Mientras la economía argentina no parece encontrar una salida clara de una recesión que lleva 18 meses ininterrumpidos, aparecen indicadores confusos, que parecen navegar en dos países distintos. Uno, el de los mercados financieros y especulativos, que parecen eufóricos y otro, en de la economía real, que sigue soportando índices que tiran abajo las expectativas positivas de una salida próxima de la crisis. La realidad es que los datos financieros y bursátiles son actuales y los estadísticos son de meses anteriores.
Los datos que explican la situación de la “micro” siguen aportando indicadores, que aunque sean viejos, son demostrativos de la actualidad de la mayoría de los argentinos y, de alguna manera, explican la retracción que se vive en el mercado. Esta semana hubo para todos los gustos y, en general, malos. Comenzamos por la evolución del PBI en el primer trimestre, que cayó un 0,2% respecto del trimestre anterior y un 5,4% respecto del mismo periodo de 2018.
Esta caída era previsible ya que, como hemos dicho en otras notas, el primer semestre de 2018 fue bastante bueno y luego se sintió la crisis que comenzó abril-mayo de ese año. Dado que la cosecha de granos se hace sentir en el segundo trimestre, los funcionarios están desesperados para que comiencen a llegar números positivos en las comparaciones interanuales a partir de mayo, pero todos los datos fuertes por ahora comprenden hasta el mes de abril. Desde Julio, cuando comiencen a llegar los datos de mayo, las comparaciones interanuales serán positivas y para medir la real evolución habrá que buscar las comparaciones con el mes anterior y no con el año anterior.
Otro dato muy negativo lo marcó el indicador de empleo del primer trimestre de 2019, que registró una suba interanual de 1% en la tasa de desocupación, aunque las tasas de actividad y empleo se mostraron estables. Este es el indicador más preciso del tránsito de la crisis en el primer trimestre, ya que el grueso de la desocupación de centró en los distritos industriales, donde la industria automotriz y su cadena de valor han sido los más perjudicados, pero también la caída es importante en el sector de la construcción y en el comercio.
Otro indicador negativo, pero más actual, fue la evolución de los precios mayoristas durante mayo, que marcaron un índice de 4,9%, muy superior al 3,1% que indicaron los precios minoristas que registra el IPC. Los mayoristas anuncian presión hacia el mes siguiente en los minoristas que, en los últimos meses no se han podido trasladar por la caída de las ventas. El riesgo es que se haga la traslación en la medida que aumente el poder adquisitivo de los salarios. Tampoco fue buena la evolución de los precios dela casta básica total, que terminó registrando 32% de la población debajo de la línea dela pobreza, medida por ingresos.
Los datos actuales positivos
Mientras la mayoría de los números e indicadores de meses anteriores nos muestran una foto del pasado, los indicadores financieros vienen generando sonrisas en los operadores financieros y en los funcionarios del gobierno. Y las razones tienen diversas vertientes que los alimentan. Por un lado el plano internacional, que, a diferencia del año pasado, cuando estaba el riesgo de la suba de las tasas internacionales, hoy presenta un panorama opuesto. En su reunión del miércoles la Reserva Federal dio señales que no aumentará las tasas y que las reducirá en caso de ser necesario.
Esto genera un reflujo de las inversiones internacionales que favorece a los países emergentes y esto hace que caiga el dólar en el mundo y se revalúen las monedas nacionales, algo muy notorio en la región. También se refleja en la suba de los precios de algunas materias primas, influenciada también por problemas en las cosechas de EE.UU.
Esto se refleja en la suba de precios del maíz, soja y trigo, que tiene coletazos sobre nuestros precios internos.
El encarrilamiento del tema político interno, con fórmulas casi definidas, generó tranquilidad en los inversores y se recuperaron los precios de los bonos y las acciones argentinas que cotizan en Wall Street. Entre la tranquilidad internacional y las noticias positivas internas, las acciones argentinas han crecido un 45% en los últimos 30 días mientras el riesgo país cayó a su nivel más bajo en los últimos dos años, a 835 puntos básicos. El dólar también se ha mostrado tranquilo y estable, aunque hay esperar a los resultados de las PASO en agosto
Y entre algunos datos positivos de corto plazo surgen algunos del al actividad de la construcción, que estaría mostrando indicadores positivos en mayo y junio. También en el comercio reconocen que las comparaciones interanuales son malas pero que el movimiento de mayo mejoró respecto de abril y estarían mostrando otra leve mejora en junio. Luego habrá que esperar los datos específicos para verificar esta tendencia, pero todo seguirá muy lento. Los anabólicos dispuestos por el gobierno en los planes Ahora 6, Ahora 12 y Ahora 18 así como los subsidios para el sector automotriz pueden ayudar a mejorar a algunos sectores.
Las razones mayores derivan de los elevados niveles de las tasas de interés que, aunque han bajado a nivel de 65%, siguen siendo muy altas en comparación con las expectativas de inflación. Para este año se espera un máximo de 40% pero bajan las expectativas a un 26-28% para 2020. Esto debería generar una mayor baja de las tasas y esto podría permitir ir mejorando las tasas de actividad. Pero los ciudadanos no especialistas sigue llenos de desconfianza a la espera de mayor claridad.
Mientras las estadísticas muestran datos negativos de meses pasados, el presente deja ver reacciones positivas de los mercados.