¿Cómo fomentar una autoestima saludable?. ¿Qué “hacer” para que sean “felices”?. ¿Cómo enseñarles a resolver las dificultades?. Estas y otras cuestiones son inquietudes vitales que los padres se preguntan muchas veces. No hay respuestas universales, cada niño es único, al igual que cada persona, cada pareja o cada familia. Pero sí que hay unos pilares sobre los que se asientan valores y actitudes vitales que lo hacen posible.
La
EXPRESIÓN DEL AMOR
incondicional ante nuestros hijos. Pueden equivocarse, pueden actuar de maneras que en muchos momentos no nos gusten, incluso pueden no hacernos caso pero siguen siendo nuestros hijos y son dignos de amor y pertenencia. A veces el niño siente que si no se comporta a la imagen de los padres, a lo que se espera de él… no es querido.
Los MENSAJES. Esta es una cuestión de suma importancia. Ya sean mensajes para decirles que algo lo pueden hacer de otra manera o mensajes para alabarles sobre lo que han hecho es importante regular el uso del bien y el mal. Si algo se puede mejorar ser específicos en qué. Si algo lo han hecho realmente bien busquemos la forma de hacerles saber porqué lo ha hecho así.
REFUERZO EN LA ACCIÓN NO EN EL RESULTADO. Educar a los niños en que a veces no se consigue lo que se desea. Intentarlo es un éxito, el fracaso es no hacer nada. Premiar su valentía más que sus capacidades.
FOMENTAR EL DESARROLLO DE SUS TALENTOS NATURALES
. Cada niño es diferente. A cada uno le hace feliz una cosa y disfruta de una manera diferente. Desde que uno es niño hay algunos aspectos que le hacen único y diferente a los demás, en los que se destaca, disfruta, se entusiasma y es creativo. Los niños lanzan señales de esto todo el tiempo, lo único que necesitamos es darnos cuenta de ellas.