Consecuencia forzosa

Consecuencia forzosa

La enorme ola de frustración que sacude al país, como resultado de la derrota deportiva de la Selección nacional de fútbol, padecida ante su similar de Bolivia, deja al descubierto -una vez más- que todos los errores, así como las mentiras, tarde o temprano se pagan.

La sociedad argentina ha sido desmenuzada en infinita cantidad de partes, llevando su organización e institucionalidad a un nivel de pobreza, mezquindad e ineficiencia incalificables.

No se trata de una sola “grieta”; se ha provocado una multiplicidad de grietas hasta casi el infinito. Hacia donde se dirija la vista o la atención encontraremos lo mismo, de los que algunos ejemplos dan razón. Pesca de flotillas japonesas, españolas, rusas, taiwanesas, etc, en pleno mar argentino, tema conocido, pero no afrontado. Total, merluza comemos poca y es cara. Avionetas que perforan la frontera por donde quieren trayendo al país droga que ya no sólo pasa sino que se distribuye y consume, y ni la cobertura de radar ni la desvencijada aeronáutica hacen nada.

Jueces con demostrada responsabilidad de haber demorado juicios por lavado de dinero, corrupción de funcionarios, etc, que no solamente no son siquiera molestados, no digamos castigados sino que, además, siguen impartiendo ¿justicia?

Ex gobernantes sobre los que las pruebas de sus delitos son concluyentes que se siguen paseando por el país, y encima dan consejos, emiten opiniones y pretenden ser guías del pensamiento político futuro.

No es de extrañar, entonces, que si ni las clases pueden desarrollarse con normalidad, ni puede conformarse a los miles que, lo siento, no tienen trabajo (pero nunca lo buscaron), a quienes subsisten bajo la estructura de los subsidios (transporte, para cosecha, para acarreo, para retención de vinos, precio sostén, etc, etc) deba pasar otra cosa que la acumulación de derrotas deportivas para una selección que hace más de dos años no encuentra el camino.

¿Y cómo ha de hallarlo si los dirigentes del fútbol, como muchos empresarios, se han robado hasta los tornillos que sujetan los tablones de las tribunas? Es hora de que el país y todos nosotros despertemos. Nada se consigue gratis o sin algún sacrificio. Nada puede llegar por mandato divino. Nada podemos comer si al menos no hacemos el esfuerzo de producirlo. Nada queda impune, con mayor o menor rigor, como debe entender ese magnífico jugador que es Lionel Messi. Se equivocó, insultó y fue suspendido. No nos quejemos, no lo justifiquemos, erró y debe aguantar lo que vino.

Todo lo que pasa al país, y a cada uno de nosotros, es nada más y nada menos que una consecuencia forzosa provocada por años y más años de equívocos, avivadas, irresponsabilidades y vagancia, que ahora hay que pagar. Mientras antes lo entendamos, será mucho mejor para todos.

Lic. Atilio Guido Galdiolo
DNI 6.897.384

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