciende porque a medida que pasa el tiempo se van detectando nuevas propiedades en riesgo”, reconoció el funcionario.
Luego de llevar adelante un relevamiento, en Godoy Cruz se detectaron unas 2.000 construcciones de adobe, entre las que se incluyen casas con una sola pared de este material o depósitos internos. "Generalmente son viviendas anteriores al '73", precisó Leonardo Mastrangelo, director de Ambiente y Energía de esa comuna. De este total de casas de adobe, 140 tienen expediente y están en proceso de avanzar a la demolición, ya sea de la vivienda entera o de un sólo muro. "En general son paredes que dan a la vía pública.
Salvo situaciones excepcionales, no ingresamos a las viviendas”, explicó el funcionario y comentó que en su mayoría se encuentran en Villa del Parque, Villa Hipódromo y Ciudad.
Cuando encuentran una construcción que necesita ser demolida, se le informa al dueño y se le da un plazo de 48 horas antes de intervenir. "Entre 2016 y 2017 demolieron 56 viviendas en conjunto Obras Particulares y Defensa Civil", indicó Mastrangelo.
En Las Heras han contabilizado 118 viviendas en peligro de derrumbe, en su mayoría de adobe, ubicadas en Ciudad, Panquehua y El Algarrobal. Ricardo Delugan, director de Obras Privadas, explicó que una vez que se detectan, generalmente por una denuncia, concurre personal de Defensa Civil, Desarrollo Social y Obras Privadas. “Luego legales notifica si desaloja o demuele, pero siempre el propietario porque el municipio no tiene elementos para demoler”, señaló.
El funcionario relató que en algunos casos la gente se retira, pero en otros no. "Muchas no tienen adónde ir, es un problema complejo", admitió. Atentos a este tipo de situaciones desde la comuna, han presentado este relevamiento en el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) para buscar una solución. "Porque nosotros no tenemos fondos para hacer viviendas", reconoció.
En Capital han identificado unas 3.000 viviendas de adobe, de las cuales calculan que sólo un 2% está en mal estado, es decir unas 60. "Dentro de ese porcentaje bajo, hay algunas que deberían ser reemplazadas por construcción tradicional, pero ninguna está en estado real de colapso", aseguró Mario Isgró, secretario de Planificación, Infraestructura y Ambiente. Señaló que si se encuentran con algún caso de riesgo real, se actúa de inmediato.
Por su parte, Antonio Curi, director de Obras Privadas, negó la existencia de otros casos como el del edificio de Salta y Entre Ríos.
“Puede haber edificaciones que han cedido un poco, pero no de esa magnitud. Se trata de una zona con suelo muy malo y más humedad de lo normal”, detalló
Código viejo
La ingeniera Graciela Maldonado, directora del Centro Regional de Desarrollos Tecnológicos para la Construcción, Sismología e Ingeniería Sísmica (Ceredetec) de la UTN Mendoza, se vale de los datos del Censo 2010 para explicar el estado de las construcciones en la provincia.
Según esta estadística, en el Gran Mendoza hay alrededor de 346.000 unidades habitacionales, de las cuales el 12% son de adobe, es decir más de 40.000: "Se caracteriza porque es un material no sismorresistente, de ahí la alarma que se nos enciende respecto al estado de las construcciones. Más allá de las que son de hormigón, que tienen otras problemáticas.
Maldonado recordó que recién a partir de 1944 se prohibieron las construcciones de adobe, restricción que se respetó principalmente en la Capital. "La faja de edificaciones que va del '44 al '70 puede tener daños por no respetar los diseños actualizados de construcción sismorresistente", remarcó.
Asimismo, precisó que recién en el '87 se empezó a solicitar un estudio de suelo previo a la construcción, fundamental debido a la mala calidad de suelos de algunas zonas del Gran Mendoza. "Si se detecta que es de mala calidad hay que mejorar la condiciones de la fundación", explicó.
