La Suprema Corte de Justicia de Mendoza tardó bastante pero, por fin, dio por terminado el litigio por los límites entre los departamentos de Luján de Cuyo y Las Heras, al conceder la titularidad de vastas extensiones del pedemonte, especialmente en las áreas de Chacras de Coria, Las Compuertas y Cacheuta, al primero de los municipios.
El Máximo Tribunal otorgó la razón al municipio pegado al río Mendoza y su decisión motivó la crítica del intendente lasherino, Daniel Orozco, quien sostiene que su pueblo ha sido defraudado en lo que considera justas demandas de expansión territorial. En la vereda de enfrente, los funcionarios de Luján de Cuyo están convencidos de la legitimidad de la decisión. El pleito tenía alrededor de 30 años, pero comenzó a incentivarse y radicalizarse al promediar la década del '90, cuando ex directores de Catastro de la Provincia comenzaron a permitir que determinados fraccionamientos se inscribieran en Las Heras. A partir de entonces comenzó una disputa que fue acumulando fojas en expedientes, muchos disgustos, peleas entre vecinos y una completa anarquía en la zona lindera a la ruta provincial 82.
El panorama durante años fue la existencia de parcelas escrituradas en un municipio, pero con servicios autorizados por otro; loteos que según una reglamentación eran ilegales, pero disponían de autorización precaria de la otra parte; carencia de servicios (agua y gas y deficiente recolección de basura) porque, como mandaba el conflicto, nadie se hacía cargo. Además, había cartelería sobre el camino que en un tramo anunciaba que el visitante estaba en Luján y a los pocos metros indicaba la pertenencia a Las Heras. Todo en el marco de una urbanización descontrolada de una de las zonas ambientalmente más vulnerables de Mendoza y a su vez de gran valor turístico por los distintos escenarios del entorno: la proximidad al principal cauce de agua de la zona Norte, la disponibilidad de una vía de comunicación que pronto llegará hasta el perilago del dique Potrerillos, el crecimiento inmobiliario y la radicación de cabañas, negocios de comidas y otras prestaciones.
Es evidente que en muchas ocasiones y en todo este tiempo, el entredicho estuvo empantanado y no hubo más remedio que recurrir a la Suprema Corte y que ésta resolviera.
Luján de Cuyo valora que la decisión fue tomada por unanimidad, ya que los siete magistrados se pronunciaron a favor de los intereses de la gestión que encabeza Omar De Marchi. Las Heras había afianzado su pretensión en dicho espacio habilitando una delegación, muy cerca de la de Luján, y creando un distrito al que llamó Sierras de Encalada. Queda pendiente la interposición, por parte de la comuna norteña, de un recurso extraordinario federal.
Pensamos que transcurrió mucho tiempo sin una decisión; ya en 2006 parecía que era posible un pronunciamiento.
Ahora, definidos los litigios entre Las Heras, Luján y Godoy Cruz, y según el mandato del tribunal, el departamento ganador en la contienda deberá aplicar una serie de parámetros ambientales y políticos que pongan al pedemonte en un franco proceso de ordenamiento, teniendo como eje frenar el avance de la urbanización descontrolada existente.
Distinto hubiera sido, si una década atrás -por poner un lapso al azar- se hubiera apelado al consenso entre los dos municipios, anteponiendo las necesidades y prioridades de las familias que eligieron vivir en esa parte del territorio. Inclusive se podrían haber arrimado soluciones durante las extensas discusiones celebradas por el ordenamiento territorial.
