Conjeturas sobre la gobernabilidad

Los días posteriores a la primera vuelta el conflicto con el kirchnerismo hizo perder a Scioli la ventaja relativa que parecía tener en términos de poder garantizar mayor gobernabilidad que Macri.

Conjeturas sobre la gobernabilidad

Por Rosendo Fraga - Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría. Especial para Los Andes

La conjetura, aunque puede ser un instrumento peligroso en política, resulta imprescindible para imaginar el futuro.
En el escenario probable de que Macri llega a la Presidencia, será el segundo ingeniero que ocupa este cargo.

El otro fue el general Agustín P. Justo, que era ingeniero civil recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien ejerció un mandato constitucional entre 1932 y 1938.

Justo llevó adelante el mayor plan de obras públicas realizado hasta entonces. De su gestión derivan las dos diagonales que surcan el centro de Buenos Aires y el Obelisco, inaugurado durante su gestión al cumplirse los cuatrocientos años de la primera fundación de Buenos Aires.

También construyó la Avenida General Paz, la primera autopista de Argentina, creó los parques nacionales y con un impuesto a la nafta, desarrolló la mayor red carretera construida hasta entonces.

Esta analogía de Macri con Justo es muy clara, ya que el primero seguramente tratará de hacer a nivel nacional lo que hizo en la ciudad de Buenos Aires en sus ocho años de gestión, de la cual el Metrobus es la obra percibida como la más relevante.

Pero Justo además, construyó una coalición política exitosa, integrada por tres partidos: el ala antipersonalista del radicalismo a la que él pertenecía, el conservadorismo y el sector pragmático del socialismo. Estas tres fuerzas gestaron la coalición que le permitió tener el apoyo del Congreso y de ellas extrajo sus ministros.

Se llamaba la Concordancia y fue la última coalición política exitosa que gobernó la Argentina.

Es así como el primer ingeniero presidente es el anticipo de lo que seguramente Macri hará como presidente, pero también su gestión política

En el caso improbable de que Scioli sea el próximo presidente, la campaña electoral de Scioli ya anticipa el problema político central que tendrá en caso de ganar: sus problemas de gobernabilidad derivados del conflicto con el kirchnerismo.

Muchos pensaron que, una vez nominado como candidato, el peronismo se encolumnaría detrás de Scioli y el kirchnerismo se vería desplazado, pero no fue así. Después se conjeturó que, una vez consagrado en las PA SO, la Presidenta se vería obligada a dejar la centralidad política a su favor, pero tampoco fue así. Por último, se especuló que si había segunda vuelta, el oficialismo se encolumnaría detrás de él para intentar retener el poder: esto tampoco sucedió.

El 27 de octubre en el Senado y el 4 de noviembre en Diputados la Presidenta mostró que, incluso en las semanas finales de su gobierno, sigue teniendo poder suficiente para alinear el Congreso y sancionar proyectos que limiten el poder de su sucesor.

Si Scioli es presidente, su principal problema será lidiar con un Congreso donde el kirchnerismo mantendrá poder y una administración en la cual quedan resortes de poder importantes en manos de agrupaciones como La Cámpora.

Ya el candidato del FPV anticipó que modificará el gabinete que anunció inicialmente, habló con Massa y dijo que sostendrá muchas de sus propuestas. De acuerdo a ello, si Scioli llegara a la Presidencia, posiblemente lo veríamos tejiendo alianzas con el peronismo anti-kirchnerista y aun con sectores de Cambiemos para neutralizar el poder y la influencia remanente del kirchnerismo.

Pero Carlos Zannini, desde la Vicepresidencia y la Presidencia del Senado, seguramente sería un punto de fricción importante.

Es que en los días posteriores a la primera vuelta el conflicto con el kirchnerismo hizo perder a Scioli la ventaja relativa que parecía tener en términos de poder garantizar mayor gobernabilidad que Macri.

Reconstruir esa gobernabilidad será su tarea principal si llega a la Presidencia y ello posiblemente lo llevaría a mayores conflictos con Cristina y sus partidarios.

En lo inmediato, una semana es mucho tiempo en política en términos electorales, pero si Daniel Scioli no logra resolver la crisis que afecta al oficialismo, no tiene posibilidad de aprovechar la oportunidad que ello significa.

Tiene que lograr que 13 puntos que en la primera vuelta votaron por candidatos opositores, opten por él en lugar de Macri. Pero si Aníbal Fernández sigue haciendo declaraciones en los días claves de la campaña y la Presidente suspende su viaje a Turquía para participar en la Cumbre del G20 junto con los principales líderes del mundo (se realiza entre el 15 y 16 de noviembre) para participar en la última semana de la campaña electoral, y además Kicillof ataca duramente a Massa, cuyos votos Scioli necesita captar, no es posible que la estrategia electoral de Scioli para captar votos que el 25 de octubre fueron a la oposición tenga éxito.

Esta situación le ha hecho perder al candidato oficialista una ventaja relativa que tenía: que si ganaba, tendría la gobernabilidad dada su pertenencia al peronismo, algo que a su rival le sería más difícil alcanzar.

Los líderes políticos cambian de ideología de acuerdo a conveniencias, necesidades y circunstancias. Scioli siempre mostró firmeza para resistir presiones y diferenciarse, pero nunca decisión para confrontar: en el momento decisivo de su carrera política, ha actuado en consecuencia.

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