"Es la nueva joya del surf argentino", se escuchaba en 2013 cuando el circuito mundial (WSL) volvió al país y él se paseaba con cara de nene entre corredores top. Tres años después, Felipe Suárez ya no es más una promesa sino una realidad. La chapa la cambió definitivamente en su Mardel natal al consagrarse como el campeón argentino más joven de la historia.
El pibe de 19 años lo hizo ante rivales con más nombre y experiencia, y tras imponerse en el torneo de mayor prestigio y exigencia, el que todos desean ganar. En la final superó al mítico Martín Passeri (40 años y cinco veces campeón) y se llevó la 13ª edición del Quiksilver Open La Paloma, evento de lujo que cierra históricamente el circuito nacional y se corre en una geografía especial (frente a un acantilado de 15 metros en MdP) y con las olas más grandes.
"Estoy muy feliz, es un sueño hecho realidad pero también era un objetivo luego de ser cinco veces campeón junior. Cuando gané en menores de 12 años, luego de 14 y más tarde de 18, empecé a trabajar para algo así. Fue muy especial cómo se dio todo", cuenta Suárez, quien llegó como líder pero con otros tres surfistas amenazando su ilusión.
Felipe, que ganó tres de las seis etapas, necesitaba salir adelante de todos y por eso se sintió campeón en semifinales cuando el experimentado Marcelo Rodríguez no pudo avanzar. Por las dudas, también ganó la final. "La noche anterior no pude dormir. Estaba muy nervioso porque era la primera vez que peleaba un título en Open. Encima en esta fecha se privilegian las olas grandes y todos la rompen. Pero sabía que mi principal enemigo era yo, que si estaba tranquilo y surfeaba bien podía ganar…", explica.
Hay que agregarle la dificultad: que Felipe tuvo que ganarles a quienes de más chico fueron sus ídolos. "No es fácil. En años anteriores me pesaba. Si hasta perdí tres finales. Una, faltando cinco segundos. Pero en aquel torneo hice un click, me di cuenta de que podía pese a esa derrota agónica… Y esta vez se me dio, lo que me da un plus enorme de motivación para lo que viene", compara quien no cree que el título de campeón más joven le dure mucho. "El nivel de los más chicos ha crecido mucho y todo se ha adelantado", analiza.
Suárez arrancó a surfear a los 7 por sus tíos Osvaldo y Marcos, pero recién se dedicó a pleno desde los 13, cuando dejó el rugby, su otro deporte, gracias al apoyo de su familia, en especial papá Rodrigo. El salto de calidad lo dio cuando se fue a vivir en 2010 a Bombinhas (Brasil) con la familia Muñiz.
Papá Rubén se convirtió en su entrenador y sus hijos, Alejo (representa a Brasil y está en el World Championship Tour, circuito que reúne a los 34 mejores del mundo) y Santiago (el argentino con más chances de llegar a ese WCT), en sus mentores en el agua. "Ellos tienen un surf que no vemos acá; me ayudan y corrigen siempre. Pero en realidad aprendí tanto de surf como de la vida. Es una familia especial que te hace valorar todo y darte cuenta de que para llegar tenés que esforzarte cada día. El talento es sólo el 1% de todo", elogia.
Felipe logró un sueño, pero ya va por otro. "El más grande es llegar al WCT, como lo hizo Alejo y seguramente lo logrará Santi. Pero voy paso a paso, ahora con metas cortas, como correr todos los torneos QS (los que se clasifican al WCT) y tratar de meterme entre los 100 del ránking (NdeR: hoy está 461). Sería algo gigante. Pero por eso no hay descanso: la semana que viene me voy a California a entrenarme y a probar tablas nuevas. Luego disputo un torneo importante. En agosto tengo el Mundial ISA y después me iré a Europa a correr las etapas de ese continente", cuenta.
A seguir soñando, pibe...