“Traigan cielo que estrellas sobran”, podría haber sido el trapo de los hinchas del Lobo de la época alusivo a la situación. Es que el Nacional de 1984 asoció a varios monstruos sagrados de la historia de Gimnasia y el fútbol mendocino.
Bajo la dirección técnica del Víctor, en el once del Lobo coincidieron futbolistas de la jerarquía de Badía, Rojas, Sosa. Se consolidó el legendario mediocampo de los ‘80 (Quintana-Zolorza-Olguín), Felman regresó al club después de nueve años tras salir campeón mundial con el Boca de
Lorenzo y descollar en el Valencia de España para juntarse con un tal Juan Gilberto Funes, el Búfalo que con tan solo 21 años jugó un campeonato excepcional (marcó 6 goles) y cuatro meses después fue transferido a Millonarios de Colombia.
Pocos imaginaban que ese iba a ser el penúltimo campeonato Nacional y último para el Lobo, que comenzó su campaña con algunas dificultades.
"Se alejó Funes y fue incorporado Felman", titulaba Los Andes el 16 de febrero de 1984. Sorpresivamente, y con una actitud intempestiva, el Juan
Gilberto Funes -cuyo pase era de Gimnasia y Esgrima- había viajado a San Luis. ¿Motivo? No había llegado a un arreglo económico con los dirigentes del Lobo.
Según se publicó en los medios de la época, el jugador pretendía ganar 150 mil pesos de prima y 20 mil pesos de sueldo por el torneo Nacional y el campeonato local de la Liga Mendocina, cifra que no estaba al alcance de los dirigentes del mensana.
El viernes 17 de febrero, Legrotaglie viajó a San Luis para dialogar con el Búfalo Funes en busca de una solución que finalmente llegó. Al final, el delantero puntano integró la delegación “por pedido del técnico y de sus compañeros” y fue titular en el estreno ante el debutante Unión de General Pinedo, Chaco.
Esa tarde de insoportable calor (más de 40°) en Resistencia, Funes convirtió dos goles en el empate 3-3 ante el elenco que hizo de local en cancha de Chaco For Ever.
Un par de días después, en una charla mano a mano con Los Andes, el Búfalo mostraba con orgullo una plaqueta que la AFA le había entregado por haber integrado la Selección Argentina en los Juegos Panamericanos que se disputaron en Venezuela, en 1983.
En la semana previa al partido contra Temperley, el Búfalo arregló su situación económica con los popes blanquinegros y le convirtió un gol de taquito al Gasolero en un 2-2 en el Estadio.
Se habló de Valencia de España, de River, pero fue Argentinos Juniors el que lo vino a buscar. Después de la eliminación ante el Bicho, este diario informaba que el pase no se hacía. Guillermo Cordero, el presidente del Fútbol del Lobo, comunicó que Argentinos ofreció una suma en dólares por la transferencia del puntano que Gimnasia consideró exigua.
Finalmente, en agosto, Gimnasia se quedaba sin Juan Gilberto Funes, quien partía a Millonarios de Colombia y comenzaba su carrera ascendente a nivel internacional.