"El que mató a mi hermano es también un hermano mío y si algún día tuviera la oportunidad de saber quién es, lo estrecharía en un abrazo y lo perdonaría". Las palabras pertenecen a Hernán Prado, hermano de Sebastián, de 36 años, el joven médico papá de dos niños asesinado el pasado viernes.
Más de dos mil velas brillaron en la noche mendocina alumbrando un respetuoso silencio, a veces quebrado por las preguntas de los periodistas, las sirenas de las ambulancias que de modo simbólico representaron a los colegas de la víctima y de algún que otro asistente a la congregación en el tradicional kilómetro cero de la ciudad.
El familiar de la víctima fue el vocero de la convocatoria que reunió a todos aquellos que quisieron recordar a Sebastián, acompañar a su familia y a pedir justicia para que este crimen no quede impune.
Con la voz temblorosa, firme y con admirables muestras de un razonamiento poco esperable para su situación, Hernán Prado transmitió palabras que se escapaban de los habituales pedidos de mano dura y pena de muerte luego de que ocurren este tipo de hechos lamentables para la sociedad.
"Siempre un piensa que no le va a tocar, como en los accidentes de tránsito y se lamenta cuando vive la noticia. Ahora, que me ha tocado de cerca, me ha llevado a replantear cuál es mi tarea en esta sociedad y en este mundo", dijo Hernán bajo la atenta mirada de sus padres, quienes con muda dignidad acudieron a la marcha por la memoria de su hijo.
Respecto al perdón para el, hasta anoche, no confirmado autor del hecho, Hernán declamó: "Yo soy católico, creo en Jesucristo y si Dios nos perdona día a día y nos da la oportunidad de reiniciarnos en la confesión, por qué no vamos a perdonar a los semejantes. Es lo mismo que les transmitiré a mis sobrinos. Ellos van a saber perdonar, porque si yo transmito odio no sirve".
Por último aseguró que no hay que estigmatizar a la gente de la villa miseria, donde señalan los dedos acusadores, sino darles contención para que los niños que allí nazcan tengan otro destino.
"Hablo desde el sentimiento. Cuando hay una familia de riesgo es ahí donde tienen que actuar los políticos. Ubicando a los chicos en familias de bien, para darles una educación de amor. Hay muchos que podemos dar eso y no se nos aprovecha. Si tuviera la oportunidad de llevarme a un chico que vive en esas situaciones y el gobierno me diera un subsidio para darle de comer, el resto quedaría en nuestras manos. Hay que comprometerse a cambiar la sociedad", dijo optimista agregando: "La vida de mi hermano servirá para que la gente cambie y esto se logra con profunda fe".
Rezos por Sebastián
La convocatoria, convertida en marcha, tuvo dos destinos: primero con un nutrido grupo que se dirigió a la la Iglesia San Nicolás, sobre peatonal, donde el silencio fue más contundente y posteriormente uno más pequeño que se dirigió a la Legislatura donde registraron incidentes aislados.
Marcelo Escalona, cuñado de la víctima y quien condujera el auto al hospital a Sebastián momentos después de que recibiera tres impactos de bala, contó sus sentimientos: "Me da mucha impotencia y dolor ver a mi suegro y a mi esposa, así. Era una persona excelente estaba al servicio de toda la gente. Yo le decía que el salvaba vidas de delincuentes y muere en manos de uno de ellos. Creo que es el destino".
A la marcha también asistió Osvaldo Quiroga, papá de Matías el joven asesinado el año pasado. Quiroga, conmovido afirmó que esta situación ocurrida con Prado es "más de lo mismo" ya que "lo que se ha hecho en materia de seguridad es insuficiente".
Además aseguró que: "Lo que se hace no sirve. Los garantistas nos matan y nos ejecutan la pena de muerte que ya está instaurada y que la aplican ellos", opinó haciendo referencia a quienes han quitado la vida por medios violentos.
"La mano dura es la que aplican ellos, aunque todos salten cuando se habla de este tema. Si estas ratas siguen con derechos, esto va a seguir así", dijo.